ELGUEA, Javier, Las teorías del desarrollo social en América Latina. Una reconstrucción racional, México, El Colegio de México, 1989, 121 pp.

Javier Elguea señala que el presente libro es un esfuerzo para llenar el vacío conceptual en la teoría del desarrollo con la aportación de una evaluación filosófica e histórica de la rivalidad entre las diversas orientaciones teóricas del desarrollo.

Desde la civilización griega se discutía acerca del progreso, desarrollo y evolución. En los siglos XIX y XX se puede observar en las teorías del progreso la estrecha relación entre progreso o evolución social y crecimiento económico y desarrollo.

A principios del siglo XX aumentó el interés por el crecimiento y desarrollo nacionales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los científicos sociales se dedicaron con mucho ahínco al estudio y análisis del progreso de desarrollo nacional, teniendo como resultado la creación de un nuevo campo de estudio: el de las teorías del desarrollo de las sociedades.

En las últimas tres décadas el debate se ha centrado en la definición del desarrollo nacional y en el significado de país "desarrollado" o "subdesarrollado".

Los siguientes son dos de los marcos conceptuales en el campo: la teoría de la modernización y la de la dependencia.

El libro está dividido en cuatro capítulos: I. Filosofía de la ciencia y desarrollo del conocimiento; II. Revoluciones científicas y teorías del desarrollo social; III. Progreso y degeneración en las teorías del desarrollo social, y IV. El progreso del conocimiento y el futuro de las teorías del desarrollo: algunas conclusiones.

En el capítulo primero el autor hace unos comentarios en torno al positivismo lógico. Relata brevemente los antecedentes del debate sobre el progreso científico y el desarrollo del conocimiento.

El positivismo lógico y las definiciones operacionales tuvieron un gran impacto en la investigación y metodología de las ciencias sociales.

En los años treinta, Karl R. Popper propone un modelo cuya característica principal es su enfoque crítico. Contra el modelo de desarrollo del conocimiento de Popper se han manejado fuertes críticas, como las de Kuhn y la de Lakatos.

La "nueva" filosofía de la ciencia presenta dos vertientes fundamentales: la de los relativistas y la de los racionalistas. Elguea señala que el punto en el que tal vez concuerdan todos los integrantes de la nueva filosofía de la ciencia es el relativo a las consideraciones históricas y a las relaciones entre el conocimiento actual y su pasado. Además, esta nueva filosofía de la ciencia empieza a ser aplicada en el estudio del desarrollo de las sociedades.

En el capítulo segundo, sobre las "Revoluciones científicas y las teorías del desarrollo social", Elguea expone el modelo de Kuhn, quien estima que la historia de la ciencia se caracteriza por lapsos largos y estables de trabajo científico conocidos como periodo de "ciencia normal", pero llega un momento en que se ve interrumpido por episodios extraordinarios, con lo que se pasa de una teoría a otra sin que exista conexión alguna entre ambas. A estos episodios se les considera como periodos de "revolución científica".

Para Kuhn, la palabra paradigma significa, a muy grandes rasgos, un logro (es decir, una visión nueva para la resolución de un problema) o una serie de valores compartidos y aceptados entre todos los científicos.

El enfoque de Kuhn del cambio científico ha tenido una gran aplicación en las ciencias sociales, por lo que la noción de paradigma ha sido aplicada a las teorías del desarrollo. Sin embargo, señala Elguea, ninguno de estos esfuerzos ha producido resultados satisfactorios.

Además, Kuhn distingue entre ciencias maduras e inmaduras, quedando las ciencias sociales en el segundo caso.

De la labor desempeñada por los principales investigadores en el campo de la teoría del desarrollo social en América Latina, Elguea observa que "todo parece indicar que no se trata de casos de cambio de paradigma o de revoluciones científicas. Por el contrario, parecen ser casos que ponen de manifiesto un proceso de discernimiento y comparación racional" (p. 41).

En el capítulo tercero, sobre el "Progreso y degeneración en las teorías del desarrollo social", el autor analiza la evolución de las teo- rías del desarrollo con base en La metodología de los programas de investigación científica de Imre Lakatos.

Para Lakatos, nos dice Elguea, la historia de la ciencia es la historia de programas de investigación en competencia; el mejor es aquel que prevalezca sobre los demás. De acuerdo con esta metodología, un programa será progresivo si reúne ciertos requisitos, tales como : a) alguna parte del exceso de contenido empírico se llega a demostrar; b) cada una de las nuevas teorías permite el descubrimiento de un hecho nuevo, y c) que los dos anteriores se cumplan. En caso contrario, se trata de un programa degenerativo.

La tesis sostenida por Elguea es que "la rivalidad conceptual en el análisis del desarrollo ha existido no entre teorías o entre paradigmas en competencia, sino entre programas de investigación en competencia." (p. 43). Un programa de investigación consta de ciertos principios heurísticos o reglas metodológicas. Hay principios que señalan los caminos de investigación que deben evitarse (heurística negativa) y otros, cuáles son los caminos que habrán de seguirse (heurística positiva). La heurística negativa especifica el núcleo fijo o parte esencial del programa. Esta parte ha sido aceptada por una decisión racional de sus integrantes, y no se puede objetar sin que peligre la existencia del programa de investigación. La heurística positiva determina el cinturón protector compuesto por hipótesis y teorías que se modifican y se amplían con el propósito de ampliar el programa y proteger el núcleo fijo de la refutación.

El programa de investigación de la modernización. En las últimas tres décadas, los estudios sobre el desarrollo nacional se han presentado dentro del marco de un modelo general denominado teoría de la modernización.

Las dos proposiciones esenciales del núcleo fijo de este programa son:

1) El desarrollo se conceptúa como una sucesión de etapas: una primera etapa "tradicional" primitiva y una siguiente, donde la sociedad se considera "moderna" y evolucionada.

2) El desarrollo se presenta gracias a la difusión en las áreas tradicionales o "subdesarrolladas" de los patrones culturales, actitudes, capital, tecnología, etcétera, de las áreas modernas o "desarrolladas".

El programa de investigación rival: la dependencia. Elguea señala, de acuerdo con Blaug, los requisitos para que desaparezca un programa de investigación científica: 1º la aparición continua de refutaciones; 2º una proliferación abrumadora de ajustes ad hoc diseñados para salvar dichas refutaciones, y 3º un programa rival capaz de explicar la misma evidencia a partir de un marco teórico distinto pero con un poder equivalente.

De esta manera, el programa de investigación de la dependencia responde al fracaso teórico y empírico de la modernización.

Algunos autores consideran que el origen de la teoría de la dependencia se encuentra en las teorías marxistas. Otro antecedente importante son las teorías de la CEPAL sobre el intercambio desigual entre los países.

Dos de las proposiciones más representativas del núcleo del programa de la dependencia son: A) la noción de "dependencia", es decir, el desarrollo y el subdesarrollo no son procesos independien-tes, sino dos aspectos del mismo proceso; B) la noción de un solo sistema mundial como elemento indispensable para comprender el desarrollo y el subdesarrollo, y la estratificación de este sistema en centro y periferia.

El cinturón protector de la teoría de la dependencia se amplió en los años setenta, en tres direcciones teóricas diferentes: el desarrollo del subdesarrollo; la dependencia y el desarrollo asociado, y la nueva dependencia.

De los argumentos en contra del programa de la dependencia destacan los que señalan su falta de unidad teórica y la ausencia de corroboración empírica.

Los programas emergentes: modernización, dependencia, el corporativismo y el autoritarismo burocrático. En la década de los setenta, tanto el programa de investigación de la modernización, así como el programa de la dependencia atravesaron por un proceso con tendencia degenerativa. Sin embargo, considera Elguea, ha habido un resurgimiento de la modernización por lo menos en dos sentidos: a) intentos para penetrar el terreno contrario y aprovechar los hallazgos del programa de investigación de la dependencia, tales como las nociones de "dependencia" y "sistema mundial global", y b) una de las ramas del cinturón protector de la modernización se ha dedicado últimamente a los "procesos de convergencia", es decir, los países industrializados avanzan desde diferentes posiciones hacia un punto común.

Elguea señala que este punto común se basa en una estructura social moderna que se desarrollará

Algo similar sucedió con el programa de investigación de la dependencia representado en el trabajo de Furtado (1982), cuando equiparó la dependencia en el bloque socialista con la dependencia en el mundo capitalista. Asimismo, explicó la inutilidad de oponerse a la unificación del mundo a la que están conduciendo los patrones y normas de vida modernos y la tecnología en los países industrializados.

Al mismo tiempo, han surgido en las décadas de los setenta y los ochenta nuevas alternativas teóricas en un intento por explicar aquellos fenómenos que ni la modernización ni la dependencia han podido esclarecer. Se trata de el corporativismo y el autoritarismo burocrático que han surgido como programas emergentes.

En el último capítulo, "El progreso del conocimiento y el futuro de la teoría del desarrollo: algunas conclusiones", Elguea establece que "Como el mismo Kuhn lo expresa, es ilegítimo el uso de su modelo de las revoluciones científicas como un criterio normativo para las ciencias sociales" (p. 104). De ahí que proponga el modelo de Lakatos, quien percibe la historia de la ciencia como una sucesión de programas de investigación en competencia.

Concluye el autor considerando haber proporcionado evidencia sobre la existencia de programas de investigación en competencia que satisfacen las exigencias de un "cambio progresivo de la problemática". La aplicación de esta metodología le permitió: a) dar cuenta de la comparabilidad de los distintos programas de investigación; b) apor- tar evidencia sobre la racionalidad del proceso de evaluación teórica y de la elección entre programas en competencia, y c) mostrar que el progreso y el crecimiento continuo son procesos que ocurren en la teoría del desarrollo.

En la actualidad existe una tolerancia teórica y metodológica que permite la discusión y la evolución racional de este campo, a diferencia del dogmatismo y el extremismo de los debates sobre problemas de desarrollo en América Latina en las décadas anteriores.

De esta manera, la historia interna de las teorías del desarrollo se presenta como una sucesión de programas en competencia y no como la eliminación sucesiva de paradigmas.

Finaliza el autor estableciendo que para el futuro próximo los nuevos retos teóricos que enfrentarán las teorías del desarrollo en América Latina provienen de cuatro direcciones: 1. el "problema de la deuda"; 2. la democratización de los sistemas políticos; 3. la violencia internacional y doméstica; 4. el papel de la hegemonía estadounidense.

Este libro es muy sugerente debido al método propuesto por el maestro Elguea para abordar las teorías del desarrollo en América Latina.

Considero que se trata de una obra muy importante para los científicos sociales, para los filósofos de la ciencia, así como para aquellas personas interesadas en la cuestión del desarrollo social de la región, ya que, como el mismo autor concluye, nos encontramos frente a muchos retos por resolver.

Gabriela SÁNCHEZ LUNA