GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo y CADENA ROA, Jorge (coords.), Primer informe sobre la democracia: México, 1988, 2ª ed., México, Siglo XXI Editores, 1989, 327 pp.

Con la perspectiva que da el triunfo sobre la importancia de 1988 en la transición democrática, resulta interesante revisar el análisis de miembros del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Humanidades de la UNAM, sobre ese año.

Es un compendio de artículos, que comienza con el de Pablo González Casanova, titulado "Pensar en la democracia". En él señala que en México este tema se ha convertido en objetivo de la inmensa mayoría que se ocupa de política; a continuación aborda las precisiones que deben hacerse en relación con el tema para diferenciar los distintos conceptos de democracia que tienen diferentes grupos, y en particular el proyecto de transnacionalización e integración de Estados Unidos sobre México.

Para ello es necesario saber qué es lo que propone cada grupo como solución concreta a la cuestión de la democratización, y quiénes sostienen los proyectos de una democracia del pueblo mexicano o de una democracia transnacionalizadora. Porque es con base en lo anterior que pueden apreciarse los objetivos distintos, aunque se coincida aparentemente en la demanda democrática, ya que no es la misma democracia de la que habla el PAN al tratar el fraude electoral, que trata de un modelo más privatizador y desnacionalizador, que la referida a un proyecto social. De igual manera, la crítica a la corrupción, al centralismo y a todas las políticas, se diferencian según se quiera beneficiar a oligarquías o a clases populares, a pesar de que coincidan en la demanda democrática, que en realidad no es una, sino varias concepciones de demanda democrática. Confundirlas representa el peligro de imprecisión conceptual, de graves efectos en la práctica. Es por eso que no se debe hablar en abstracto de la democracia (que engloba luchas progresistas y reaccionarias), sin aprender a diferenciar.

La lucha por la democracia en México debe ser en dos planos: en forma irrenunciable por los derechos humanos, y contra un régimen autoritario que combina la represión con la persuasión, la negociación y la representación. La lucha progresista por los derechos humanos incluye el derecho al trabajo, al pan, a la vivienda, a los servicios de salud, y es contra las autoridades y sus políticas económicas por un lado, y por otro se encuentran concentradas en el campo contra gente de caciques en connivencia con las autoridades y el ejército, lo que significa la privatización de los cuerpos represivos. Por lo anterior, se requiere una nueva cultura de la negociación, que incluya la de la defensa popular frente a las condiciones críticas de la agresión generalizada y a la represión.

La defensa de los derechos individuales estará ligada a la defensa de los derechos del pueblo y a la de los derechos colectivos contra el proyecto de transnacionalización asociada de Estados Unidos y la crisis de la negociación social y de la representación política son elementos del régimen autoritario contra los que hay que luchar para la democracia.

A continuación elabora un marco sobre las perspectivas de los grupos en las elecciones de julio de 1988. En medio de las dificultades hay un proceso de ampliación democrática innegable que va de no hacer política a hacerla, de hacer política parlamentaria y de denuncia en vez de sólo hacer política por el poder.

"La democracia, o el gobierno del pueblo por el pueblo se ha convertido en un mito-motor del país frente a las clases dominantes claudicantes y frente al imperio." Y se plantean las opciones de la falsa democracia transnacional asociada, sin soberanía, o la democracia del pueblo mexicano; y el de la lucha por la democracia en abstracto y la lucha por la democracia que se extienda a la lucha de clases.

Adolfo Aguilar Zinser trata los dos casos de la democracia. En todas las luchas sociales ha sido necesario limitar y contener la actuación de los extranjeros en el país, particularmente en lo que se refiere a las relaciones de México con los Estados Unidos, que se presenta como un dilema: los mexicanos en la construcción de la democracia encontramos un sitio digno para nuestro país en el mundo y acomodamos los intereses extranjeros en un lugar que nos sea ventajoso, o serán las fuerzas externas las que nos asignen una forma de democracia que permita a los extranjeros aprovecharse de nuestro país, integrar México a los Estados Unidos, y así embonarlo a la economía mundial.

Para los Estados Unidos existe el temor de que el autoritarismo político mexicano sea incapaz de mantener el orden y la estabilidad, lo cual complicaría el rompimiento con los compromisos financieros y económicos de la deuda externa (y ahora se puede agregar el TLC), por lo que buscan promover más democracia, pero no para una mayor soberanía mexicana, misma que podría afectar la seguridad nacional de aquel país en su frontera común. Es por ello que las fórmulas democráticas que le recetan no buscan un modelo político ideal, sino la obstrucción del modelo político sustentado en el nacionalismo, que viene del monopolio político priísta.

Ha sido una falsa disyuntiva tener que optar entre la democracia y la soberanía, como si fueren incompatibles, o entre soberanía y desarrollo (como después aconteció con el TLC); para ello los Estados Unidos ha presionado en la negociación para la deuda (y otra vez, agrega el comentarista, la posterior negociación del TLC), como la politización de las relaciones económicas y financieras entre ambos países. Así, nuestro vecino del norte señala requisitos políticos para la democratización política: la renuncia al poder de expropiación, apertura a la inversión extranjera, la privatización y la apertura comercial (con un claro valor premonitorio de lo que pasó en los años siguientes con el TLC), con el propósito de revertir el papel económico del Estado y la nación, en un ultimátum político, más que una negociación económica. (Todo esto se corrobora tiempo después, cuando el TLC logra imponer las condiciones antes descritas, y sin embargo mantiene la falta de democracia, por lo que se describe que el concepto de democracia, de los Estados Unidos, era simplemente un cambio a su favor, que limitó al gobierno y su nacionalismo, pero no atendió la voluntad del pueblo pobre mayoritario.)

Para los Estados Unidos seis son los asuntos importantes: el presidencialismo, el fraude electoral, el centralismo, el déficit fiscal, la corrupción y la política en centroamérica, por su papel en relación con la seguridad nacional y en general de su interés nacional, más que el de promover la democratización del país, que no les conviene cuando puede significar el nacionalismo y la independencia, y la soberanía popular de las mayorías pobres.

Se prevé que Estados Unidos respaldará al sistema político en su acercamiento a sí, y que corresponde a las fuerzas políticas independientes promover la verdadera democracia.

Sergio de la Peña trata la política económica de la crisis. Su análisis parte de la década "pérdida" de los ochenta, el estado de emergencia de la sucesión presidencial de 82 y la continuación hasta 88.

La búsqueda de una nueva etapa de desarrollo capitalista dentro de un modelo externo y no local, ha representado un alto costo social, confundiendo medios con fines, como en el caso de la prioridad de pagar la deuda externa a toda costa, la opción de exportar ignorando el sector interno, el sacrificio salarial, la reducción del gasto público y el recorte del aparato estatal, la contracción de la actividad económica para reducir importaciones y abatir la inflación, en vez de una política económica para el desarrollo.

La política de liberación y exportación son inoportunas y no tienen sentido, ya que la economía interna no las puede soportar por el insuficiente grado de avance y estructuración de la base productiva (lo cual se confirmaría dramáticamente en los años siguientes con el déficit comercial más grande de la historia).

Miguel Concha trata las violaciones a los derechos humanos individuales, al derecho a la vida, a la libertad personal, a la integridad física (tortura) y relata casos concretos que avalan la realidad de sus estadísticas muy precisas, abundantes y completas.

Indudablemente que esta labor de Miguel Concha fue factor importante, junto con el de otros luchadores sociales, para el establecimiento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, al exponer tan detalladamente una realidad inaceptable, bien conocida por todos, pero nunca planteada en su verdadera importancia social. El artículo es un compendio obligado sobre el México de los ochenta.

La población campesina es el sector más golpeado, y los responsables directos

José Woldenberg analiza la negociación político-social en México. Se refiere particularmente a las organizaciones corporativas de trabajadores, que si bien fueron duramente tratadas en ese sexenio, han seguido estrechamente ligadas al gobierno (lo que sigue pasando en 1993, en que se niegan amparos respecto a la fijación del salario mínimo, y los jerarcas sindicales coinciden con el jefe del Ejecutivo en diversas reuniones como si nada ocurriera, dejando a los trabajadores en una posición similar a la de los árboles muertos, que sin embargo siguen siendo sostén del sistema político). La disciplina priísta y las canonjías de los líderes han bastado para mantener su lealtad a cada régimen, en lugar de los peligros de una ruptura (que inexplicablemente no se lleva a cabo en condiciones de políticas públicas acumuladas que deterioran constantemente la capacidad adquisitiva del trabajador, el nivel de empleo, y la función de los sindicatos y las huelgas). Así, el Pacto de Solidaridad Económica que fija elevados niveles de precios y reducidos niveles de salario, es típico de una negociación adversa a los intereses obreros. Pero el gobierno que parecía querer deshacerse del sindicalismo oficial tuvo que reconciliarse con él para mantener el poder del Estado.

Probablemente sea necesario confirmar desde 1993 que la negociación político-social que existía a un bajo nivel y siempre bajo la dominación presidencial, se ha ido perdiendo cada vez más, como lo muestra la negociación del TLC, en que ni siquiera intervinieron los capitalistas, pues fue manejada exclusivamente por un grupo pequeño del gobierno. Pero ni los obreros ni los campesinos ni las clases medias tienen ahora un mecanismo de negociación, por lo que el autoritarismo político de la antidemocracia tiene también el propósito de mantener el autoritarismo económico. Sólo podría hablarse del desarrollo inicial de una negociación económica del capitalismo local con el gobierno, pero sin consideraciones políticas y sociales, dirigida por el gobierno; mientras que en la única otra negociación, con el capital de los Estados Unidos, representado por su gobierno aleccionadamente, el gobierno mexicano está en la posición de sometimiento forzoso, tanto en el aspecto político como económico.

En México el problema democrático fundamental son precisamente las deformaciones de falta de orientación de negociación político-social (según el comentarista), que puede comenzar a enfrentarse en la elección de representantes sin fraude, siempre que tal elección sea hecha con base en programas de acción, mismos que implican la combinación de valores sociales para fijar prioridades, a manera de negociación social.

Silvia Gómez Tagle aborda el tema de la crisis, los partidos y las elecciones. Asimismo, analiza al sistema electoral como medio para mantener las relaciones de poder y minorar la crisis económica para que no se convierta en una crisis política generalizada, en la medida que el sistema ha mostrado capacidad de renovación.

No se esperaban cambios espectaculares en los patrones de votación para las elecciones de 1988, aunque se preveía que el contendiente más peligroso sería el frente formado por la Corriente Democrática con Cárdenas a la cabeza.

"El peligro más grave en las próximas elecciones, podría ser el desprestigio del proceso electoral, porque no permite la representación de los conflictos y las fuerzas sociales significativas en el momento actual."

También presenta muy valiosa información estadística de elecciones recientes, que da una clara visión de los antecedentes electorales a 1988.

Por su parte, Jorge Cadena Roa presenta las demandas de la sociedad civil, los partidos políticos y las respuestas del sistema.

Las actividades y sectores sociales más beneficiados por el gobierno han sido los exportadores y en general las actividades capaces de ingresar divisas al país, así como la inversión extranjera; ha quedado relegada la satisfacción de necesidades internas, y el país sufre una sangría debida al pago prioritario de la deuda externa, y a la subvaluación del peso. El gobierno ha impuesto una lógica en la que el mercado restablecerá el equilibrio económico y regulará la producción, la circulación y la distribución. La venta de empresas públicas y la reprivatización han sido medios fundamentales para la reestructuración del sector público.

"Ningún gobierno de la revolución había ignorado tanto las demandas de la sociedad." "...pocas veces las demandas de las más diversas organizaciones populares habían coincidido tanto... contra la política gubernamental". Señala lo inédito de la unión de grupos y fuerzas políticas que participaran en la elección frente al candidato oficial.

Es relevante comentar que la lectura de los análisis de la democracia previos al fenómeno político de las elecciones de 1988, significa repasar las condiciones en que se da un cambio singular. La capacidad de previsión de González Casanova y Aguilar Zinser sorprende por su acierto, lucidez y profundidad, y en general todos los autores permiten apreciar, a posteriori, las fuerzas y tendencias que estaban en acción preparando un nivel crítico para un cambio, que si bien se da en el campo político (desde el voto cardenista de rechazo al sistema), no aparece en el campo económico (donde la sorpresa es la agudización de la política gubernamental de concentración del ingreso, orientada al exterior a costa de la independencia nacional, con la pérdida del salario y defensas corporativas obreras o defensas legales campesinas).

Del contexto de 1988 antes de las elecciones a la fecha (enero 1993), sorprende que se han suscitado muchos hechos y que no han sido suficientes. La autodeterminación del pueblo en la democracia electoral, si bien no ha habido alianza, presenta un campo de lucha intensa, a pesar de ser desigual, pero no se ha dado suficiente lu- cha por la autodeterminación popular de las políticas económicas gubernamentales, que han llevado al Tratado de Libre Comercio y a la imposición de un neoliberalismo, ni tampoco se ha dado una lucha por la autodeterminación popular de la nación mexicana, que se ha asimilado a los Estados Unidos por indicaciones tecnocráticas que han apoyado el monopolio del poder oficial como único medio para imponer los senderos del neoliberalismo y la globalización regional dependiente.

La democracia, según un posible informe de principios de 1993, indica más fracasos que avances, pues frente a los muchos esfuerzos electorales hay insuficientes resultados favorables, mientras que se llevó a un nivel muy superior la tendencia antisocial y antinacional de las políticas de 1988.

Adalberto SALDAÑA HARLOW