El Hoy No Circula. Tercer engomado

Publicado el 29 de abril de 2016

César Nava Escudero*
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
cenavae@unam.mx

Tercer engomado: Poncio Pilatos. Si la expansión urbana y el crecimiento poblacional continúan, si el transporte público no mejora, y si el número y uso de vehículos (particularmente, autos privados) sigue incrementándose, la calidad del aire no será saludable y el riesgo de que se sigan presentando episodios críticos estará latente. Esto se confirmó en marzo de 2016 al presentarse una de esas contingencias que creíamos ya no sucederían en la ZMVM.

En efecto, la mala calidad del aire durante algunos días de la segunda semana de marzo llevó a las autoridades a activar, el día 14 la Fase I del Programa de Contingencias Ambientales Atmosféricas (PCAA). Esto se debió a que los niveles de ozono rebasaron los 180 puntos IMECA, alcanzando ese día una concentración de 203 puntos. Se implementó el HNC restringiendo el martes 15 la circulación a vehículos con holograma de verificación 1, 2 y permisos, con terminación de placa de circulación impar, y vehículos con engomado rosa. Para días subsecuentes, todavía en Fase I, se intensificaron las medidas: restricción de todos los vehículos sin importar el holograma (1, 2, 0 y 00) según el color del engomado o la terminación de placa. Para el miércoles 16 descansaron todos los vehículos con engomado rojo y terminación de placas 3 y 4, y para el jueves 17 todos los de color verde y terminación de placas 1 y 2.

Hacía ya algunos años que las concentraciones por ozono no llegaban a ese nivel, y esto llamó poderosamente la atención de la sociedad y de los medios de comunicación. No sólo no se habían rebasado los 200 puntos IMECA en más de doce años –la última vez fue un 10 de mayo (día de las madres) de 2003 con registro de 204 puntos IMECA–, sino que tampoco se habían rebasado desde 2011 los 180 puntos IMECA, que es cuando se activaba la Fase I del PCAA. De hecho, la última vez que se activó la Fase I por ozono, si bien con un índice de valor distinto al de marzo, fue el 18 de septiembre de 2002 (en temporada de lluvias) con una concentración de 232 puntos IMECA.

A diferencia de otras ocasiones, las reacciones de diversos actores involucrados en la activación de la Fase I, fueron insólitas. Con grescas verbales y deslindes esquivos, se adoptaron posturas y se emitieron declaraciones absurdas –histéricas e infantiles, dirían algunos. En la tragicomedia atmosférica participaron el Jefe de Gobierno de la CDMX, el Gobernador del EdoMex, el Titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y el Coordinador Ejecutivo de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe). A estas se sumó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). En esos días, cada uno se deslindó con palabras o silencios, buscando en algo o en alguien distinto a ellos una explicación del incremento de los niveles de ozono.

Recordemos lo que los medios de comunicación reportaron en esos primeros días de crisis. El Jefe de Gobierno de la CDMX tuvo la ocurrencia de decir que los índices de contaminación eran ajenos a la CDMX, que todo se debía a los vientos que venían de norte a sur, y que los estados de la megalópolis hacían poco para reducir las emisiones de vehículos automotores. Aunque reconoció la contribución de la CDMX a la contaminación y que el problema era de todos, señaló que la CAMe era la que tenía que actuar y enfrentar el problema. Al gobernador del EdoMex le incomodaron tales comentarios y decidió cerrar los basureros mexiquenses para la CDMX. Nadie sabe ni ha sabido cuál es la relación científica entre cerrar basureros y reducir los niveles de ozono. La CAMe, frágil en su interlocución, se refugió en la naturaleza. Su titular explicó que la situación se debió al paso de una tormenta invernal, a los cielos despejados, a la ausencia de viento, y a la alta radiación solar.

En esos días, circuló la versión de que una de las causas de tanto ozono en la atmósfera era el aumento de vehículos por una resolución de la SCJN. En julio de 2015, el Máximo Tribunal había resuelto a favor de que un juez pudiera otorgar una suspensión a quienes cumpliendo las normas de verificación, pudieran obtener un holograma que les permitiera circular todos los días, atendiendo al nivel de contaminantes del automóvil sin importar el año del mismo. En un comunicado de 17 de marzo señaló que su decisión “no tuvo como finalidad ni alcance, permitir indiscriminadamente la circulación de vehículos automotores en el Valle de México”…fue…“en protección del principio de igualdad, como valor primordial en todo Estado de Derecho”. No se imaginaron los ministros que su resolución abriría la puerta, precisamente, para que las autoridades tomaran la decisión errónea de suspender tal regulación, lo que derivó en un aumento del número de vehículos en circulación. La Corte aventó la piedra y escondió la mano.

Cuando los niveles de contaminación ya no representaban mayor problema, apareció en escena el siempre ausente titular de la Semarnat, cuya comunicación ha sido por costumbre austera y tímida. Envió un tweet, el 17 de marzo que decía “continuando trabajo conjunto a favor de habitantes del Valle de México, hoy tendremos reunión de trabajo”. Ese día, se erigió como árbitro en la disputa entre las autoridades del CDMX y del EdoMex. En su calidad de juez y parte (la Semarnat es autoridad involucrada en la crisis atmosférica), frente a cámaras, y estrechando manos con el Jefe de Gobierno de la CDMX y el Gobernador del Edomex, él mismo anunció el levantamiento de la Fase I, la reapertura de los basureros, y la modificación del PCAA. Qué curioso: el PCAA había sido modificado un mes antes, el 5 de febrero de 2016.

Ante la crisis, las autoridades et. al. se lavaron las manos. La aplicación del HNC con la restricción de vehículos un día a la semana laboral por contingencia durante esos pocos días, confirmó su esencia temporal y excepcional, y por lo tanto, correctiva, como ha sido en los últimos años. Pero gracias a la desmemoria, la CAMe, con la anuencia de la Semarnat, la CDMX y el EdoMex, anunció el 30 de marzo que a partir del 5 de abril y hasta el 30 de junio todos los vehículos, sin importar holograma, dejarían de circular un día de la semana laboral, incluyendo los sábados. Otra vez la desmemoria. Una vez más la medida draconiana. Y ahora como justificación, los discursos a la vieja usanza de la propaganda nazi.

NOTAS:
*Obtuvo el grado de doctor (PhD) en The London School of Economics and Political Science en 1998. Su tesis doctoral se publicó en 2001 por la editorial Ashgate, en Inglaterra, bajo el título de Urban environmental governance: comparing air quality management in London and Mexico City.



Formación electrónica: Ignacio Trujillo Guerrero, BJV