Entre el estupor y la rabia

Publicado el 23 de mayo de 2016

Leticia Bonifaz Alfonzo
Directora de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
LBonifaz@mail.scjn.gob.mx

Matatena es una palabra que proviene del náhuatl y que significa piedras en la mano. El juego de la matatena nos hizo felices en competencia de destrezas en la escuela y en nuestras casas. Ahora, matatena se asocia a una atrocidad. Un kínder, espacio pensado para la socialización de los niños y para que a través de juegos aprendan a desarrollar habilidades, se convirtió en el escenario de varias tragedias.

En medio de las muchas noticias que a diario despersonalizan el dolor humano, lo sucedido en el kínder matatena de la Ciudad de México ha generado rabia y estupor. Las narraciones de los valientes padres y madres de los niños que sufrieron abusos nos dejan atónitos.

El presunto responsable ya fue detenido y la procuración de justicia ha comenzado a hacer su trabajo. La sociedad entera seguirá atenta de cada paso en el proceso judicial.

Los niños siempre dicen la verdad, es una premisa de la que siempre se parte. Pero ¿qué pasa cuando el niño enmudece? Cuando ni siquiera tiene palabras para expresar lo que vio, sintió o sufrió. Cuando tiene miedo, está paralizado o en un estado de shock.

Analía Castañer nos explicaba que para que el niño se exprese debe dársele una hoja de papel para que dibuje y mientras más pequeño es el niño, más grande debe ser la hoja.

Julia Borbolla ha narrado sus experiencias con el personaje que fue bautizado como “antenas” y que ha dado confianza a muchos niños para que logren expresar, sin miedo y sin temor a represalias, lo que sienten.

El representante legal de las víctimas del Matatena comentó que en la Procuraduría de Justicia capitalina, se está utilizando al personaje denominado Busty quien, desde junio de 2012, ayuda a los niños “a contar su historia sin sentirse avergonzados como suele suceder en los interrogatorios convencionales”.

Qué bueno que se han ideado herramientas para evitar la revictimización de los niños y qué bueno que ya se utilizó en este caso.

Antes de que salieran a la luz los detalles de los abusos en este kínder y en atención a otros casos, la Suprema Corte presentó, conjuntamente con UNICEF y ODI A.C., un curso en línea de psicología forense que va a permitir la capacitación de los psicólogos que rinden informes o que formulan peritajes que habrán de servir al juez para formar su convicción en casos donde niñas o niños sean víctimas o testigos.

El juez necesita de especialistas que les den elementos para identificar las distintas etapas de desarrollo cognitivo y emocional de los niños y niñas; para valorar su madurez y capacidad de discernimiento; para el manejo de los temores, la ansiedad y el stress del que son presa.

Si los espacios de procuración de justicia son hostiles aún para los adultos, ¿cómo serán percibidos por los infantes? Si el sentimiento de culpa de la víctima aflora en un adulto, imaginémonos lo que experimenta un niño. Si la terminología empleada es ininteligible para la mayoría de la población, ¿qué será para un niño en plena construcción de su vocabulario?

El Presidente de la Corte hablaba, el pasado 2 de mayo, de la necesidad de romper el “adultocentrismo” cuando hay menores de edad involucrados en procesos judiciales.

En un caso distinto al matatena, una mamá intentaba explicarle a su pequeña hija las distintas instancias jurisdiccionales. Cuando el caso llegó a la Corte, le habló de la última instancia y la niña preguntó: ¿ya llegamos con el papá de todos los jueces?

En este y en todos los casos, existe la obligación de garantizar la no repetición y la reparación del daño. Aunque muchos se preguntarán si es posible reparar un daño de esa magnitud que llega a tan temprana edad.

Matatena significa piedras en la mano, pero kínder matatena significa piedras en el corazón.




Formación electrónica: Luis Felipe Herrera M., BJV