Las elecciones por la gubernatura de Tamaulipas en 2016. La respuesta de la ciudadanía a un Estado fallido

Publicado el 30 de agosto de 2016

Alfonso Guillén Vicente
Profesor-investigador en la Universidad Autónoma de Baja California Sur(UABCS),
aguillenvic@gmail.com
Con la colaboración de Susana Duarte López de la licenciatura en Ciencias
Políticas y Administración Pública, UABCS

En enero de 2015, en un artículo publicado en el núm. 25 de esta revista electrónica Hechos y Derechos, que aparece bajo los auspicios del prestigiado Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, nos preguntamos acerca del futuro de aquellas entidades federativas donde el Estado mexicano ha mostrado una “incapacidad crónica para proveer a la población de bienes políticos fundamentales” debido, más bien, a que “intereses ilícitos de actores públicos y delincuentes convencionales se han apoderado de instituciones estratégicas para obstruir y desviar su función formal”.*

Durante una década, pero con más insistencia a partir de 2010, la entidad federativa tamaulipeca ha vivido una pesadilla de violencia, extorsión y secuestro con la extraña sensación de que la autoridad se ha evaporado, ausentado o, en el mejor de los casos, simulado. Y hemos escuchado a prestigiadas y prestigiados periodistas preguntarse acerca de la respuesta de la sociedad, como extrañando las movilizaciones que en otras regiones del país se han dado para exigir paz y atención gubernamental. En nuestra opinión, todo es cuestión de revisar el armamento y la capacidad operativa de los grupos delincuenciales que se mueven en Tamaulipas para juzgar que, en el caso de muchos ciudadanos tampiqueños, victorenses o del Bajo Río Bravo, la prudencia no significa falta de indignación.

Las elecciones para la gubernatura de 2016 han sido la ocasión para mostrar el hartazgo de las y los tamaulipecos con una evidente falla del Estado, revirtiendo todas las tendencias de comicios locales anteriores donde el PRI avasallaba con 20 o 30 puntos de ventaja.

La primera llamada de atención se había producido en las elecciones presidenciales de 2012, cuando la abanderada panista, Josefina Vázquez Mota, se alzó con la victoria en tierras tamaulipecas.

Y si bien la coalición PRI-Verde y sus aliados pudo alzarse con la victoria en algunos distritos locales electorales y en ciertos ayuntamientosimportantes, el cómputo final de la elección de gobernador para el proceso electoral 2015-2016, publicadas por el Instituto Electoral de Tamaulipas, muestran los datos que apuntalan la apabullante derrota del Revolucionario Institucional que, en términos generales, se sitúa en un diferencia de quince puntos respecto al candidato panista, García Cabeza de Vaca, el senador blanquiazul que recibió el beneficio de la indignación ciudadana.

Únicamente los distritos locales 10, 11 y 12, correspondientes a Matamoros, la tierra natal del candidato priísta a la gubernatura, fueron para el tricolor y sus aliados. Los distritos correspondientes a Nuevo Laredo, Reynosa y Río Bravo registraron una clara ventaja para el panismo. En el distrito 5, con cabecera en Reynosa, los blanquiazules doblaron la votación del Revolucionario Institucional (28,565 contra 14,752). Aunque cabe hacer notar que la participación electoral en todos estos distritos anduvo rondando el 50% del padrón electoral.

Sin embargo, fue el sur tamaulipeco quien dio el golpe más contundente. En Ciudad Madero y Tampico (distritos locales electorales 20, 21 y 22) los votos panistas duplicaron los alcanzados por el partido del presidente Peña Nieto, con una alta participación del 57.4%, 63.9% y 58.5% de sufragios sobre la lista nominal, respectivamente.

Otras regiones que registraron notable participación ciudadana y donde también ganó el PAN fueron San Fernando (71.6%); Ciudad Victoria (con el 70.2% y 63.8% en sus dos distritos locales) y Xicotencatl, donde casi el 77% de los ciudadanos empadronados acudieron a las urnas.

Pudiera pensarse que hubo voto dividido o cruzado en aquellos lugares como Tampico, donde triunfó apretadamente la candidata a la presidencia municipal postulada por el Partido Verde, pero eso no demerita el triunfo del panista en la gubernatura.

La respuesta de la ciudadanía tamaulipeca ha sido clara y contundente. Espera que la alternancia pueda resolver un asunto que tiene que ver, ni más ni menos, con la sobrevivencia y el bienestar de las y los tamaulipecos.

Consideramos que una entidad federativa como Tamaulipas no puede intentar construir un camino que la lleve, en un mediano plazo, a garantizar un mínimo de condiciones de supervivencia y desarrollo, para aquéllas y aquéllos que luchan a diario por salir adelante, si el Estado mexicano no se decide a actuar en serio y deja a un lado la simulación. Hay que asumir que no es tan sólo un problema de falta de recursos materiales o de personal calificado para combatir la delincuencia y la inseguridad. Por las ciudadanas y los ciudadanos tamaulipecos no ha quedado. Con sus sufragios del 5 de junio de 2016 han marchado por sus calles para demostrar que Tamaulipas sigue siendo, como señala su himno, Altiva y Heroica.

NOTAS:
*. Flores Pérez, Carlos Antonio, Historias de polvo y sangre. Génesis y evolución del tráfico de drogas en el estado de Tamaulipas, CIESAS, 2013.



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