Productividad y desarrollo económico*

Publicado el 14 de noviembre de 2016

Víctor Manuel Collí Ek
Investigador del Centro de Investigaciones Jurídicas, Universidad Autónoma de Campeche,
www.victorcolliek.com
vimcolli@uacam.mx,

"Uno de cada cinco jóvenes en Latinoamérica ni estudia ni trabaja” es una afirmación que encontramos en el rotativo El País, al relatar alguno de los hallazgos del reciente informe 2017 de la OCDE, denominado “Perspectivas económicas de América Latina”.

Una respuesta a estos resultados es, sin duda, el empoderamiento de los jóvenes como actores económicos, sociales y políticos. ¿Cómo? Fortaleciendo el sistema educativo, ligándolo con la capacitación en el empleo, mayor unión con las redes empresariales, financiamiento, mayor acceso a banda ancha, entre otros. El problema es importante, ya que si algo caracteriza a América Latina es la promesa de su juventud: somos la sociedad más joven en comparativo económico mundial.

Esa realidad hace pensar en la situación de América Latina en general y preguntarnos, frente a la realidad actuante, ¿por qué no hemos crecido?

De acuerdo con el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), se podría sostener que el bajo crecimiento de la región latinoamericana se encuentra principalmente en el lento incremento en la productividad.

Por tal motivo, debe trabajarse en este elemento, especialmente en la de los servicios, porque se considera la forma más efectiva para mejorar el nivel de vida de todos los latinoamericanos.

Lo anterior porque, por un lado, ocupan a la mayor parte de los trabajadores, y por el otro porque la competitividad de los sectores primarios e industriales depende, entre otros servicios, de adecuados transportes y comunicación.

Sobre ello, la historia deja claro que tras la primera revolución industrial, los episodios de rápido aumento de la productividad en los países desarrollados resultaron de revoluciones en los servicios; como ferrocarriles, electricidad, telecomunicaciones e informática. En ese sentido, diría el BID, no hay porqué pensar que en América Latina el crecimiento económico a través de la productividad tenga que venir de los sectores primarios de la industria manufacturera.

Teniendo esto en mente, algunos temas que habrían de replantearse para trabajar en razón del crecimiento económico, vía la productividad, serían los siguientes:

En relación con las empresas, debemos dejar de pensar que “grandes” significa productivas, o que “pequeñas” improductivas. Se avanzaría mucho al replantear la asignación de recursos hacia las empresas productivas, con independencia de su tamaño.

En relación con el comercio internacional, facilitar las importaciones mediante la reducción de aranceles fue la política de los noventa para aumentar la productividad. Ahora debe pensarse en los costos de transporte, debido a que para la mayoría de los países éstos significan uno superior a los costos de comercio; debido a factores como la inadecuada infraestructura física de puertos y aeropuertos, la falta de competencia en los servicios y procedimientos operativos, así como también a sistemas de información ineficientes.

Falta de financiamiento. Entre las empresas pequeñas el acceso al crédito es fundamental para su productividad. La lógica es sencilla: las empresas que sí producen no pueden expandirse, y las menos productivas no adoptan los cambios tecnológicos y las inversiones. De igual manera, esta falta de financiamiento reduce los incentivos para que las empresas informales se acojan a las normas fiscales y laborales. Es necesario el apoyo centrado en las empresas productivas o potencialmente productivas.

Mejorar el régimen impositivo. Lo que implica simplificar su procedimiento y evitar trámites engorrosos que desvían la fuerza de la productividad y fomentan la informalidad. Dice el BID que la complejidad de los sistemas impositivos y la aportación —mínima— de las empresas pequeñas, hicieron generar sistemas simplificados o de exención de obligaciones fiscales. Esto genera un incentivo a no crecer, para evitar tener que entrar en el sistema más formal.

Pensar detenidamente el diseño de las políticas sociales. En la región se han desarrollado tres significativamente: transferencias monetarias no condicionadas, pensiones no contributivas y seguros de salud no contributivos. El problema a reflexionar es que estas políticas no estén cambiando los incentivos a preferir el trabajo no formal sobre el formal, al poner, en muchos casos, la regla de que para acceder a este tipo de incentivos se necesite no tener un trabajo formal, por ejemplo.

Innovación. Donde se deben organizar estos “ecosistemas” que aprovechen los nuevos conocimientos que se van generando para resolver problemas; traducirlos en valor. Pueden ser provistos desde el Estado o desde la sociedad, pero lo importante es que exista un diálogo al que lleguen todos los interesados.

Apoyo a las PYMES. ¿Por qué? Porque constituyen el 90% de las empresas de la región, emplean al 70% de los trabajadores y producen el 30% del PIB. Sin embargo, existen barreras que impiden su crecimiento, como la falta de capacitación, los obstáculos para la adquisición de tecnología, la baja capacitación en innovación, la infraestructura deficiente o la falta de acceso al financiamiento. En ese sentido, las PYMES podrían contar con acceso a diversos fondos, como son los fondos de garantía, de capital semilla o de crédito.

NOTAS:
* Proyecto de investigación: “La Suprema Corte y la defensa de los derechos humanos en el nuevo paradigma jurisprudencial en México. Doctrina constitucional en serio”, financiado por la SEP-PRODEP, del cual el presente es un producto. Agradezco los comentarios hechos, por parte de mis compañeros del Cuerpo Académico: Derechos Humanos y Problemas Constitucionales, UNACAM-CA-55, e igualmente agradezco la participación de Israel Neftalí Naal Zarate, alumno de la licenciatura en Derecho de la UAC. www.victorcolliek.com, vimcolli@uacam.mx.



Formación electrónica: Luis Felipe Herrera M., BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero