Women’sMarchOn Washington: una expresión del ser y existir del feminismo

Publicado el 28 de Febrero de 2017

Verónica Valeria De Dios Mendoza
Pasante en derecho por la Universidad de Guadalajara, activista e
ideóloga feminista y presidenta del colectivo PRODIDEM (Red de
promoción y difusión de los derechos de la mujer).
valeriadediosm@gmail.com

Women’sMarchOn Washington” (Manifestación de mujeres en Washington), producto de una convocatoria expuesta en los medios sociales, fue uno de los acontecimientos más notables con los que se tuvo que enfrentar Donald Trump el primer día de su mandato como presidente de los Estados Unidos.

Esa protesta resulta ser una prueba tangible de la relevancia que posee el movimiento feminista dentro del acontecer social, específicamente dentro de la política, como expresión de la inconformidad ante de la problemática que vive la mujer en lo individual y cotidiano. Carol Hanisch, una de las figuras más relevantes del feminismo radical de los años setenta, menciona al respecto que “lo personal es político”, pues resulta imposible concebir la política, y con ello el destino de una sociedad, sin tener en cuenta los conflictos de las mujeres que viven en ella.

El feminismo como teoría ha permitido cuestionar el modelo político estadounidense propuesto, y con ello sus discursos, por lo que identifica y pone en evidencia aquellos planteamientos que se sustentan en estructuras patriarcales y que, por tanto, atentan en contra de los derechos ya logrados y de aquellos que aún faltan por reconocer y garantizar. Ver la realidad con perspectiva de género ha proporcionado una mirada crítica para identificar el cúmulo de comentarios sexistas por parte de Trump a lo largo de su campaña, así como el restrictivo plan en contra de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres que incluye la prohibición del aborto voluntario y la limitación de métodos anticonceptivos.

Una de las propuestas planteadas al respecto es la “Reforma de Salud para hacer América grande otra vez”, la cual pretende eliminar el financiamiento de 500 millones de dólares anuales a Planned Parenthood, una red nacional de clínicas de salud femenina y planificación familiar que brinda servicios a poblaciones en situación de vulnerabilidad.

Asimismo, se plantea la reversión de la decisión de la Corte Suprema que legalizó en 1973 el procedimiento del aborto “Roe vs Wade”.

En cuanto a los métodos anticonceptivos se busca la misma eliminación de fondos a las clínicas Planned de las cuales dependen en la actualidad más de 4,665,000 de familias para obtener anticonceptivos y dispositivos intrauterinos, aunado a la reducción del financiamiento federal de planes como Title X, los cuales permiten una asistencia sanitaria y planificación familiar a personas de bajos ingresos.

Se pretende, igualmente, la revocación de Obamacare, es decir, de la ley llamada “Affordable Care Act”, la cual implica la cobertura, de alguna forma, del control de natalidad, incluyendo dispositivos intrauterinos, por casi todos los planes de seguro médico.1

Todo ello es reflejo de un machismo latente y normalizado que, sin lugar a dudas, pone de manifiesto la total incompetencia, ignorancia y sobre todo indiferencia del jefe de Estado, en incorporar dentro de la agenda política una visión que permita velar por el bienestar de las mujeres y de la diversidad.

Por su parte la sororidad, al ser uno de los principios fundamentales que propugna el feminismo, ha jugado un papel relevante en la creación de dichas alianzas entre mujeres estadounidenses, con la finalidad de unir fuerzas en pro de su empoderamiento y reconocimiento como personas plenamente sujetas de derechos. La unión dentro del movimiento de mujeres sin distinción de edad, clase social, orientación sexual, e incluso de aquellas inmensas en el mundo de la fama como las cantantes Madonna, MileyCyrus, Cher, Alicia Keys, Katy Perry, las actrices Scarlett Johansson, Emma Watson (Embajadora de la Buena Voluntad de O.N.U en HeforShe), Kristen Stewart, América Ferrera, entre otras, aunado a las 370 marchas hermanas que se llevaron a cabo alrededor del país 2, simbolizan la inserción de una cultura de sororidad, en la cual las mujeres a pesar de sus diferencias logran verse como iguales que pueden aliarse, compartir y, sobretodo, cambiar su realidad.

La misoginia no opera sólo mediante la imposición del hombre sobre la mujer, sino también de manera crucial a nivel institucional, es decir mediante actos u omisiones de los servidores públicos de cualquier orden de gobierno que tengan como fin el obstaculizar el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres. De esta manera el feminismo debe situarse como una apuesta política imprescindible para el desarrollo de una sociedad, siendo crucial el empoderamiento de las mujeres para que éstas puedan reivindicarse y cumplir la función que deseen de forma libre e igualitaria.

NOTAS:
1. Liendo, Olivia. Univisión Noticias. Este es el restrictivo plan de Trump para los derechos reproductivos de las mujeres. [En línea] 2016 de noviembre de 2016. [Citado el: 21 de enero de 2017.] http://www.univision.com/noticias/salud-y-mujer/este-es-el-plan-de-trump-para-los-derechos-reproductivos-de-las-mujeres.
2. Murdock, Sebastian. TheHuffington Post. [En línea] 21 de enero de 2017. [Citado el: 21 de enero de 2017.] http://www.huffingtonpost.com.mx/2017/01/21/las-marchas-hermanas-no-solo-washington-d-c-sintio-el-poder-fe/.




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