La opacidad de la justicia

Publicado el 28 de febrero de 2017

Gustavo Eduardo Castañeda Camacho
Estudiante de la maestría en Derecho, UNAM,
gustavo.castaneda@outlook.com

A lo largo del devenir de la historia de la humanidad, pocas han sido las preguntas que se formulan con invariable continuidad y con la característica de hallarse atendidas por personajes de toda índole, y ser argumentadas con tanta diferencia, al grado de entenderse paradójicas. Este es el caso de la interrogante: ¿Qué es la Justicia? Ciertamente, este asunto le ha quitado el sueño a más de un conjunto abundante de mentes notables, sin pasar inadvertida por filósofos, literatos o juristas. Desde tiempos remotos, como lo es el pensamiento helénico y romano, ya se trazaban primigenias definiciones de lo que es lajusticia. En la misma Ilíada, el más antiguo de los poemas homéricos, de forma plausible se percibe que la ira de Zeus se desata cuando los hombres decretan leyes injustas.

El término diké es el empleado por los griegos para identificar la justicia, concepción en la que predomina el pensamiento racional de igualdad. En este sentido, la justicia fue estrechamente vinculada con el ideal de igualdad y de Isonomía (igualdad en derechos), y principio de la democracia. Básicamente los elementos particulares de dikéfueron las de orden racional humano, armonía e igualdad. Ya Sócrates, a través de la pluma de su discípulo Platón en el diálogo Critón o del Deber nos dio una enseñanza sobre otra idea de justicia. De este modo, señaló que ésta consiste en obrar conforme a la ley, pero no porque la ley sea necesariamente buena, sino porque sería nocivo desobedecerla a pesar de su hostilidad. Por su parte Platón, en La Repúblicaestimó que la justicia es una virtud total que perfecciona el alma. En este texto observamos de inicio a un Sócrates insatisfecho con las definiciones acostumbradas concernientes a la justicia, entre ellas la del sofista Trasímaco, personaje que aseveraba que la justicia no es otra cosa que la voluntad del más fuerte o la exposición del poeta Simonides, quien la contemplaba como el dar a cada uno lo que se le debe, esta última, sin duda nos recuerda a la multicitadafrase del jurista romano Ulpiano: justicia es la perpetua y constante voluntad de atribuirle a cada quien lo suyo.

Estas son sólo algunas de las incontables definiciones de la esencia de justicia, aún sin revisar las tesis de Pitágoras o Aristóteles hasta llegar a Kelsen o Rawls, se advierte una enorme discrepancia y contradicción sobre lo que se razona por lo justo.

Por ello, sin pretender ser dogmáticos, ni mucho menos, apreciamos que prima facieno es posible efectuar una definición omnicomprensiva de justicia, porque estamos ante la presencia de un concepto que goza de gran vaguedad. Al intentar definir justicia no debemos contemplar exclusivamente palabras, sino también fenómenos y realidades que nos permitan referir con certeza nuestros signos intersubjetivos.

Sin embargo, el término justicia es un concepto que difícilmente se actualiza en la realidad, debido en gran parte a que la noción de lo justo es una idea mayor, una aspiración de la humanidad que arropa un sentimiento de esperanza, igualdad e imparcialidad.

Aunque de forma melancólica cada vez que pienso en aquello a lo que se le denomina justicia, me imagino un espectáculo de carrera de caballos, en la que a los animales se les incita a seguir corriendo con frenesí detrás de una zanahoria, que solamente en una ficción alcanzarán. Mientras que se les impone un Blinker o horsetack, para que no se distraigan de ese objetivo, cegándolos al imposibilitar la vista de toda la realidad.

Así veo a la humanidad en su galopada en el que el letrero de la meta está en letras mayúsculas la palabra: ¡JUSTICIA!



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