La mediación en las redes sociales

Publicado el 15 de marzo de 2017

Raymundo Pérez Gándara
Profesor e investigador del Centro de Investigaciones Judiciales de la
Escuela Judicial del Estado de México
rp_gandara@hotmail.com

I. Las redes sociales tienen una importancia inconmensurable en la comunicación de la sociedad, son por antonomasia el lenguaje cibernético asociado a la comunicación universal. Los conceptos de Twitter o Facebook entre otros, son signos de identidad mundial. A partir del segundo tercio del siglo pasado estas tecnologías comunicacionales y sus usuarios han crecido de manera exponencial. Con el arribo de la Web 2.0 las redes sociales en Internet se han constituido en un campo preponderante en las relaciones interpersonales no directas, dicho de otra manera, de perfil no corpóreo, convirtiéndose en el nuevo paradigma de la comunicación en la posmodernidad. Las redes sociales son un fenómeno que ha cambiado a la sociedad como ningún otro acontecimiento mundial lo ha hecho, inclusive más allá de la invención de la escritura-imprenta, principalmente por la velocidad con que se propaga y las dimensiones que adquiere, convirtiéndose más que en un medio en una forma de vida. Hoy la comunicación en el ciberespacio es la cotidianidad de la vida (Simone, 1989).

En sentido amplio, la red social es una estructura compleja de individuos o entidades conectadas en un mismo plano, organizadas y entrelazadas por intereses específicos que les son comunes. La expresión de “redes sociales” se atribuye a los antropólogos británicos Alfred Radcliffe-Brown y John Barnes.

Las redes sociales son las estructuras formales donde tienen lugar la mayoría de las relaciones de los individuos de las sociedades urbanas. Dicen los “expertos” que hoy los sujetos comunicacionales están conectados en la red aún antes de tener acceso a la misma.

A diferencia de la Web 1.0, cuya posibilidad era sólo de lectura, la Web 2.0 es de lectura y escritura, más aún, en la primera década de este siglo, la voz y la imagen vía Internet son un elemento consustancial de la misma (esta herramienta electrónica ha sido llamada como la Web social). Por su parte los medios de comunicación han incorporado esa data denominándola social media, en contraposición a los mass media (medios o canales de comunicación compuestos por tecnologías organizacionales, mediante los cuales es posible transmitir mensajes a un colectivo socialmente determinado).

El nuevo paradigma comunicacional de los social media (también llamados “medios sociales”) constituye un sistema de aplicaciones cibernéticas cuyo basamento técnico y científico es la Internet que implica el intercambio de contenidos generados por usuarios (Andreas M. Kaplan, 2007) por tanto el usuario interactúa con la propia Web y con el resto de los usuarios en múltiples maneras.

La social media comprende una gran magnitud de acciones de comunicación como los blogs, microblogs, juegos múltiples en línea, grupos de discusión, mundos virtuales, sitios (de música, fotografías, presentaciones, etcétera) marcadores sociales, webcast, etcétera.

Las redes sociales son materia de estudio de las diferentes disciplinas no sólo sociales sino de las llamadas ciencias duras, por ejemplo en las áreas de las matemáticas y la computación mediante nodos comunicados por aristas, donde cada nodo es un individuo, y las aristas, las relaciones que los unen. Esa operación se hace mediante un grafo, es decir, mediante una estructura de datos que permiten integrar las propiedades de una red social. Mediante esa aplicación es posible conocer las redes sociales existentes ya sea entre un complejo de instituciones o entre los llamados amigos de Facebook.

Esta diversa forma de comportamiento obedece a un cambio de mentalidad cuyos alcances son definitivos y sus consecuencias imprevisibles, sin embargo, están aquí y lo estarán por mucho tiempo, donde los individuos entablan relaciones entre ellos, por lo que las redes personales se convierten en una parte muy importante y hasta necesaria de su vida. En ese orden de ideas, los foros permiten crear perfiles, así como juegos de intercambio para conocer al resto de los participantes, además hacen posible construir sitios para compartir videos y enviar mensajes a otros usuarios. Todo ello permite la creación de redes sociales desde distintos modelos, esto es, posibilita la formación vía Internet de grupos de personas con intereses comunes.

Las redes organizadas por Internet son un inevitable fenómeno social: el interés de compartir experiencias, la necesidad de pertenencia (simpatía, empatía, deseo de ser y/o hacer, de decir, etcétera) provocan esta acción colectiva. En ese universo, el software traslada la información al sitio informático facilitando la interacción en tiempo real. Asimismo, vía on-line se muestra la organización social en forma de redes, por ejemplo, Facebook muestra de manera visual los contactos que conforman una parte de la red social del individuo, y Linked In categoriza los perfiles en relación de su ocupación.

Las redes sociales en Internet engloban a su vez numerosas redes. Normalmente los individuos son usuarios de varios servicios, a través de los cuales crean y mantienen diferentes relaciones. Con las permanentes actualizaciones, los servicios de redes sociales se han convertido en un agregado de aquellos servicios que funcionaban de forma separada. Hoy se traslada Twitter a Tuenti (red privada) o un video de You tube a Facebook. Todo esto integra a los usuarios en un nodo complejo, formándose con ello una combinación de enormes posibilidades de comunicación.

Los perfiles sociales de los servicios en Internet fomentan la creación de redes sociales aunque de diferentes maneras. No obstante que You tube o SlideShare se definan desde los social media como servicios de alojamiento de archivos sólo para compartir al usarse dicho servicio, ellos, por su naturaleza, necesariamente establecen redes sociales.

Algunas corrientes de pensamiento definen los servicios de las redes sociales como estados cibernéticos que permiten al individuo: a) construir un perfil personal público o semipúblico; b) formular un catálogo de otros usuarios con quienes comparte relaciones; y c) navegar el catálogo de las personas listadas y las relaciones que éstas tienen a su vez con otras personas dentro del sistema (Danah Boyd). Otros tratadistas sostienen que estos sistemas de comunicación social multitudinaria son esencialmente herramientas informáticas que hacen posible la conformación de una red social on-line que opera en tres ámbitos que se cruzan, las llamadas “3Cs”: 1) Comunicación, que permite compartir los conocimientos a una comunidad; 2) Comunidad, que hace posible encontrar e integrar de manera fractal a los grupos sociales; y 3) Cooperación, que facilita encontrar, compartir y hacer cosas de manera conjunta a través de puntos específicos de coincidencia, es decir, mediante unidades de acción.

Esos conceptos muestran la diferencia en la función principal y el objeto en el que se centran estos servicios. Si bien es cierto que existen plataformas que se crean con el propósito de facilitar la relación entre las personas, como Facebook o Myspace, no debe olvidarse que hay otros servicios que permiten la creación de redes sociales on-line y que a su vez, esos servicios hacen posible otro tipo de aplicaciones.

Si esto es así, es viable definir a las redes sociales on-line como estructuras sociales virtuales integradas por personas que comparten a través de Internet un interés, una relación o una actividad común, por tanto, la red es el ámbito donde tienen lugar los encuentros multifacéticos, los cuales se especifican y se muestran en la exteriorización de las preferencias de consumo de información mediante la comunicación en tiempo real (aunque también puede darse la comunicación diferida como en el caso de los foros) y con una participación generalmente constante y directa.

En esa relación multicompartida se exponen abiertamente las ideas (opiniones, puntos de vista, filias, fobias, etcétera) expresando y exponiendo así la propia identidad, la íntima convicción, la personalidad (el carácter, los complejos, las proclividades, etcétera) por ejemplo, uno de los eslóganes de Flickr es: “Comparte tu vida en fotos”. En conclusión, las redes sociales on-line son creadas por los usuarios a través de las infinitas posibilidades de uso que ofrecen los servicios de Internet.

II. El uso de estas herramientas cibernéticas en la “mediación” y los retos que supone tanto para los mediados como para los mediadores requiere la construcción de todo un sistema de medios virtuales que vaya desde las redes on-line hasta la conformación de plataformas virtuales donde se elabore una superestructura que se ocupe formalmente de instrumentar toda una ingeniería de atención eficiente y eficaz (profesional) de los asuntos de los llamados “medios alternativos de solución de conflictos”.

Para ello es necesario construir un sistema general de medios virtuales para la solución de conflictos que sirva de base a la creación de otros sistemas especializados o con características apropiadas a los universos para los que están destinados (en materia familiar, penal, civil, mercantil, de adolescentes, burócratas, estudiantes, vecinos, deportistas, derechohabientes, consumidores, etcétera).

Conforme la comunicación virtual se ha expandido en la sociedad, la experiencia mediacional se ha vuelto cada vez más versátil. Las redes sociales ayudan a crear espacios colectivos para compartir los fenómenos derivados de la Mediación. Un ejemplo elocuente es del.icio.us, que permite compartir bookmarks (sitio web favorito entre los estudiantes y profesores, que atiende un sinnúmero de asuntos en los conflictos escolares, principalmente académicos, en los EE. UU.).

En ese orden de ideas, en materia de mediación es posible elaborar la ingeniería mediacional que contenga programas tales como metodologías, técnicas, formulación de sistemas, programas de información, plataformas, guías, manuales de organización y de métodos, programas educativos, programas de discusión, entre otros, que sean de aplicación general en la administración y aplicación de los servicios on-line de la Mediación, inclusive la posibilidad de mediar oficialmente vía electrónica en ciertos asuntos.

El proceso de incorporación de redes sociales y las modalidades de almacenaje de archivos en la “nube” potencializan la flexibilización de la mediación, haciendo menos rígidas las estructuras institucionales, al permitir que las acciones de mediación puedan adaptarse a las necesidades de los usuarios de la red. Obviamente la adopción de tecnologías de la comunicación en el ciberespacio no sustituye la labor personal del mediador, por el contrario, facilita la interacción con los mediados en forma tan efectiva como hace apenas unos años era imposible imaginar. Con el uso de las herramientas electrónicas, el ejercicio de mediación se va haciendo cada vez más abierto y, en consecuencia, la acción mediadora resulta menos esquemática (Olofsson y Lindberg, 2012).

Incorporar la mediación a las redes sociales permite que los mediados interactúen entre ellos de manera horizontal y libre, pero también los obliga a “negociar” y entablar discusiones concretas sobre los asuntos específicos del conflicto. A través del diálogo, la reflexión y el intercambio de impresiones, los mediados pueden reevaluar, reinterpretar y, en un momento dado, crear nuevas alternativas a la solución del conflicto, las que a su vez, pueden renegociarse entre los participantes con la asesoría del mediador. Así, la Mediación deja de ser sólo un instrumento pasivo, para desplazarse a otras dinámicas de la interacción de los sujetos en conflicto. El mediador integra en un punto de solución a las varias voces (diferentes criterios) que interactúan en un espacio homogéneo, comparten respuestas, impresiones y soluciones sobre un mismo asunto, y trata de incidir en una respuesta mediante la concreción de acuerdos efectivos de solución en línea. Las redes sociales permiten un intercambio constante y una reformulación de impresiones en todos los acontecimientos del sujeto social (Yang y Yuen, 2010) de ahí que la medición no sea la excepción.

Las redes sociales son excelentes para la realización de trabajos colaborativos, como es el caso de los medios alternos de solución de conflictos, basta ver la gran cantidad de herramientas como Google Docs, Zoho o Zotero, que sirven de repositorios de información y también son herramientas para la creación colectiva de nuevas ideas de respuesta a nuevos o viejos problemas. Herramientas como los wikis hacen posible la colaboración en las actividades conjuntas de manera eficaz al disminuir y atemperar las barreras presenciales que en ciertos casos dificultan la comunicación, por ejemplo, la integración de equipos de trabajo para la elaboración de nuevas teorías aplicables al acto de mediar en el ciberespacio (se ha comprobado que los participantes en línea son más espontáneos o menos inhibidos para expresar sus ideas o sus sentimientos).

Las redes sociales hacen posible la agrupación y suma continua de estudiosos y mediadores, de mediadores y mediados, de mediadores entre sí y de los propios mediados, también entre sí. Estos espacios llevan a que unos y otros no trabajen más en el aislamiento y puedan constituir comunidades interesadas en este fenómeno, por ejemplo, que los mediadores y los intelectuales trabajen en equipo (en una completa conjugación científica entre teoría y praxis). El pensar la mediación de manera colectiva permite descargar la elaboración de la teoría para los primeros, y el peso de la de la praxis para los segundos, compartiendo la formulación y actualización de conocimientos producidos en ambas instancias.

En el espacio virtual de la Mediación el intercambio de roles puede propiciarse de manera más ágil, así como la creación y el uso de herramientas colaborativas. La acción colectiva hace posible posicionar la teoría y la praxis, según sea el caso, lo que deviene como resultado en la creación y formulación de escuelas o corrientes de pensamiento, así como en ambientes de intercambio de experiencias y conocimientos afectivos.

Las herramientas colaborativas de las redes sociales mediacionales han mejorado la habilidad de crear grupos en todos los ámbitos y niveles del acontecer social favoreciendo la comunicación, la interacción y discusión no sólo entre colegas, sino con otros sujetos con objetivos afines (juristas, sociólogos, trabajadores sociales, politólogos, sicólogos, antropólogos, público interesado, etcétera); sin embargo, es de resaltar que a pesar de estas ventajas colaborativas y la influencia mundial de estos portales (Zainuddin, Abdullah y Downe, 2011), el impacto global en México y Latinoamérica aún es incipiente. Las redes sociales acrecientan la capacidad de mediar y ser mediado, y esta interacción, a su vez, hace posible un enriquecimiento de los sistemas e instituciones mediacionales.

Por otra parte, es de resaltar que la libertad mediacional que se vive en los entornos digitales se ve disminuida al ser sometida de manera exclusiva a las exigencias de la “mediación tradicional” (donde los mediadores regulan los contenidos mediacionales, soslayando las enormes posibilidades del foro cibernético. Esto no quiere decir que debe suprimirse la mediación tradicional, que tan exitosamente ha funcionado, sino que ésta requiere actualizar constantemente su ingeniería modal, sus técnicas de aplicación y sus acciones de profesionalización, por ejemplo combinando sus acciones con las prácticas en los foros electrónicos.

Las redes sociales facilitan y dinamizan los intercambios de roles entre los teóricos, y los pragmáticos de la Mediación, ya sea por la vía formal como informal. Entre las características principales de ese ejercicio se destacan las siguientes:

a)Teóricos y pragmáticos tienen control de los canales de información, es decir, pueden influir en los grupos, las publicaciones y los perfiles de la creación de contenidos.

b)Ambos tienen la posibilidad de agregar información y socializarla sin una agenda predefinida, lo cual provee un mayor flujo de datos, sin que el tiempo real sea factor determinante.

c)Las interacciones pueden ser clasificadas y controladas, lo que facilita la comunicación, así como el seguimiento de proyectos afines y la creación de aportes individuales (Rambe y Ngambi, 2011).

No obstante las ventajas que estos ambientes pueden ofrecer a los mediadores y mediados, su aplicación aún presenta retos que deben ser atendidos para poder beneficiarse del uso de redes sociales en la mediación virtual. El primero de ellos tiene que ver con la cuestión administrativa; faltan aún mecanismos que coordinen, evalúen y certifiquen el procedimiento mediacional que se haga fuera de los espacios físicos destinados para tal fin (al menos en México, el derecho en la materia no regula la mediación virtual).

Es necesario que se regulen en las leyes, las plataformas mediacionales. Lo cual lleva a considerar los problemas que de ello se deriven en el aspecto tecnológico: por un lado, el poder vincular una mediación más allá del recinto mediatorio, como en un blog o un muro de Facebook —por ejemplo—; por el otro, el dotar a la plataforma de los instrumentos específicos capaces de registrar el avance, la retroalimentación y la evaluación de la actividad realizada en estos espacios. Un caso elocuente es el juicio en materia de lo contencioso administrativo, éste puede presentarse en línea ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa de México (juicioenlinea.gob.mx) y surtir todos sus efectos hasta llegar a la sentencia.

Por lo que hace al ámbito académico, se deben reformar los planes y currícula de estudio en las distintas disciplinas universitarias relacionadas con este tema; asimismo, es necesaria la revisión constante de los programas para actualizar a profesores y facilitadores de la enseñanza-aprendizaje, más que en el uso técnico de las redes, en los contenidos mediacionales específicos para su uso en las redes sociales y cómo utilizarlos en el ciberespacio mediante acciones concretas de Mediación.

En ese orden de ideas, es necesario tener presente la formulación del diseño de los programas y cursos, mismos que deben atender las directrices siguientes: a) la flexibilidad necesaria en la red; b) facilitar la creación de contenidos colectivos (en los foros, blogs, wikis, etcétera); c) fomentar la participación de todos los involucrados en el debate de las ideas; y d) la concreción, que no la uniformidad, de conceptos y categorías que decanten el conocimiento.

Los mediadores deberán participar necesariamente en el desarrollo de las actividades colectivas en el ciberespacio. El reto es equilibrar la libertad de creación que brindan estos escenarios con la intervención necesaria para que se cumplan los objetivos de la actividad mediacional. Por lo que se deberán tener las habilidades para crear y aprovechar las ventajas del paradigma colectivo; también se requiere imaginación y firmeza, sin caer en la intransigencia, para conducir el proceso de actualización y conversión.

III. Una revisión de algunas redes sociales en internet revela que éstas pueden ser aplicadas con fines de enseñanza-aprendizaje como espacios de intercambio de materiales científicos y técnicos y como sitios para conectarse entre profesores y alumnos. Un ejemplo importante es el concepto de Eduredes, Redes Sociales Educativas; un espacio gratuito en el que se dan cita profesionales de la educación e interesados en adentrarse en el estudio de los procesos de enseñanza (http://eduredes.ning.com/), espacios como esos es posible repetirlos y refundirlos en escenarios de mediación virtual.

Los “espacios media” en sus reglas de participación se establecen y definen como una red de carácter abierto y gratuito, cuya finalidad es servir como punto de encuentro de los interesados en los medios alternativos de solución de conflictos en todos los niveles del acontecer social. Los usuarios, a su vez, pueden crear un perfil, subir fotos, videos, documentos, compartir experiencias, organizar foros de discusión, etcétera; todo ello se puede combinan con espacios como Eduredes y otras plataformas sociales (Twitter y Facebook).

IV. Un ejemplo eficiente es la aplicación de redes sociales en la educación a distancia: en la Universidad de Guadalajara, México, opera el Observatorio de Gobierno Electrónico (http://egob.udgvirtual.udg.mx/), un espacio de difusión de materiales, gestionado en la plataforma Word Press y dedicado al estudio de la gestión gubernamental, brecha digital y civismo digital, entre otros, que con el tiempo y la incorporación de herramientas como Facebook y Zotero se ha transformado en un sitio no sólo de consulta, sino de colaboración entre los interesados en estos temas.

Una aplicación semejante permitiría combinar los conocimientos científicos y técnicos tanto de asesores como de alumnos en las creación de los contenidos para las materias mediacionales con el fin de trasladarlos a los programas de la enseñanza-aprendizaje; así, la mayoría de los asesores y alumnos convergerían en las redes sociales, haciendo posible interacciones de múltiples formas, es decir, de diversas complejidades, pero de gran flexibilidad, lo cual redundaría en una participación fluida y libre. Mediante esa experiencia, las redes mediacionales se convertirían en plataformas dedicadas al intercambio de información, por lo que, además de cumplir con su cometido primordial, se favorecería la construcción de aprendizajes colaborativos, donde los alumnos, optarían por la comodidad de contar con un medio en el que adquiriesen experiencia mediante el manejo de las herramientas virtuales y, lo más importante, este conocimiento contribuiría a la adopción de nuevos ambientes de aprendizaje. De igual modo el uso de esos espacios haría posible el avance efectivo de sus propias actividades escolares, ya que se daría una constante descarga de información tanto para el alumno como para quien evalúa, incluso desde sus dispositivos móviles.

La Mediación en los espacios virtuales, cobra su peso específico porque no sólo se trata de que el asesor o mediador establezca las reglas del juego, sino que ahora deberá propugnar por convertirse en un facilitador del conocimiento, en un guía que ayude a coordinar los intereses, conflictos y objetivos de los participantes en dichas redes.

La poca explicitación y la indefinición de la naturaleza de las redes sociales en materia de mediación hace poco confiable tanto la producción teórica como la acción pragmática del trabajo que se realiza en las plataformas tanto teóricas como prácticas; sobre todo, respecto de la confianza en la veracidad e integridad de las discusiones y en consecuencia en los resultados que de ellas derivan. De ahí que se debe tener presente no sólo la expansión eficaz de las redes y su riguroso uso sino también, en el mismo nivel y con la misma eficacia, la creación de plataformas eficientes para mostrar el desempeño formal en dichas redes sociales; por tanto, al tratarse de un ejercicio colectivo, todos los participantes requieren canales de comunicación siempre abiertos y receptivos, así como una presencia eminente en la comunidad del conocimiento virtual mediacional.

BIBILOGRAFÍA

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Kaplan, Andreas M, 2011, “Social media between the real and the virtual: How Facebook, YouTube & Co. can become an extension of the real life of their users – and sometimes even more”, Prospective Strategique, núm. 38, marzo.

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MacLuhan, Marshall, 1994, Understanding Media: The Extensions of Man, Cambridge, The MIT Press.

Sartori, Giovanni, 1998, Homo Videns. La Sociedad Teledirigida, Madrid, Taurus.

Simone, Raffaele, 2001, La tercera fase: formas de saber que estamos perdiendo, Madrid, Taurus.




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Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero