Consideraciones (in)actuales sobre la justicia

Publicado el 7 de abril de 2017

Gustavo Eduardo Castañeda Camacho
Estudiante de la Maestría en Derecho, UNAM,
gustavo.castaneda@outlook.com

Vivimos en un mundo de tendencia vertiginosa, consignado a dar respuestas rápidas y prácticas a los trascendentes o insignificantes planteamientos y cuestionamientos de la humanidad. Para bien o para mal, el pensamiento y método de los tiempos modernos nos ha convertido en técnicos y especialistas de alguna rama del saber. Esta preparación nos ha capacitado para lo que en términos económicos se considera útil o productivo, soslayando la faceta contemplativa del ser humano.

Reflexionar en torno a un concepto tan incomprendido y caprichoso como lo es la justicia, en las circunstancias en las que hoy estamos, aparenta ser una cuestión anticuada y estéril, tanto como preguntarnos por la forma de la espalda y alas de los ángeles. Sin embargo, ser curiosos y analíticos acerca de la idea de justicia no es un tema pasado de moda, ya que definitivamente el género humano nunca se ha puesto de acuerdo sobre el sentido de la ella, verbigracia, si ella connota igualdad, verdad, amor, belleza, castigo, libertad, venganza, dignidad, et sit cetera.

A los estudiosos de la ciencia jurídica, se nos ha repetido hasta el cansancio que la justicia es uno de los fines del derecho. Prácticamente entrando a la facultad, los profesores te solicitan que aprendas de memoria la clásica definición de justicia de Ulpiano, de ahí que en las aulas, todos sin detenernos a reparar en este concepto, repetimos como loros: iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi.

Consiguientemente, damos por sentado que la justicia es “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”. Pero, antes de gastar tiempo y esfuerzo en retener en nuestra mente una definición poco sutil de justicia, convendría encaminarnos en realizar una serie de consideraciones sobre lo que sea que es ésta. Por ello, sin ser exhaustivos, presentamos algunas meditaciones intempestivas concernientes a la justicia.

En primer lugar, ¿existe la justicia?, ¿es ella inherente a la condición humana? Atendiendo a este planteamiento consideramos que la justicia existe en un plano pre-teorético y por lo tanto no se puede percibir como un ente corpóreo. Así que, jamás diremos: mira ahí vemos caminando a la justicia. Ahora, respecto a que si es o no inherente a lo humano, a primera vista, estimamos que sí lo es, toda vez que en cualquier civilización por más primitiva o avanzada que sea, ha existido o existe la noción de justicia. Probablemente, en alguna tribu en los confines del mundo, hay una religión, pacto u ordenamiento que haga alusión a la concepción de lo que en nuestros términos connotamos por justicia.

Por otro lado, cabe formular la siguiente interrogante: ¿Es la justicia un concepto indispensable para la humanidad o se puede prescindir de ella? Si a ciencia cierta no sabemos qué es aquello a lo que llamamos justicia, por qué seguir anhelando alcanzar algo que desconocemos. Tal vez la propia idea de justicia no sea más que la prisión en la que nos auto-encadenamos bajo el pretexto de que a través de ella seremos personas excelentes, aunque al mismo tiempo se nos dice que nadie ni nada es perfecto.

Ahora, supongamos que existen otro tipo de sociedades que no están compuestas por humanos, como una comunidad de ángeles o robots. Estos seres que actúan de forma correcta siempre, guiados por directrices que por ningún motivo desobedecen, pueden necesitar al derecho para que les establezca un sistema normativo; sin embargo, al encontrarse en un mundo feliz y armónico, posiblemente no les resulte imprescindible la idea de justicia.

Anteriormente, se señaló que en las escuelas de derecho se adoctrina al estudiante con los dogmas de fe relacionados al concepto de que la justicia es “darle a cada quien lo suyo conforme a derecho”. Pero, aún si asumiéramos que esta definición es exacta y evidente, cabría preguntarnos: ¿y qué es lo suyo de cada quien? o ¿cómo medimos lo que efectivamente nos corresponde?

Además, si la justicia es dar el trato o el derecho que a cada uno le corresponde, es admisible pensar que las atrocidades del régimen de la Alemania nazi eran justas, dado que así lo establecía su derecho. ¿Entonces a los judíos se les aplicó la justicia?

Con todo lo expuesto anteriormente, nos surge la siguiente duda: ¿es la justicia una noción inexistente, inalcanzable o alcanzable? Sin pretender ser subversivos, vislumbramos que hablar de justicia significa realizar una clasificación de lo que se piensa es lo bueno y malo; de emitir juicios y etiquetas de las acciones de los demás. Estas marcas, más allá de acercarnos a la idea de justicia, nos convierten en una humanidad fallida.

Lo más prudente y sensato sería comprender que la justicia es como una estrella que guía a la humanidad en su procelosa odisea. Por ello, si la justicia nos orienta, conviene preguntarnos: ¿qué es lo valioso de la idea de justicia?




Formación electrónica: Ilayali G. Labrada Gutiérrez, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero