Pirotecnia y realidad*

Publicado el 29 de mayo de 2017

María Marván Laborde
Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
twitter@MarvanMaria

Hoy en día, parte esencial de cualquier estrategia de campaña se centra en la capacidad de denunciar, con razón o sin ella, a los contrincantes. Todos se quejan por el contenido de los spots, por lo que sus rivales dicen o hacen en sus mítines en la plaza pública, por las dádivas que reparten y un larguísimo etcétera.

Nuestra muy barroca legislación electoral abre cientos de oportunidades para denuncias y litigios. El INE y el Tribunal Electoral gastan miles de millones de pesos en vigilar a los partidos y resolver controversias, muchas de ellas frívolas, algunas importantes. Y vaya que no es fácil distinguir unas de otras. La ciudadanía observadora queda con la convicción de que partidos y candidatos son tramposos, y la autoridad ineficaz.

Se denuncia frente a todas las autoridades posibles, frente al instituto local, frente al INE. En el ámbito penal se acude a la Fepade y en muchas ocasiones directamente a la PGR; de las muchas denuncias presentadas en las que candidatos o presidentes de partidos se hacen acompañar de los medios de comunicación, pocas veces acuden a ratificar esas denuncias a pesar de que saben que sin ratificación la autoridad tendrá que desecharla.

La nueva Ley General de Transparencia abrió una nueva veta al juego del escándalo litigioso. El domingo, con bombo y platillo, salieron Enrique Ochoa, Claudia Ruiz Massieu y Jorge Ramírez Marín a una rueda de prensa a acusar a Morena por esconder información de sus finanzas. Denunciaron ante el INAI no haber cumplido con la obligación de subir su información a la página de internet.

Esta ley nos permite a todos nosotros hacer denuncias frente al Instituto de Transparencia cuando cualquier sujeto obligado incumple con sus obligaciones. No hay duda de que la denuncia procede y el INAI debería investigar. Tampoco es difícil adivinar que es un acto desesperado del PRI ante la posibilidad, cada vez más real, de que gane Delfina Gómez la gubernatura del Estado de México.

De paso, metieron al INAI en un aprieto político. El PRI presionará para que Morena sea investigado y, en su caso, sancionado. Sin embargo, el INAI, junto con el Sistema Nacional de Transparencia, otorgó amnistía adelantada a todos los sujetos obligados.

A pesar de que existía la obligación legal de tener la información completa desde el 4 de mayo de 2016, hubo dos prórrogas de seis meses cada una y, finalmente, el 5 de mayo pasado anunciaron, a través de un boletín de prensa, que en una primera etapa que concluye hasta el último día de este año “las denuncias ciudadanas presentadas por posibles incumplimientos por parte de los Sujetos Obligados no serán vinculantes, pero serán tomadas en cuenta para la elaboración del primer diagnóstico”. El PRI sabe que su denuncia es un juego de pirotecnia, sin consecuencias jurídicas, pero con posibilidades de cobrar dividendos políticos.

Caso distinto es la denuncia de Horacio Duarte, representante de Morena en el Consejo General del INE, por el reparto masivo de las tarjetas de débito, supuestamente en ceros, llamadas Salario Rosa con la promesa de que fondearán esas tarjetas en caso de que Alfredo del Mazo llegase a ganar las elecciones del próximo 4 de junio.

La imaginación de nuestros partidos es inagotable para inventar y reinventar el clientelismo. Más que una política pública es la compra del voto femenino en un mercado de futuros. Si todas ustedes votan por mí, yo les pasaré un dinero por ser amas de casas. Triste concepción tiene el candidato Del Mazo del empoderamiento de la mujer. Con independencia de que el gasto parece ser insostenible, lejos de promover a la mujer, premiará y, de hecho, con ello estimulará, que se quede en casa. Extraño, ¿no?

PUNTO Y APARTE. Lamentable el desfile de la élite política a la boda de la hija de Romero Deschamps. A pesar de la nula transparencia en el manejo de los dineros de los agremiados; aun cuando no está clara la complicidad del sindicato con los huachicoleros y las pipas gemelas que venden gasolina robada de las propias refinerías de Pemex, no tuvieron ningún problema de conciencia por asistir a la fiesta. ¿Estará dispuesto Ochoa a denunciar a este sindicato por el incumplimiento de sus obligaciones de transparencia? Lo dudo.

NOTAS:
*. Se reproduce con autorización de la autora, publicado en Excélsior, el 25 de mayo de 2017.



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