La hipocresía de la igualdad de género en la candidatura de Margarita Zavala


Publicado el 29 de mayo de 2017
Verónica Valeria De Dios Mendoza
Abogada, activista, conferencista, consultora y asesora en materia de género, y
directora en de la revista digital Análisis y opinión con perspectiva feminista,
valeriadediosm@gmail.com,
https://valeriadedios.com/

La candidatura de Margarita Zavala frente a las próximas elecciones presidenciales del 2018, pudiese ser en fácil apariencia un hito reivindicatorio ante los ojos de los movimientos que propugnan por los derechos y libertades de la mujer. Sin embargo, esta respuesta resulta enormemente artificial para quienes conocemos con certeza los cimientos en que descansa la teoría del género, pues sabemos con precisión que la representación femenina por sí sola es estrictamente insuficiente para lograr el verdadero progreso de la mujer.

La utilización de una mujer tras una careta que promueve un falso feminismo no es más que una estrategia del Partido Acción Nacional, que en demasía puede resultar funcional. Ello le permite aprovecharse de la ignorancia social que tiende a ver un movimiento real por los derechos de la mujer donde sólo existen discursos vacíos y condescendientes hacia el sexo femenino, en el afán de dulcificar el ultraje constante hacia sus propios derechos y los cometidos en contra de su pueblo.

Pese a que Margarita Zavala se ha manifestado a favor de la igualdad de género, su carente y casi nula carrera política se sitúa en un grave anacronismo, al ser ésta quien representa y defiende fielmente los principios conservadores de un partido político que desde su concepción social se ha dedicado a obstaculizar y poner en duda el terreno conquistado a favor de la libertad e independencia de la mujer. A nivel nacional, este partido ha sido impulsor de leyes antiaborto, muchas de ellas encabezadas por mujeres como la diputada constituyente Cecilia Romero Castillo, quien ha buscado frenar el derecho reconocido en la Ciudad de México desde el 2007. 1 Y respecto de las cuales, al segundo día de discusión en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la constitucionalidad de las llamadas leyes antiaborto en los estados de Baja California y San Luis Potosí, Margarita Zavala, durante el gobierno de Felipe Calderón, manifestó abiertamente su postura en contra del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.2 Por otro lado, la presencia de Zavala brilla en las listas de benefactores de Incluyendo México, una organización ultraconservadora que impulsó cruzadas legales en contra del aborto y exigió al gobierno modificar los libros de texto de biología del primer año de secundaria, para que no se hablara sobre homosexualidad, condones y anticonceptivos.3 Asimismo, se ha pronunciado en contra del matrimonio y adopción homosexual, manifestando su apoyo a la familia tradicional.

Margarita, desde su posición de primera dama, miembro fundador de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de las Mujeres, diputada local y federal, directora jurídica del Comité Ejecutivo Nacional y secretaria nacional de Promoción Política de la Mujer, 4 ha defendido un sistema machista exacerbado, profundamente corrupto, homofóbico y clasista. Durante el sexenio en que Calderón estuvo al frente del gobierno de la República, omitió pronunciarse por garantizar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer; estuvieron ausentes las estrategias de seguridad con perspectiva de género, siendo considerados los peores años para los derechos de las mujeres. El saldo de Felipe Calderón fue de 4 mil 112 feminicidios y 3 mil 976 desaparecidas, sólo en los últimos dos años de su mandato.5 Aunado a los constantes casos de represión, como el de Ernestina Ascencio Rosario, la indígena zongolica de 73 años que fue violada y asesinada tumultuariamente por militares enviados por Calderón, y de la cual el gobierno dijo había fallecido de muerte natural.6

Al ser cómplice de la violencia de género, Felipe Calderón implantó la normalización de una época de terror, respecto de la cual Zavala se mantuvo completamente omisa por cambiar dichos paradigmas dentro del partido que ampliamente la cobija. Es así que la historia nos demuestra que si bien es cierto que la toma del poder por una mujer destruye el mito patriarcal y de carácter religioso que insiste en situar a la mujer como incapaz para ocupar responsabilidades de liderazgo en la esfera pública, también a la par persiste la existencia de mujeres que respaldan con orgullo las múltiples políticas públicas que marcan profundamente la brecha de desigualdad entre los sexos y la constante corrupción.

El papel que ha desempeñado Margarita Zavala no sólo ha implicado la instauración de un falso feminismo, sino el evidente mal uso del poder público con el fin de conseguir ventajas legítimas, como el caso de la guardería ABC y los numerosos actos de corrupción en los que ella y su familia han participado.

¿Qué gran incongruencia es aquella que hace a Zavala abanderar la causa por los derechos de la mujer y que a la vez le llevan a negarse tajantemente a levantar la voz por los derechos más básicos, como es el de vivir una vida libre de violencia? El puritanismo la ha hecho tan estrecha de mente y de tal modo hipócrita; un títere que se mueve al servicio de un sistema misógino y androcéntrico, al cual le conviene que Margarita Zavala sea la candidata del PAN en las elecciones presidenciales de 2018 por dos amplias razones: por un lado, demuestra que sería más de lo mismo, y por otro, representa una maniobra funcional para captar la aprobación del público femenino que en su ignorancia desconoce la esencia misma del feminismo.

Es verdad que ninguna mujer que abandere la causa por la emancipación completa y auténtica de su sexo se verá trabajando por el triunfó de un partido que en su esencia no la representa, no obstante, el desacierto más cruel radica en encontrarse inmersa dentro de él y no hacer nada por cambiar la estructura enteramente machista que lo sustenta.

Este es el esbozo, en líneas generales, de mi planteamiento, y con ello deseo evidenciar el grave error en que han caído, y pretenden hacernos caer, al ver en su posible triunfo la victoria de la mujer mexicana. Más aún, la experiencia adquirida debería hacernos probar, sin duda alguna, que la investidura de mujer no implica mantener convicciones feministas, y con ello quiero hacer notar que la feminización de la política se encuentra en un estado de déficit, tras una representación pública femenina que carece de una agenda en la cual vea incluida dentro de sus pretensiones la teoría de género. La mujer debe aprender de ello y situar al contenido de la política como la razón de ser de la representación pública si se quiere lograr el pleno progreso y no el mero protagonismo vacío.

NOTAS:
1.El Universal, 27 de octubre de 2016.
2. Rodríguez García, Arturo, “Difunden en Los Pinos rechazo de Margarita Zavala al aborto”, Proceso, 17 de septiembre de 2011.
3. Margarita Zavala, “benefactora” de una asociación de ultraderecha”, Regeneración, 16 de febrero de 2017.
4. Presidencia de la República: Margarita Zavala Gómez del Campo, en http://calderon.presidencia.gob.mx/margarita-zavala-gomez-del-campo/
5.Jornada UNAM. Política, 25 de noviembre de 2012.
6."Carmona, Fernando Inés, “Condicionan organizaciones sociales el diálogo propuesto por el Ejército”, La Jornada, 8 de septiembre de 2011.




Formación electrónica: Ilayali G. Labrada Gutiérrez, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero