Análisis. Las políticas de fichaje y la indiferencia ante la violencia de género en el mundo del fútbol

Publicado el 08 de agosto de 2017

Verónica Valeria De Dios Mendoza
Abogada, activista, conferencista, consultora y asesora en materia de género,
y directora en revista digital Análisis y opinión con perspectiva feminista,
valeriadediosm@gmail.com
www.valeriadedios.com

En el año 2013 la destacada cadena británica de noticias BBC anunció la condena del futbolista brasileño Bruno Fernandes de Souza. El jugador quien era portero del Flamengo, uno de los clubes más populares de Brasil, y codiciado por el AC Milán, pasaría 22 años de cárcel por ordenar el asesinato de su expareja Eliza Samudio y el secuestro de su hijo. Según informes de las autoridades, nunca fue encontrado el cuerpo de Samudio, ella fue estrangulada y su cuerpo desmembrado para dárselo como alimento a los perros.1

Samudio buscaba probar a la justicia que Bruno era el padre de su hijo para recibir una pensión. Valiéndose de ello, en junio del 2010 fue atraída por los responsables a un hotel en Río de Janeiro, bajo el pretexto de obtener una prueba de ADN para probar que el futbolista casado era el padre de su hijo, sin embargo fue secuestrada, trasladada a Minas Gerais, junto a su hijo Bruninho y asesinada. El bebé fue encontrado 15 días después del homicidio de su madre, en casa de amistades de Dayanne Rodríguez la exesposa de Fernandes, por lo que fue acusada de secuestro y más tarde absuelta por considerarse que actuó bajo presión.2

Ferreira Romao amigo de Bruno, fue condenado por 15 años de prisión después de admitir su participación en el crimen, sosteniendo que Fernandes había ordenado su ejecución.3

A finales de febrero del 2017, tras cumplir casi 7 años de prisión, y a pesar de ser condenado a 22 años y 3 meses, Bruno quedó en libertad provisional por decisión del magistrado Marco Aurelio, y, por tanto, en espera de que el tribunal de Justicia de Minas Gerais, en el sur del país, se pronuncie sobre la apelación. Sin embargo, la polémica no sólo gira en torno a libertad provisional de Fernandes, sino a la absurda decisión del club de segunda división Boa Esporte, quien aun siendo conocedor de los lamentables sucesos, firmó un contrato por dos años con Bruno, dándole con ello la oportunidad de regresar a las canchas.

Gran parte de la sociedad aficionada, así como las y los patrocinadores del equipo brasileño de segunda división, se opusieron a la decisión, pero el Boa Esporte no se arrepiente. En una publicación en su página de Facebook, el presidente del Boa Esporte, Rone Moraes da Costa, dice que el equipo no comete ningún delito al firmar al jugador de 32 años, quien antes jugó para uno de los clubes más famosos de Brasil, el Flamengo, y era favorito para integrar la selección de su país.

“El Boa Esporte Clube no fue responsable de soltar y liberar al Bruno”, dijo Da Costa, quien agregó que el club “le está dando trabajo a quienes pretenden recuperarse.”

Otro de los casos al que debemos remontarnos sucedió también en el año 2010, cuando el jugador por entonces del Real Unión de Irun, Paúl Abásolo, fue condenado por cometer agresiones sexuales en contra de cinco mujeres durante el 2006 y 2007, en Gernika. La Audiencia Provincial de Bizcaia le impuso una condena tan sólo de tres años y tres meses. El real decreto 1808/ 2011 del 16 de diciembre conmutó las penas por otra única de dos años a cambio de participar en programas de reeducación sexual y de que no vuelva a delinquir, por lo que el futbolista no llegó a cumplir condena, su única estancia fue de 5 meses en el 2008, tras su detención.4

El pasado 2 de junio del 2016, el Club Portugalete anunciaba tres fichajes para su nueva etapa en tercera, categoría a la que acababa de descender. Uno de ellos era Paul Abasolo. Ante el descontento, el Club en un comunicado que se encuentra en su página web, ha destacado que el jugador “cumplida su condena, se encuentra totalmente reinsertado en la sociedad, tanto a nivel humano como a nivel deportivo, ámbito en el que ha venido desarrollando su carrera de futbolista.” Señala que Paul Abasolo “dispone de los mismos derechos, y de las mismas obligaciones, que el resto de la ciudadanía” y considera que “ningún organismo, asociación o partido político está legitimado para negar derechos a un ciudadano.” Además, asegura que el Club “nunca discriminará” a ninguna persona “por tener antecedentes judiciales” y considera que “no es justo impedir la práctica del fútbol a personas que ya cumplieron su deuda con la sociedad y que han dado muestras fehacientes de su reeducación y reinserción en la misma”.

Por otra parte Braulio Nóbrega fue condenado en junio de 2012 por dos delitos de abuso sexual, dos faltas por vejaciones y uno de lesiones a cuatro mujeres. Sus multas por todos estos cargos ascendieron a 12.600 euros, con órdenes de alejamiento de entre seis meses y tres años.

Una mujer denunció que Braulio le había agredido en plena calle, pidiéndole que se acercara a su vehículo mientras él se masturbaba, así como también la fiscalía responsabilizó al futbolista de haber agredido a otra mujer, a quien manoseó los pechos la tiró al suelo y salió corriendo.

Además de jugar en el Zaragoza, Braulio también vistió la camiseta del Atlético de Madrid, la Unión Deportiva Salamanca, el Getafe, el Cartagena, el Recreativo de Huelva y el Hércules, entre otros. Ahora se encuentra tranquilamente en el Caudal Deportivo de Segunda División B, a quien parece no interesarle lo sucedido.5

Ante ello, ¿qué reflejan las desatinadas decisiones de fichajes? Comenzaré admitiendo que la reeducación y reinserción laboral de sujetos infractores de la ley constituye un derecho que debe gozar toda persona, sin embargo, en el caso de quienes al momento de delinquir se distinguen por pertenecer al ámbito de las figuras públicas, el contexto de su incorporación a la vida económica, cobra distintos matices.

La postura de los equipos de futbol quienes ostentan un fuerte renombre público, frente a la incorporación laboral de sujetos con antecedentes penales de violencia de género, puede implicar sin duda un mensaje social que tiende a normalizar la violencia o que por el contrario la repudia.

Las declaraciones del Boa Esporte y del Club Portugalete frente a los fichajes de los futbolistas que cometieron inmensurables violaciones a los derechos de las mujeres, parecen reflejar el nulo entendimiento que mantienen en cuanto a la relevancia social que reviste la figura pública. El futbolista despliega un estatus especial, en el cual sus comportamientos son referentes para una gran parte de la sociedad. De esta forma sus acciones pasadas, que en otros escenarios laborales carentes de atención por parte del gran público, no podrían pasar a ser referente social. Por el contrario en el contexto planteado, adquieren dimensiones trascendentales que tienden a normalizar la violencia de género como una cuestión de poca importancia que puede ser superada por parte de quien la ejerce.

Bruno “merece una nueva oportunidad como profesional”, dijo el equipo en una publicación. “El club no tiene relación con las acciones personales de Bruno, ni con su pasado, habiendo contratado sólo al profesional”.

Lo cierto es que la vida personal adquiere más relevancia cuando de fama se trata. Situar como ajenas estas conductas o dejarlas pasar sin reproche dentro de las instituciones, no implica “no discriminar”, sino por el contrario, enviar el grave mensaje de que son aceptables para la sociedad y por tanto susceptibles de imitarse sin riesgo alguno dentro del mundo profesional.

No es de discutirse la capacidad de dichos personajes como profesionales del futbol, quien como Fernandes, antes de su arresto en 2010, era citado por la prensa como uno de los posibles convocados por la selección brasileña para el Mundial de Brasil 2014; sino el predominio de los beneficios privados de los equipos, sobre el deber ético ante el combate de la violencia de género.

El futbolista posee una gran proyección pública, que le corresponde una responsabilidad social y una obligación de ejemplaridad con perspectiva de género que le permita forjarse como un factor de cambio a favor de la lucha en contra de la violencia hacia las mujeres. La sociedad necesita coherencia y una visión integral inmersa dentro de las figuras públicas que poseen un poder social de normalización de conductas violatorias a los derechos humanos.

NOTAS:
1 “Brazil’s Bruno Fernandes jailed over ex-lover’s murder”, BBC Noticias, 8 de marzo de 2013, disponible en: http://www.bbc.com/news/world-latin-america-21711343.
2 “Sentencian a portero del Flamengo por asesinar a la madre de su hijo”, La Jornada, 9 de marzo de 2013, disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2013/03/09/deportes/a14n2dep.
3 Brochetto, Marilia y Darlington, Shasta, “Bruno, el arquero que mató a su novia y que alimentó a los perros con el cuerpo, vuelve al fútbol”, CNN en español, 14 de marzo de 2017. Disponible en: http://cnnespanol.cnn.com/2017/03/14/bruno-el-arquero-que-mato-a-su-novia-y-la-dio-de-comer-a-sus-perros-vuelve-a-jugar-futbol/.
4 “¿Reinserción o Veto? El futbolista del Portugalete condenado por abuso sexual”, Wanderers Fútbol, 14 de julio de 2016, disponible en: http://wanderersfutbol.com/reinsercion-o-veto-el-futbolista-del-portugalete-condenado-por-abuso-sexual.
5 Cámara, Millán, “De Lucas Hernández a Rubén Castro: los casos de maltrato en el fútbol español”, El Español, 3 de febrero de 2017, [citado el 31 de marzo de 2017], disponible en: http://www.elespanol.com/deportes/futbol/primera-division/20170203/190981231_0.html.




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