Arranca el teatro de la democracia mexicana

Publicado el 3 de octubre de 2017

Víctor Manuel Rangel Cortés
Doctor en derecho de la FES Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México,
twitter@VictorMRangel

Oscar Wilde decía que “la tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable”. Hablar de democracia en México es referirse a un teatro que se repite sexenalmente, con los mismos discursos, las mismas promesas, los mismos problemas y, en esencia, los mismos actores en la búsqueda del poder político.

En efecto, los actores son deplorables. El sistema político mexicano hará gala de sus virtudes de cinismo, de su ignorancia; uno por uno, los candidatos se nutrirán de los problemas, los de siempre y los nuevos, del pueblo mexicano para prometer las mismas soluciones.

La realidad es que nuestro país ha tenido por años una diversidad de problemas que se han colocado en la agenda pública y que son puntos centrales dentro de las campañas electorales.

¿Qué implica esto? Resulta evidente que el sistema político, independientemente del color, no ha podido dar una respuesta contundente a los problemas que México enfrenta. De igual manera, aunque parezca perverso, a ese sistema político le interesa mantener vigentes todos esos problemas para después legitimar su discurso y sus operaciones.

La corrupción será uno de los temas relevantes. Este problema histórico, por cierto, es un inconveniente generado por la propia Presidencia de la República, por los poderes de la unión y por los partidos políticos. Curiosamente, los próximos candidatos de esos mismos partidos tendrán la solución al problema.

Igualmente, la seguridad pública, eje central durante los últimos gobiernos, será un punto vital dentro de las plataformas electorales. Otro problema del que el sistema político forma parte y que no ha podido —o querido— resolver.

El tema de los derechos humanos será de mucha venta política. ¿Qué propondrán los candidatos para que en México se respeten los derechos que el propio sistema ha violado, por ejemplo, todas las desapariciones forzadas, casos de tortura y otros actos cometidos por nuestras instituciones?

Lamentablemente, la escena incluirá la tragedia derivada del sismo del pasado 19 de septiembre. Una característica del sistema político es que siempre tiene que sacar ventaja o lucro de los problemas y de las tragedias, incluso, cuando los hay, lo agradece. Vendrán críticas, pero también promesas derivadas del shock que vive hoy la sociedad mexicana.

Seguramente, como ya ha sucedido, nuestro teatro democrático no responderá adecuadamente a las expectativas. Habrá que ver si el siguiente presidente goza de la legitimidad que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto nunca tuvieron. Para este tipo de casos, los candidatos, nuevamente, tendrán bajo la manga un as que derive en una reforma política que nos haga pensar que vivimos en una democracia y que hay que reforzarla. Incluso, hay que poner especial atención a los resultados que arroje el Instituto Nacional Electoral.

En este teatro se incluyen las encuestas, mismas que, a través del sustento matemático, construyen o refuerzan una verdad que da la razón al que pagó por ellas.

Asimismo, en este teatro hay actores clásicos. Veremos, una vez más, acarreos, compra o coacción de votos, urnas infladas, participación del crimen organizado, delitos electorales, actas alteradas, mapachería y una serie de actos contrarios al principio democrático. Actos que, además, quedarán en la impunidad.

Desde luego, hay temas novedosos. Tal es el caso de la relación con Donald Trump y el Tratado de Libre Comercio. En el primer caso no es tarea fácil, pues el presidente del vecino país del norte se caracteriza por su rudeza política, mientras que el nuestro se ha visto pequeño a su lado. En el segundo aspecto se tiene que trabajar arduamente, ya que México, gracias a los gobiernos neoliberales, depende de la economía de Estados Unidos. Resultará interesante conocer las promesas en esta materia.

Así, el sistema político tendrá una respuesta a cada uno de los problemas generados por él. Lo lamentable es que se trata de operaciones que se repiten indefinidamente en el tiempo, es decir, se escuchan cada seis años y, evidentemente, son problemas que quedan sin solución en el mundo de los hechos.

De lo que verdad se trata es de conseguir o conservar el poder político. Este poder es tan seductor que logra que el agua y el aceite se junten. Como ejemplo de ello tenemos al Frente Amplio Democrático, en el que, principalmente, el PAN y el PRD se han mezclado para lograr algo que no logra ni la química. No nos vayamos con la finta de que esto por el bien de México o para quitar al PRI de la presidencia, sino para evitar la llegada de Andrés Manuel López Obrador a esa silla.

¿Qué es lo que sucede dentro de las campañas que hace a los partidos políticos llegar al poder? La política a través de sus discursos construye un universo paralelo en el que cada candidato presidencial aparece como salvador del pueblo mexicano.

Ese discurso ha sido capaz de permear en la conciencia del mexicano que, si no en todos, en muchos casos, vive en ese paralelismo que se ve reflejado en el número de personas que votan por el PRI a pesar de que los hechos comprueban que este partido es una de las causas más importantes del drama mexicano. Lo cierto es que los votamos y los que no, participamos en este mismo teatro, nos volvemos actores que, de una manera u otra, damos apariencia de legitimidad al proceso electoral y al teatro democrático.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. labrada Gutiérrez