1977-2017, cuatro décadas1

Publicado el 16 de octubre de 2017

María Marván Laborde
Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
twitter@MarvanMaria

Hace cuarenta años comenzó el largo camino de reformas electorales que no parece acabarse; a ratos nos engaña en un juego de espejos o nos muestra múltiples señales de retroceso. Se cumplen cuatro décadas de que se abrió la puerta para desmontar el sistema de partido hegemónico.

El martes, la Facultad de Derecho de la UNAM y el INE hicieron un seminario para valorar los cambios y señalar los retos de cara al futuro. Grandes rupturas se acompañan de pesadas continuidades que no parecen ceder a los esfuerzos democratizadores que naufragan en la tentación autoritaria. Más son los cambios en el texto constitucional que la transformación de actitudes. Son pocos los actores que demuestran un verdadero aprecio por las reglas democráticas.

Participé en la mesa sobre los medios de comunicación y su papel en el proceso de democratización en México. La evolución de la tecnología de la comunicación mundial en estos años ha sido brutal. Difícil reconocernos en ese pasado de un noticiero al día, sin computadoras, ni televisión satelital, sin internet y por ende sin redes sociales. 1980 vio nacer CNN, el primer canal del mundo dedicado a transmitir noticias 24/7, más parecía una locura que un buen negocio.

Cuando apareció la televisión satelital en México, el régimen entró en pánico al pensar que perdería el control. La Secretaría de Gobernación ordenó mostrar en silencio la barra cromática a la hora de los noticieros que nos invadían del extranjero.

La reforma electoral de 1977 respondió, como todas las reformas electorales, a una crisis política. El candidato del PRI no tuvo contrincante. Sólo su nombre apareció en las boletas electorales. Como siempre, en la papeleta había un recuadro para votar por una persona no registrada, entonces sirvió para que algunos votaran por Cantinflas y otros por Valentín Campa.

Recién pasada la elección, Echeverría dio el golpe al periódico Excélsior, no soportó la independencia de Julio Scherer y su equipo, ni la calidad del que entonces era calificado como el mejor periódico de América Latina. La dependencia del gobierno de los medios de comunicación se concretaba en algo bien sencillo, sólo la paraestatal PYPSA vendía papel periódico.

Triste coincidencia, cuarenta años después, a pesar de todos los cambios tecnológicos y la innegable multiplicación de fuentes de información y medios de comunicación, la dependencia de los medios del gobierno sigue acotando la muy exigua libertad de expresión que a ratos tenemos la ilusión de haber conquistado. Con un gasto de 30 mil millones de pesos al año en propaganda gubernamental y sin regulación alguna, es sencillo doblegar a cualquier concesionario. Lo vimos la semana pasada y lo seguiremos viendo.

Si en 1976 hubo un solo candidato presidencial, en 2018 jugarán nueve partidos que posiblemente presentarán tres o cuatro candidatos según sus alianzas, habremos de agregar uno que otro independiente. La reforma de 2014 permitirá que se presenten candidatos sin partido, más de tres decenas han manifestado hasta ahora su voluntad de hacer el intento, los requisitos son tales que sólo unos cuantos lograrán el registro. Si entonces la preocupación era disimular la falta de competencia, ahora nos quitará el sueño la fragmentación del voto.

PUNTO Y APARTE: El lunes, en Transparencia Mexicana dimos a conocer el “Barómetro Global de la Corrupción” Estudio de América Latina y el Caribe. Tenemos el vergonzoso primer lugar como el país en el que las personas han pagado más sobornos para poder agilizar trámites, lo que conocemos como la pequeña corrupción, la cotidiana, la que más pega al ingreso de los más fregados. A pesar de ser percepción, refleja la realidad, si duda usted de estos datos, le invito a que vaya a la delegación Benito Juárez a tratar de sacar un permiso de remodelación para un edificio averiado por el sismo. En ninguna ventanilla reconocen lo prometido por el Presidente o el jefe de Gobierno, advierten que los permisos dilatan de seis a ocho semanas. Al salir se acerca un misterioso personaje sin seña particular alguna que permita identificarlo y ofrece sus servicios de gestoría por un módico 4% del costo de la obra. ¡Indignante!


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización de el autor, publicado en Excélsior, el 12 de octubre de 2017.


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