Defensa de los profesionistas


Publicado el 8 de noviembre de 2017

Jorge Alberto González Galván
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
jagg@unam.mx

En la formación de los profesionistas del derecho corre por nuestras venas la defensa de los derechos de las personas, animales y naturaleza. Los ámbitos de ejercicio de esta profesión son variados: en la Universidad como profesores, en los tribunales como jueces, en los despachos como litigantes, en la administración pública como funcionarios.

Los derechos que tiene un profesionista del derecho (como todo profesionista, como todo ser humano) son de tipo político, lingüístico, religioso, sexual Estos derechos no son un obstáculo para ejercer nuestra profesión dando clases, demandando tutela, resolviendo casos o brindando servicios. Por ello, nadie debe ser censurado o discriminado en el libre ejercicio de su profesión argumentando su preferencia en cuanto a estos derechos. Los derechos humanos pertenecen a las personas mismas y no tienen más límite que la no afectación de derechos de terceros ni la alteración el orden público.

Sería propio de un sistema autoritario (público o privado) que se le impidiera (a un profesionista o a todo ser humano) no sólo ejercer sus derechos, sino despedirlo, cuando se considere que en el ejercicio de su profesión no debe tener filiación o simpatía, por ejemplo, política o religiosa. Todos la tenemos, por acción u omisión, de modo que es inaceptable “argumentar” que un abogado, en el ejercicio de su profesión, si es contratado por un partido político es de tal partido por el simple hecho de aceptar, ya que se atenta a su derecho del libre ejercicio laboral. Puede ser censurado por actuar irresponsablemente o de manera deshonesta, pero no “afiliarlo” o “etiquetarlo” a un partido de manera impositiva.

Resulta un despilfarro (o dispararse en un pie como sociedad), que lo invertido en la educación se pierda o limite de esta manera. Un profesionista está para servir a la sociedad ejerciendo su especialidad sea cual sea el partido que gobierne o nos contrate. Esto que parece obvio se olvida y nos afecta a todos. Cuando se dice que en la elección o ejercicio de una función pública las personas no podemos ser contratadas si tenemos una filiación o simpatía partidista, nos habla de preservar lo imposible: “la pureza política”. Se afecta, de este modo, simplemente, los derechos políticos que tenemos todos como seres humanos.

Lo que nos debe preocupar, como sociedad, no es la filiación política, religiosa o sexual, de los profesionistas, sino que sean las personas capaces, responsables, honestas, que necesitamos en las universidades, juzgados, despachos y oficinas. Tampoco habla bien de nuestro sistema democrático (como régimen y sistema de vida) que en el ejercicio de nuestra profesión seamos despedidos porque a los jefes en turno les resulte inaceptable que denunciemos las corruptelas que quieren que formemos parte: solapándolas, encubriéndolas, ignorándolas.

Existen prácticas vergonzosas (sobrentendidas) que Mario Vargas Llosa denunció en México como propias de una Dictadura perfecta que se sintetizan en estas frases que denigran a cualquier profesionista: “Calla y obedece”; “Si te mueves no sales en la foto”; “Tienes que tranzar para avanzar”; “No patees el pesebre”; “No muerdas la mano que te da de comer”.

El profesional del derecho, Santiago Nieto Castillo, ya había sido propuesta su destitución como fiscal electoral, porque un partido denunció su “imparcialidad” basada en una contratación previa de consultoría a otro partido. Defendió su derecho a ejercer libremente sus servicios profesionales y ganó. Ahora denuncia que está siendo presionado para omitir investigar lo que le corresponde hacer como fiscal electoral y es despedido impunemente por “el abogado de la nación”: sin siquiera garantía de audiencia.

Su caso merece la defensa de todos los profesionistas que entendemos que el ejercicio de nuestra especialidad (para la cual invertimos tiempo dinero y esfuerzo), debe ser libre en los espacios laborales públicos o privados. Nuestro desempeño está al servicio de las reglas, principios y valores, y no al servicio de la impunidad, la corrupción, el autoritarismo, la injusticia.

Defender los derechos de un profesionista es defender los derechos de todos los profesionistas.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez