El Frente Ciudadano por México y el choque de ideologías.
¿Se puede lograr que católicos y liberales apoyen su gobierno de coalición?

Publicado el 23 de noviembre de 2017

Alfonso Guillén Vicente
Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur,
aguillenvic@gmail.com
Con la colaboración de Beatriz Mariana Dávalos Moreno,
de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública

La conformación del Frente Ciudadano por México, integrado formalmente ante el Instituto Nacional Electoral a principios de septiembre de 2017, expresa la voluntad del PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano de buscar un Gobierno de Coalición en 2018.

Entre los objetivos de esta alianza electoral se encuentra el combate a la corrupción y a la impunidad, y en ese sentido, a mediados de noviembre de este año, ya se han pronunciado por “la muerte civil de los corruptores”.

Antes de lanzar a su candidato presidencial, el denominado Frente Ciudadano se encuentra bien posicionado en las encuestas y también tiene grandes posibilidades de conquistar gubernaturas como la de Jalisco, aunque ahí el partido Movimiento Ciudadano, si quisiera, podría en solitario apuntarse la victoria.

Sin embargo, desde nuestra óptica existe un problema aparentemente irresoluble: el choque entre la ideología de Acción Nacional —la de la doctrina social de la Iglesia que se encuentra en sus raíces— y la del Partido de la Revolución Democrática, que se ha distinguido, desde hace varios años, por defender posiciones como el derecho al aborto, las uniones del mismo sexo y la legalización de cierto tipo de drogas.

De tal forma que, al sumarse estas posiciones antagónicas en la construcción del citado “Frente”, pudiera confirmarse lo que Octavio Rodríguez Araujo ha sostenido en su artículo publicado en el diario La Jornada el 2 de noviembre de 2017: “en la política hay ideales, pero también intereses… [y] en general, dominan los intereses sobre los ideales”.

Dejemos a un lado, por un momento, si el Frente Ciudadano por México puede ganar la Presidencia de la República y pongamos atención en lo que sería su gobierno de coalición.

¿Puede la sola lucha por la transparencia y la rendición de cuentas mover en una sola dirección una maquinaria tan vasta y complicada como el Poder Ejecutivo Federal?

El sólo combate a la corrupción, ¿da para seis años? Y aún más importante es la siguiente cuestión: ¿se sumarán masivamente los católicos a una alianza electoral donde una de las fuerzas políticas que la integran ha dedicado buena parte de sus esfuerzos en los espacios que ha gobernado a construir una legalidad liberal a ultranza?

En una entrevista publicada en el diario El Independiente, de La Paz, Baja California Sur, el 21 de octubre de este año (p. 3), el presidente del PRD en el estado ha declarado que, en la construcción del Frente, “temas donde siempre han existido discrepancias se dejarán a un lado”. “Estos temas son los referentes al derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, los derechos de la comunidad LGBTI y la defensa que el PRD ha hecho en favor de la legalización de algunas de las drogas”. “Eso el PRD no lo va a negociar, no es negociable”.

Entonces, sólo queda una duda: ¿el PAN de Ricardo Anaya sí lo va a negociar?


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