Acarreo democrático

Publicado el 12 de marzo de 2018

Alfonso Jaime Martínez Lazcano
Doctor en Derecho Público, maestro en Derecho Constitucional y
Amparo, y licenciado en Derecho por la FES Acatlán, UNAM,
lazcanoalf14@hotmail.com

En México vivimos de forma cotidiana sucesos que evidencian la carencia democrática y la ausencia de calidad de la ciudadanía. Una de las prácticas comunes de los partidos políticos, los candidatos, los funcionarios públicos o representantes populares es realizar tumultuarias reuniones, mítines, plantones a base de acarreados.

El acarreo implica toda una logística previa para reunir a un importante número de personas, ¿dónde están los contingentes cautivos? no por sus capacidades de reflexión o convicción, sino por la facilidad de utilizarlos como seres inanimados. Desde luego, se piensa que mientras mayor sea el número de personas que participen, se demostrará la “fuerza” política con la que se cuenta. Aunque los participantes no sepan ni porque han asistido a “hacer bola”.

Durante el desarrollo, los acarreados deben manifestarse, repetir consignas enseñadas como si se tratara de meros muñecos manejados por ventrículos.

El sistema de acarreo de personas atenta contra la democracia y la dignidad. En la mayoría de las ocasiones, quienes integran la gran masa del contingente son personas de escasos recursos, que son controladas a través de dádivas, chantajes de la administración pública para permitir, ya sea el comercio ambulante, irregularidades dentro de las colonias, y todo aquello que de acuerdo con la ley no es muy claro.

Cuando se les pregunta a las personas que asisten como acarreados a quién apoyan o porqué se encuentra participando, pocas son las que contestan de manera congruente.

Otro gran parte del contingente son los servidores públicos, que son obligados asistir a este tipo de eventos para conservar el “hueso”, y es mejor para ellos, si son dentro de las horas de trabajo, así suspenden labores, aun si afectan las obligaciones del cargo correspondiente, todo para “acuerpar a sus jefes”, pero en el fondo solamente concurren para cuidar su trabajo, mantener las canonjías o proteger su situación de “aviador”.

¿Quiénes tienen la capacidad para operar de esta forma?

El sistema de acarreados sólo ha demostrado que en México la democracia es un juego, pero un juego muy caro, porque hemos instaurado muchas instituciones, tribunales, leyes, instrumentos, pero nunca se ha erradicado la desconfianza fundada.

Todo ello con una enorme erogación económica para que estos vivales se sigan aprovechando de la ignorancia, las necesidades, el desinterés, la apatía, el hartazgo, el cansancio, y el escepticismo del pueblo mexicano. Recursos que hacen falta para atender las necesidades básicas como salud, educación, agua potable, entre otros rubros.

La Carta Democrática Interamericana (CDI) dispone que “la pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consolidación de la democracia”. Los Estados Miembros de la OEA se comprometen a adoptar y ejecutar todas las acciones necesarias para la creación de empleo productivo, la reducción de la pobreza y la erradicación de la pobreza extrema, teniendo en cuenta las diferentes realidades y condiciones económicas de los países del Hemisferio. Este compromiso común frente a los problemas del desarrollo y la pobreza, también destaca la importancia de mantener los equilibrios macroeconómicos, y el imperativo de fortalecer la cohesión social y la democracia.

Finalmente algunas preguntas para la reflexión:

¿Es necesaria la práctica del acarreo para demostrar de forma fehaciente y creíble las convicciones políticas de las personas en conjunto?

¿Existirán otros medios para medir de forma indiscutible y verosímil las convicciones políticas de las personas en conjunto?

¿La práctica del acarreo atenta contra la dignidad de las personas?


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez