Importancia de la criminalística

Publicado el 16 de abril de 2018

Roberto Carlos Fonseca Luján
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM,
rfonsecal@derecho.unam.mx

La investigación del delito en la época contemporánea es una actividad caracterizada por una cada vez mayor sofisticación y especialización. La figura clásica de los detectives respaldados en su instinto y la buena suerte se ha ido quedando atrás para ser sustituidos por personal profesionalizado, con formación científica que, más que en el instinto, pone toda su confianza en la ciencia, el método y una amplia gama de técnicas y estandarizaciones.

La criminalística, con sus múltiples disciplinas auxiliares, es la protagonista en la actual investigación técnico-policial del delito. Puede afirmarse que la profesión criminalística vive actualmente una suerte de boom en el contexto mexicano. La transición al sistema de justicia acusatorio está obligando a poner el máximo detalle en temas como el de la investigación policial científica, la cadena de custodia y el tratamiento adecuado del lugar de los hechos y de los indicios recolectados en éste. Además, en el contexto social la profesión del criminalista parece estar al alza; cuando menos en la última década se ven muchos jóvenes interesados en dedicarse a las ciencias forenes, y no se niega que ello pueda deberse, en alguna medida, a la influencia de las series de televisión anglosajonas.

En la realidad de la investigación policial puede considerarse que se ha avanzado ampliamente en la utilización de protocolos científicos adecuados para el tratamiento de las escenas del crimen y de los hallazgos; sin embargo, no ha sido inusual que se presenten problemas derivados todavía de la mala capacitación del personal de campo. La falta de policías científicos suficientes en diversas entidades del país conlleva el problema de que se cometen errores en la cadena de custodia que, evidentemente, repercuten en la investigación. Por ejemplo, sucede que se dé la contaminación de la escena por una deficiente protección del sitio, que no logra evitar que entren personas no autorizadas. Asimismo, en ocasiones los registros son insuficientes, hay escasas fotografías o se da el uso de técnicas incorrectas para la manipulación, recolección y empaque de la evidencia. Son malas prácticas que se van superando paulatinamente, y que se espera sean, en breve término, cosa del pasado.

Los avances científicos, y la aplicación de la metodología conveniente, son cuestiones fundamentales que hoy en día permiten resolver interrogantes sobre la identificación de los participantes en ilícitos que antes resultaban simplemente misterios. Es común escuchar entre los especialistas de estas disciplinas científicas que ya no puede hablarse de que exista un “crimen perfecto”, sino de investigaciones incompletas o deficientes. La base de la investigación criminalística es el “principio de transferencia” según el cual se presupone que el participante en la escena del crimen siempre habrá dejado algún indicio; depende del olfato y habilidad del perito hallarlo y leer en él datos que le permitan identificar al sujeto que estuvo ahí.

La labor de los criminalistas se ha hecho muy relevante en naciones que han padecido escenarios de violencia social grave. En México, por ejemplo, su trabajo ya concierne directamente a lo que se ha denominado “derecho a la verdad”, un concepto de evolución reciente en el sistema interamericano de derechos humanos, y que según ha entendido la Corte Interamericana, es el derecho de las familias a conocer la suerte de sus seres queridos cuando éstos padecen actos graves de violaciones de sus derechos fundamentales, como la desaparición forzada. El derecho a la verdad corresponde a las víctimas, a sus familiares y también a la sociedad en general.

De este modo, se concibe que la sociedad tiene un derecho inalienable a conocer la verdad de lo ocurrido, aun en los casos de los delitos más aberrantes, de modo que eso permita evitar que vuelvan a suceder en el futuro. Así las cosas, la labor de los distintos especialistas forenses va más allá de la mera pesquisa criminal, no es simplemente Sherlock Holmes equipado con computadoras y máquinas de ADN, sino que tienden a vislumbrarse como un aspecto fundamental en nuestras sociedades del conocimiento, en las cuáles, antes que la sanción del criminal, lo que interesa es saber con precisión qué pasó.

Recientemente se observó ese proceso en México, en relación con el dramático caso de la masacre de Ayotzinapa, Guerrero. Hubo un antagonismo, alimentado sin duda por cuestiones políticas, entre distintas explicaciones forenses de los hechos. Por un lado, la versión de los peritos oficiales que sufrió descrédito, y por otro, la de los investigadores independientes, que en muchos sectores fue aceptada como “más verdadera”. Se trató de un proceso relevante en el cual la pugna por la verdad tuvo como escenarios principales ya no sólo el foro público, también los gabinetes de los criminalistas.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez