La absolución de Jean-Pierre Bemba: la confesión de una injusticia o una institución manipulada

Publicado el 24 de julio de 2018

Mohamed Abdillahi Bahdon
Doctorando en Sociología de la Educación de la Universidad de Murcia,
emailbahdonabdillahi@gmail.com

El 8 de junio de 2018 ha sido absuelto el acusado Jean-Pierre Bemba por crímenes contra la humanidad por la Corte Penal International (CPI). Es una decisión que llama la atención, y no solamente de las/os especialistas en derechos internacional, penal y procesal.

Ninguna decisión judicial satisface a todas/os. Pronunciar una sentencia no es hacer justicia ni restaurar una verdad de los hechos. Hacer justicia es confrontar dos opiniones: la de la defensa (del acusado) y la de la acusación (la sociedad). Y uno de ellos gana en el juicio, de hecho, en los procedimientos. La verdad y la realidad son construcciones sociales que cada individuo tiene sobre lo que está sucediendo en su país y en el mundo.

Es cierto que los operadores de justicia deben partir de los hechos para juzgar y no de las opiniones contadas que cambian según las presiones sociopolíticas ejercidas por los grupos dominantes. Después de la constatación y especialmente de la calificación de los hechos se abre un procedimiento que finaliza después de unos años de juicio, que algunas/os analistas describen como un “juego” por su puesta en escena dentro de un tribunal. Se puede comparar con un teatro grande o pequeño. La reunión es, de hecho, el momento de proclamar públicamente la sentencia impuesta contra la persona acusada. En un llamado régimen democrático debe ser pública, excepto en casos excepcionales.

El 8 de junio hubo la absolución de Jean-Pierre Bemba, ex señor de guerra de la República Democrática del Congo (RDC), presidente de una milicia y vicepresidente de la R.D. C., fue la noticia principal en su país, pero también en otras partes del continente africano. Es la noticia de una institución, muy criticada por los líderes autoritarios del continente: la Corte Penal Internacional (CPI). Las/os internautas de África, que siguen las noticias sobre los juicios de los líderes afroamericanos por parte de la CPI, recuerdan todavía la decisión de algunos países africanos como Sudáfrica, Burundi, Gambia, Kenia... que resolvieron retirarse de esta institución. Algunos líderes han hablado de justicia racista, que sólo juzga a los dirigentes africanos. Al observar el número de acusadas/os y condenadas/os, no están equivocados al evocar una justicia manipulada, que sólo apunta a crímenes contra la humanidad, contra la guerra, la inhumana barbarie cometida en el continente africano, y particularmente al sur del Sahara. Nunca dejaremos de recordar que los mismos crímenes que tienen lugar en otros países del mundo, no están sujetos a ningún procedimiento, por ejemplo, los crímenes del Estado judío contra el pueblo palestino. El fiscal de esta institución judicial menciona la apertura de un procedimiento de investigación, un lenguaje similar al de las Naciones Unidas, y luego todo sigue siendo letra muerta. Otro ejemplo, la exterminación de los rohinyás por parte de religiosos y autoridades de Birmania al año pasado. Ya no se habla nada de esta minoría perseguida, salió de los radares de los medios de información o/y de desinformación.

Unos pocos recordatorios para entender esta institución contestada por su actitud, su política y el control de los países que contribuyen a su presupuesto, es decir, Europa del Oeste, principalmente. Según su estatuto, es independiente de cualquier mandato externo. Pero en realidad, está sujeta a la voluntad de sus contribuyentes. También las funciones de un órgano, sujeto del deseo de 5 países, el Consejo de Seguridad (o de la Inseguridad) y de un país que no es miembro (los Estados Unidos) son perjudiciales para el buen funcionamiento a una institución que quiere desempeñar un papel importante en el orden mundial después de la guerra fría. ¿Cómo pueden los Estados Unidos, nación que no es miembro, influir en las decisiones de la/del fiscal de la CPI para abrir una investigación? La pregunta relevante que viene a la mente es: ¿se debe esperar la cooperación de un país, que protege a sus criminales?, ¿se debería excluir cualquier colaboración de países no signatarios como Arabia Saudita, China, Estados Unidos, India, Israel, Rusia…?

Jean-Pierre Bemba fue arrestado el 24 de mayo de 2008 en Bruselas a petición de un mandato de la CPI y fue trasladado a La Haya, donde están la sede y el centro de internamiento de esta institución, el 3 de julio de 2008. Un día después compareció ante los jueces de la Cámara preliminar. Estuvo sujeto a una aceleración del procedimiento. No obstante, la audiencia de confirmación, programada para el 8 de diciembre de 2008, fue pospuesta dos veces. Dicha audiencia finalmente tuvo lugar del 12 al 15 de enero de 2009. Finalmente, el 15 de junio de 2009 los jueces encontraron evidencia de los cargos contra este detenido por crímenes de lesa humanidad y por crímenes de guerra. A partir de esta fecha, todo se acelera. El juicio comienza el 22 de noviembre de 2010 y termina el 13 de noviembre de 2014. El preso se somete a otro juicio: manipulación de testigos. Jean-Pierre Bemba será sentenciado a 18 años de prisión más de 2 años después, en marzo de 2016. Según la CPI, él “sabía que las fuerzas bajo su autoridad y control efectivos estaban cometiendo o estaban a punto de cometer los crímenes bajo los cargos”.

El abogado del acusado presenta un recurso contra esta condena ante el Tribunal de Apelaciones. Éste toma su decisión, tan esperada, el 8 de junio. Pronuncia la absolución, es decir, una decisión de anulación contra la condena. Ésta es una declaración que contradice la acusación hecha por los jueces. Por lo tanto, es el final de los procedimientos legales contra Jean-Pierre Bemba. Aquellos, abogados, políticos y víctimas, que vieron un rechazo a su apelación, se sorprenden. Para la periodista María Malagardis del periódico francés Liberación, es el fracaso de la CPI al afirmar que “Al revertir radicalmente la condena pronunciada contra Jean-Pierre Bemba, líder y antiguo caudillo congoleño, el Tribunal de Apelaciones de la Corte El Penal Internacional sanciona algunas aproximaciones del expediente del fiscal, pero también debilitó la credibilidad de la justicia internacional”. Hubo una opinión dominante sobre el destino de Jean-Pierre Bemba. Sin duda, iba a ser sentenciado a 18 años o más, porque el fiscal había requerido 25 años de prisión.

Sin caer en la euforia y la expresión de la alegría de las/os partidarias/os del jefe miliciano del Movimiento para la Liberación del Congo, empresario y actor político en la República Democrática del Congo, uno debe preguntar acerca de un procedimiento judicial dirigido, incluyendo en el cuestionamiento todas las fases procesales, desde el inicio, la duración del juicio y el tiempo que el acusado pasó detenido. El ex presidente de Costa de Marfí, Laurent Gabgbo, está encarcelado en el penal de la CPI después de una detención militar de Francia y su rápida transferencia a la CPI el 11 de noviembre de 2011. En su país hubo una crisis grave después de la proclamación de los resultados de los comicios presidenciales del 31 de octubre al 28 de noviembre de 2010. Está acusado de cuatro cargos de crímenes contra la humanidad: asesinato, violación persecución y otros actos inhumanos. Los procedimientos en su contra se están alargando; su juicio no comenzó hasta el 28 de enero de 2016. Sus abogados presentaron una solicitud de liberación provisional por razones médicas. Una vez más, hay oposición entre los órganos de la CPI, los jueces de primera instancia la rechazaron considerando “como un factor de fortalecimiento de su deseo de fuga”. Sin embargo, la Corte de Apelaciones ordenó a este último reconsiderar la solicitud del detenido. Las/os juezas/ces de primera instancia siguen una línea dura y los magistradas/os de la Corte de Apelación, un poco más flexibles que acusa el primero en pensar que el objetivo es escapar. Puede ser. Pero Francia está aquí para recuperarlo en caso de fuga. ¿Quién lo arrestó en su país? Francia. ¿Quién tomó la decisión de traerlo de inmediato a La Haya? Francia y Costa de Marfil. El argumento las/os juezas/ces oculta la presión ejercida por Francia sobre los antecedentes penales de Laurent Gabgbo. Fue parte de la crisis política y electoral de este país africano. Sí, Francafrique, red de relaciones ocultas y mafiosas de las/os dirigentes francesas/es y de muchos dirigentes de los Estados poscoloniales de la África de expresión francófona a nivel presidencial, tiene influencia en esta institución judicial internacional que en teoría se rige sobre un derecho y no debería actuar bajo presiones ejercidas por algunos Estados. En este rocambolesco juicio se puede observar un defecto de procedimiento: ¿por qué el gobierno francés de la época o el presidente francés de la época de la crisis no están llamados al menos como testigos? Francia es parte de la crisis de Costa de Marfil antes y después de las elecciones. ¿Por qué no se mencionan a los miembros del clan Alassane Ouattara? Y Alassane Ouattara era el candidato opositor en las elecciones presidenciales de 2010. Era el candidato, apoyado por Francia, pues su protegido.

La absolución no quita a Jean-Pierre Bemba la responsabilidad por los crímenes cometidos, no directamente, sino por la autoridad que tenía sobre sus milicianas/os en la República Centroafricana. Su responsabilidad radica en la violación de la soberanía y la desestabilización de un país. También encontramos esta violación por parte de los países occidentales, y en particular los Estados Unidos y Francia. Entonces, ¿por qué la CPI no abre una investigación sobre las políticas de los Estados Unidos, Francia y algunos europeos, que intervienen militarmente por sus ejércitos o apoyando a las fuerzas rebeldes contra los líderes africanos, la mayoría de las veces desde Francafrique? Sus fuerzas armadas y las milicias que financian en los países en guerra, cometen crímenes atroces contra civiles inocentes. ¿E Israel? ¿Y China por el exterminio del pueblo tibetano? ¿Contra Rusia?

La inacción de la CPI contra de estos países da razones para la posición de muchos líderes africanos que han criticado a esta institución como una jurisdicción, dominada por Occidente y, por lo tanto, “racista” en sus actuaciones. Es como la justicia nacional, que deja pasar los grandes peces y golpea a los pequeños. Pero esta manera no es hacer justicia, sino para justificar su existencia como institución o para ocultar su disfunción y los intereses de los grandes países, que la financian.

Las acusaciones contra Laurent Gabgbo y Jean-Pierre Bemba manifiestan de una justicia internacional partidista en lugar de ser neutral e igual para todos los países, que abusa de la ley. ¿Cómo las víctimas de estos líderes criminales pueden ser satisfechas/os con una institución judicial que sigue la teoría de “la doble barra de medir”? Silencio para algunas personas, y acciones fuertes para otras/os responsables.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez