El México de los planes

Publicado el 20 de agosto de 2018

Julio César Zapata Cruz
Maestría en derecho constitucional y amparo, por la Universidad Autónoma de Chiapas,
email ozzmancablack@hotmail.com

La historia —bien dicen— nos ayuda a entender el presente a través del pasado para que también se pueda visualizar el futuro; aquél que no aprende de sus errores tiende a repetirlos. Mucho de cierto hay en ello, cuando vemos cómo está la situación que se vive, en el caso que comento, referido a nuestro país, México, en donde, al conocer un poco de nuestra historia, es posible entender el por qué somos como somos.

Desde que México nació como país independiente, al desatarse de la atadura española, tuvo muchos problemas tanto sociales, económicos y políticos, como puede ser natural porque apenas se iba organizando como nación, que por esa misma desorganización, hubo muchos conflictos por el poder en el que unos tomaban el mando y en el que otros trataban de arrebatarlo.

Como bien es sabido, que estuvimos conquistados por España, llamándola la “madre patria”, también se ha dicho que del país ibérico no vino la mejor gente, sino que nos mandaron a su “crema innata”, aunque también es cierto que vinieron personas muy ilustres, la cuestión es que, bien que mal, tuvimos esa herencia cultural y que hemos crecido como país con ella y es lo que nos ha caracterizado como nación latina, aunado a los pueblos originarios de nuestro país.

Lo principal que se quiere tratar aquí es que luego de la Independencia surgieron muchos conflictos por el poder que derivaron en lo que llamo “el México de los planes”. La lectura de la historia nacional da cuenta de ello; de este modo vemos que el México independiente estuvo plagado de planes de gobierno, los que —casi en todos los casos— conllevaron conflictos armados, baste mencionar el plan de Ayutla conocido por desconocer el centralismo de Santa Anna, y así otros planes más, de la Noria, de Tuxtepec, de Ayala, etcétera.

Todos esos planes son una muestra de la inestabilidad política que atravesaba al país, siempre inmerso en conflictos debido a la desorganización que imperaba, porque no había un acuerdo en la forma de gobierno que debía prevalecer o porque habiéndolo, aparecía un bando que disentía y quería imponer su propio plan, por ello, siempre se hizo notar la crisis política.

La inestabilidad produjo que los grupos y las personas se enfrentaran para obtener el poder, a pesar de ser —en muchos casos—aliados. Aquí viene a colación aquello de que en política hay amigos falsos y que el poder es la manzana de la discordia que acaba hasta con familias. Lo anterior no es sino muestra de la desunión que había entre los mexicanos, a partir de la cual unos conspiraban contra otros, lo que implicó que muchos apoyaron a gobiernos extranjeros para que gobernaran al país; otros, que lucharan contra la reelección, y otros más, a favor, estos últimos serían, al final, los precursores de la reelección indefinida; solo por mencionar algunos ejemplos.

Aunado a los conflictos internos que son los que acababan con el país, se tiene que sumar la presión internacional que tenía nuestro país, al ser una nación recién conformada y por las deudas que tenía, más de uno vio la posibilidad de sacar provecho, y así beneficiarse de la situación, que era más difícil porque los conflictos internos no ayudaban en nada para que fuera mejor la condición del país, y bien dice que divide y vencerás, porque no se entendía aquello de que la unión hace la fuerza, porque desgraciadamente los conflictos internos eran los peores, casi, casi, México vivía en guerra civil y la historia nos ha mostrado que los países que viven guerras civiles son más vulnerables ante otras naciones.

Si bien es cierto, en los últimos tiempos ha habido mayor estabilidad política, aún hoy se ve que sigue imperando esa desunión entre los nacionales, lo que se refleja en que un grupo tiene un plan de gobierno que otro no comparte, y que eso repercute en todos los factores de la vida del país, en donde a diario escuchamos que unos no están de acuerdo con otros y cuando ésos llegan al poder, no llevan a cabo lo que anteriormente combatían.

Y por eso, se ve que “cada uno jala por su lado” como vulgarmente se dice, pero que sin duda alguna es el reflejo de cómo ha sido México a lo largo de su historia, porque sólo conociendo un poco de la historia de México, entendemos por qué el país está como está, ya que en opinión de muchos, tiene todos los elementos para despuntar y, sin embargo, no lo logra porque no hay una visión clara de nación ni como sociedad.

Esa inestabilidad y falta de progreso, desgraciadamente se refleja en el gobierno, así como en la sociedad, porque muchas veces se culpa al gobierno de lo que pasa, pero, muchas veces también tiene que ver la gente de un país y el nuestro, no es la excepción, porque en ocasiones nuestros gobernantes son el reflejo de la sociedad de donde emanan y, desgraciadamente, puede ser verdad aquello de que “el pueblo tiene el gobierno que se merece”.

Y en México, pareciera que eso sucede, en donde cada uno sobresale por su cuenta sin pensar en los demás, e incluso pasando sobre los demás. No es de extrañar aquellos chistes o anécdotas de mexicanos en donde se deja ver que no se apoyan o siempre tratan de sacar provecho de la situación aún cuando se perjudique a otros.

Se ha dicho también que es difícil gobernar México, por los constantes conflictos sociales que hay en todo el país, lo que sin duda es cierto. La falta de comprensión entre las personas y la ausencia de acuerdos hace que entre la misma sociedad existan grupos antagónicos que provocan inestabilidad y aquí, desgraciadamente, pareciera que es verdad lo que alguna vez dijo Porfirio Díaz “que es más difícil arrear guajolotes a caballo que gobernar a los mexicanos”.

Pero todo ello puede tener una solución, si como mexicanos nos lo proponemos, empezando por conocer la evolución de nuestro país, para conocer los errores y con base en eso, mejorar cada día, porque si la historia sirve para conocer el pasado y no cometer los mismos errores, que pareciera que es lo que se sigue haciendo, de nada servirá todo lo que se tiene en nuestro país, mientras no se pueda hacer realidad el progreso que se puede alcanzar.

Ojalá algún día se pudiera volver a hacer brillar la grandeza del Anáhuac.


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