La estatura como derecho humano

Publicado el 31 de octubre de 2018


Jorge Alberto González Galván

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM
email jagg@unam.mx

El hecho de ser alto no me da derecho a burlarme de alguien por su baja estatura. Todos lo vimos: un jugador de futbol se burló, durante un partido, de otro compañero de profesión por ser chaparro. Nadie, sin embargo, dijo algo. El árbitro no le sacó tarjeta amarilla ni lo amonestó siquiera verbalmente. La federación norteamericana de futbol no publicó un comunicado disculpándose, ni la mexicana la solicitó. Las asociaciones de futbolistas tampoco defendieron a su agremiado. ¿Acaso Diego Láinez (el jugador afectado) tenía que ser Napoleón Bonaparte; es decir, llamarse Lionel Messi, para ser defendido? ¿Acaso el respeto a la estatura de una persona, cualquiera que ésta sea, no debe formar parte del derecho humano a ser respetado, sin ser discriminado?

Los derechos de la persona(lidad) incluyen no sólo el respeto a su color de piel, su peso, su idioma, su vestido, su manera de ser, sus preferencias religiosas, políticas y sexuales, sino también la medida de su cuerpo. Todas estas características propias de una persona son naturales, obvias, normales, y debemos todos, en cualquier lugar y momento, respetarlas.

Las personas que por razones genéticas heredan una estatura mayor o menor al promedio de la población han sido empujadas socialmente a desempeñar oficios o practicar deportes “propios” de su estatura. Nada hay de censurable en ello si se está hablando de personas que son mayores de edad y actúan voluntariamente. Sin embargo, personas con alta o baja estatura se han visto obligadas, históricamente, al ostracismo social, al rechazo público o a su instrumentación en, por ejemplo, las cortes reales, en los circos, en los ruedos taurinos o en la lucha libre como forma burlezca. Deberíamos ayudarlos a tener una mejor vida sentimental, familiar, escolar, laboral y social, que tome en cuenta la estatura de sus cuerpos, sea baja o alta, para que la sociedad los trate por igual en las calles, las escuelas y en sus trabajos.

Se trata de aceptarnos y respetarnos todos tal como somos, en lo intelectual, emocional y corporal.


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Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez