Her Majesty´s Loyal Opposition: gabinete sombra

Publicado el 23 de noviembre de 2018

Gustavo Eduardo Castañeda Camacho
Maestro en Derecho por la UNAM
email gustavo.castaneda@outlook.com

Cuando escuchamos hablar de la Corona británica (The Crown), es común imaginar las leyendas del rey Arturo y Lanzarote por la defensa de la Gran Bretaña de las invasiones sajonas. Más allá de los relatos y poemas medievales que tanto nos cautivan, la Corona representa para los británicos unidad política, lo que para nosotros es mutatis mutandis el Estado; es decir, la Corona no sólo implica la monarquía sino todo un sistema jurídico y político.

Con frecuencia asociamos a la monarquía con las administraciones dieciochescas, con reyes de trajes largos y pelucas, pero no olvidemos que el sistema político inglés nació previamente a este estereotipo, transitando de una monarquía feudal, a una absolutista para finalmente desembocar en una monarquía parlamentaria.

Es quizá la monarquía británica la que mejor incorpora el sistema parlamentario, las razones posiblemente se encuentren en su historia y en la raigambre inglesa. En efecto, pocos son los que dudan de la estabilidad y vitalidad de su régimen jurídico, siendo la envidia de otros gobiernos, que han intentado emular sus figuras, con éxito escaso.

Como se ha dicho, la monarquía británica es parlamentaria, lo que supone que el poder del rey esté acotado por un parlamento. En particular, el Parlamento del Reino Unido se integra por la reina en el Parlamento (Queen in Parliament), la cámara alta (House of Lords) y la cámara baja (House of Commons). Los debates que llevan a cabo ambas cámaras se realizan en el Palacio de Westminster, un edificio gótico, ubicado en la orilla norte del río Támesis, en Londres.

Las dos cámaras representan un equilibrio de fuerzas en el seno del Poder Legislativo; sin embargo, en la actualidad la Cámara de los Comunes tiene mayores facultades y es el centro del poder parlamentario.

La Cámara de los Comunes se compone por 659 miembros que son electos por voto directo para un periodo de cinco años, y son representantes de Inglaterra (524 miembros), Escocia (72 integrantes), Gales (38 peronajes) e Irlanda del norte (17 elementos).

Mientras tanto, la Cámara de los Lores, se identifica como un cuerpo aristocrático con tendencia conservadora, duración y composición indefinida. Los Lores se dividen en espirituales y temporales, los primeros son los portavoces de la Iglesia anglicana, y los segundos son aquéllos que poseen el título de lord, usualmente otorgados por el rey o la reina, según sea el caso.

“El rey reina, pero no gobierna”, es una famosa expresión de Adolphe Tiers, la cual pone de manifiesto una de las características de las monarquías parlamentarias, puesto que el rey es la cabeza de Estado, pero en él no recae la jefatura del gobierno. En la Corona británica, la función de gobernar la tiene el Primer Ministro, quien surge del consenso de los líderes del partido mayoritario de la Cámara de los Comunes, aunque posteriormente es ratificado por la reina, al comunicársele verbalmente el nombramiento. Al mismo tiempo se le invita a formar gobierno, y a establecer el gabinete, con miembros de la mayoría en el Parlamento.

El gabinete lo integran aproximadamente veinte ministros o secretarios de Estado y constantemente mantienen reuniones privadas. Las funciones del gabinete son de la mayor relevancia, ya que determinan la política nacional e internacional, proponen a los titulares de los altos cargos y tienen la posibilidad de presentar iniciativas legislativas.

Conformar un gabinete para el buen funcionamiento de la administración, parece una situación reglamentaria en cualquier Estado, pero reconocer a la oposición no es una disposición frecuente de las democracias modernas, a pesar de que la propia democracia implica el reconocimiento de las minorías.

El caso del régimen político británico es sui generis, ellos no se conforman con un Parlamento fuerte que limite al rey, puesto que le dan su lugar a la oposición. La institución que se opone al Gobierno de Su Majestad (Her Majesty´s Government), recibe el nombre de Leal Oposición de Su Majestad (Her Majesty´s Loyal Opposition) o gabinete sombra (shadow cabinet).

El gabinete sombra es la oposición, pues se integra por miembros del segundo partido y constituyen realmente una alternativa al gobierno. De hecho, resulta natural que el líder de este gabinete se convierta posteriormente en Primer Ministro y, a su vez, la minoría en mayoría, saliendo de la sombra a la luz. Además, la función del gabinete sombra es de someter al escrutinio al gobierno en turno bajo una visión crítica y propositiva. Como características del shadow cabinet podemos destacar que es una oposición organizada, permanente, representativa y que puede convertirse en mayoría.

Como se puede apreciar, el reconocimiento de la oposición es una actitud apetecible en cualquier democracia y figuras como el gabinete sombra merecen ser estudiadas y, hasta cierto punto, elogiadas. ¿Por qué hasta cierto punto? Porque parece que la Leal Oposición de Su Majestad sí genera oposición, pero es una oposición artificial, que sólo tiene cabida dentro del sistema cuasibipartidista; es decir, la oposición está limitada, en vista de que es una oposición oficial. Así, es poco plausible pensar que un gabinete sombra un día proponga medidas ajenas a la política neoliberal.

La Leal Oposición de Su Majestad es una institución que funciona bastante bien en el Reino Unido, pero aún así, existe la necesidad de agrietar el sistema de partidos para darle entrada a todas las voces y minorías, autorizadas o no. Seguramente la mecánica de los avatares políticos del Parlamento británico lo logrará, así como propició la evolución de la monarquía.


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