Dominación masculina: una aproximación al punto de vista de Pierre Bourdieu

Publicado el 1 de febrero de 2019

Joel Daniel Martínez Villa
Alumno del Centro de Posgrado de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí
email licjoeldaniel@gmail.com

Es por demás interesante cómo llevamos las conductas masculinas día a día sin conocer su origen, ni el por qué debemos seguir practicándolas, al leer a Bourdieu (1930-2002), me percaté que no necesariamente son intencionales estas conductas, que incluso va más allá de la voluntad de las personas, hombres y mujeres, ya que como menciona entre el habitus y la doxa, estas se encuentran incorporadas al cuerpo.

Podemos ver claramente que muchas de las ideas del autor, al día de hoy, a pesar de que se trata de un libro que data de 1998, continúan vigentes.

En la actualidad la dominación masculina se encuentra presente, pero como lo dice Bordieu se trata de una dominación simbólica que trasciende épocas y culturas, ya que lo podemos encontrar tanto en Cabilia, estudiada por Bordieu en su libro La dominación masculina, en el que presenta como ejemplo el ritual de iniciación cuando el niño cumple 13 años, y cómo le regalan una especie de navaja de arma y lo preparan para el mundo exterior, incluso lo presentan en el mercado como un hombre adulto. Lo trascendente aquí no son los regalos, sino lo que simbolizan y lo que le señalan, por así decirlo, en cuanto a su destino. Por ello, a pesar de que el ritual sólo es para la familia, toda la sociedad es testigo de lo que está sucediendo y —desde mi punto de vista— esto es lo que genera que se tenga incorporada la idea de que el hombre pertenece al exterior, al comercio, a las “cosas que realmente importan”, y la mujer en cambio sólo sea vista con un rol encaminado a la interioridad, a la casa, a lo emotivo, a lo estético, ya que, por otra parte, en el estudio que hace Bourdieu nos percatamos que a la mujer se le enseña todo lo referente al cuidado de la casa, a comportarse, a manejar su cuerpo, todo al interior, lo que genera una profunda idea de que lo que le corresponde es el mundo interior. Magníficamente Bourdieu menciona que esto produce graves efectos a la hora de despeñarse en la sociedad, en la división sexual y el trabajo, lo que se provoca es que “los eliminados se eliminen”, lo que sucede es que no se permitan ellas mismas ingresar a trabajos que por sí mismos son considerados para hombres, pero que lamentablemente todas estas ideas, costumbres y cargas culturales que el autor identifica como habitus, no le permitan pensar que puede acceder a más de lo que su propia naturaleza les permite, de tal suerte que si bien nadie le dice a una mujer que no puede ser ingeniera ni las políticas de la universidad le impidan ingresar, o bien, que ni siquiera el examen sea obstáculo para que se prepare de igual manera que lo haría un hombre, es más la carga social de roles y la propia naturaleza, la percepción de sí misma, lo que la orilla a elegir otra carrera, algo tal vez “más adecuado” para ella y su rol posterior en la sociedad, esto me dejó profundamente marcado ya que es difícil comprender por qué las cosas son así, por qué si todos somos libres de elegir lo que nos gusta, nos encaminamos deliberadamente a lo que impone la sociedad, nuestra familia o incluso nuestras propias expectativas.

Todo esto lo digo a título personal, ya que no puedo pretender entender a una mujer y lo que siente, o lo que realmente la encamina a tomar tal o cual decisión, pero sí puedo decir que puedo llegar a entender por qué dice Bourdieu que está incorporado, que está en nuestra piel, lo mismo sucede con los hombres ya que nos habla de la dificultad que representa ser un hombre, tema de gran complejidad y a la vez simple, ya que en todo caso es muy fácil saber lo que se espera de un hombre, lo complejo es conocer también la permanente angustia que vive un hombre al no cumplir con lo que se espera de él, con la expectativa que tiene desde niño de lo que es ser un hombre, yo puedo decir perfectamente que lo veo súper claro en mi persona, en mi familia y en un número incontable de hombres en México, ya que como lo dice el sociólogo francés, esto lo llevamos en la naturaleza de cada uno en el habitus, es increíble la angustia que te provoca no cumplir con el rol que se espera, como un hombre “de verdad” no puede equivocarse, no tiene que justificar lo que dice ni sus acciones pero esto también lo deja a merced de nunca poder bajar la guardia, nunca poder demostrar debilidad, lo que llega a caer en necedad, recuerdo mucho una frase que reza “hay un límite para lo que puedes lograr tú sólo”, que creo que es trascendente y que traigo a colación por lo siguiente: pareciera que un hombre no puede aceptar sus errores ni aceptar ayuda de nadie porque se le ha enseñado que debe ser autosuficiente, que aceptar su debilidad es un fracaso, que pedir ayuda a los demás es imperdonable, una falla en su creación como miembro del género masculino, lo cual se contrapone a la frase que he mencionado arriba, ya que ésta te dice que si bien podrás realizar muchas cosas, existirá un límite para todas ellas si siempre lo quieres realizar con tu propio esfuerzo, lo que en una cultura eminentemente machista como la mexicana, parece imposible ver a alguien solicitando ayuda (del sexo masculino, por supuesto) ya que pareciera que están aceptando su derrota, ya que será más fácil ver a alguien que lo intenta y falla, y sin que lo pida otra persona se acerque a ayudarle, o que después de varios intentos delegue a alguien más la tarea, sin aceptar ante los demás ni ante sí mismo que no pudo completarla, quise hacer este pequeño paréntesis porque me parece que Bourdieu da en el clavo cuando habla de la “permanente tensión” que siente un hombre por siempre estar en lo correcto, por jamás equivocarse y por sentir que sus palabras son ley o jurisprudencia.

Esto viene a colación por lo que menciona Bourdieu respecto a que el dominante es dominado por su propia dominación, porque en realidad es eso el hombre que se sienta frente a un problema que no puede resolver, se encuentra dominado por querer siempre mostrar que es mejor que los demás lo que le provoca no poder mostrar debilidad frente a los demás, es decir, el querer seguir dominando a los demás lo domina y lo limita a no poder solicitar ayuda lo que lo deja nuevamente encerrado con el problema, y evidentemente propenso a sentir la tensión que menciona Bourdieu en su excelente obra. Aquí me gustaría introducir un extracto de una entrevista que le realizan a Pierre Bourdieu, en donde una reportera, desde su punto de vista, le pregunta al sociólogo francés, luego de leer su libro y después de preguntarle por qué fue sociólogo en lugar de otra profesión: “—en el libro la dominación masculina se podría pensar que los hombres son también victimas de esa dominación, entonces es inexplicable por que no cambian. Y agrega «¿no pueden?»”. A lo que Pierre Bourdieu responde:

— Espere no hace falta exagerar. Ellos son víctimas relativas son a menudo y cita a victoria Wolff respecto a la frase “ellos tiene n el buen papel” esto quiere decir que son visibles. Es como en una obra de teatro. Ellos tiene el papel principal y eso da ventajas. Son visibles y las mujeres lo son menos. Ellos hablan y las mujeres se callan. Pero [continua] cuesta mucho tener el buen papel, es verdad ¿Por qué eso no cambia? A lo que refiere — Por supuesto que cambia , pero mucho menos de lo que creemos.

— Es muy inconsciente Y cita una frase en francés: “Il est plus fort que moi” lo que se traduce como “es más fuerte que yo”.

— A lo que responde ella: es la fatalidad.

— Y el contesta eso significa :“no puedo impedirlo”.

Lo que nos aclara el panorama respecto a cómo percibe Bourdieu a esa naturaleza a este habitus.

Posteriormente ella le pregunta si se considera un hombre machista a lo que él responde: “bueno un poco, a la fuerza…”

De lo anterior podemos darnos cuenta cómo si bien es cierto que el hombre se siente presionado por el ideal que él mismo tiene del “deber ser hombre”, también es cierto que la posición dominante no es para nada despreciable, en otra parte de la entrevista que no transcribiré señala Bourdieu —y con toda razón— lo difícil que es para varios hombres ser hombres, pero que no les quita una posición de privilegio que (muchas veces le puede dar cierta ventaja a las mujeres, pero ya lo vérmelos más adelante), lo anterior derivado de que, por supuesto, el hombre vive en esta permanente tensión, pero eso no le quita la posición de privilegio y como lo menciona Bourdieu ser el actor principal.

Lo anterior lo deja claro con el ejemplo que maneja en su breve cita que realiza de la obra de Victoria Wolff hacia el faro, en donde nos muestra como el hombre no tiene que justificar lo que dice y lo que hace y como es difícil para él aceptar que se equivoca, ya que en la obra —en un extracto que menciona el sociólogo francés— se advierte que la esposa de una familia de tres, contando al esposo y al hijo, le promete a este último que el día de la fecha visitaran el faro, a lo que el padre responde “No, mañana lloverá”, a lo que ella replica: sí, tal vez al día siguiente hará mejor tiempo, situación que no sucede (me refiero a que llueva), pero que nos deja ver lo que ocurre en este libro de la escritora inglesa. Por lo que dice Bourdieu en la sociedad francesa, y por supuesto en la sociedad mexicana, sucede esto, ya que lo menos son los micro machismos que se presentan en nuestra sociedad, y sin confundir lo que es el profundo machismos arraigado en la sociedad mexicana con la dominación masculina de la que habla Bourdieu, ya que claramente la dominación masculina que él trata es una dominación simbólica que va a arraigada completamente a la persona.

Otro punto de suma importancia a tratar, señala Bourdieu, es el de las mujeres que son cómplices de la dominación, que realizan de una manera completamente involuntaria, como lo mencione en la introducción, ya que según Bourdieu, está incorporada a ellas, es decir, está en su piel arraigado de tal manera que no pueden realmente escapar de esta situación si no es con un profundo cambio, en la sociedad y en la mentalidad de todos, porque, retomando la idea de la sociedad Cabilia de la que hablaba al principio, ellas incluso piensan que eso es lo correcto, piensan que efectivamente el hombre es el que se encarga de todo lo que corresponde al exterior y lejos de sentir celos sienten —me imagino— que es algo natural y mas allá, lo disfrutan, ya que ven que su madre lo hizo, su hermana lo hizo, su amiga lo hace, y su referente, algún ejemplo que tenga a seguir seguramente también lo habrá hecho, ya que si bien es cierto lo que menciona Bourdieu que se encuentra en la naturaleza de cada sexo tendencias, como son la belleza la estética, las relaciones públicas para las mujeres, también lo es que muchas veces el simple hecho de ver que la sociedad lo hace es razón suficiente para hacerlo.

Lo que nos abre la puerta a otro de los temas que trató Bourdieu en este libro, como lo sería la mujer objeto, que me dejó profundamente marcado ya que la forma en que se ve a la mujer me sorprendió de una manera que no me esperaba, en este punto Bourdieu señala cómo es que desde el punto de vista de la dominación masculina la mujer sólo funge como un espectador en las luchas por el poder o el juego, y cómo los hombres sólo consideran a los hombres como competencia, me puso a pensar en la actitud de los hombres y de la mía propia en esta sociedad mexicana en donde realmente es cierto cómo la voz de una mujer puede ser acallada, o solamente escuchada cuando realiza un halago, o se encarga de lo que en una división completamente sexual del trabajo realiza lo que le corresponde respecto de su sexo.

Me gustaría puntualizar en este tema ya que en la sociedad mexicana me parece que Bourdieu hubiera tenido un sinfín de ejemplos, en verdad extremos, en los que nos podemos percatar de lo que menciona en su libro cuando señala que las mujeres tienen el poder de ser un espejo que refleja en su tamaño a los hombres, lo que me pareció increíble de entender, cómo en la sociedad, y sobre todo en las parejas se presenta esto, es decir, no estoy en contra de que se amen y se alaben los unos a los otros, pero ya el hecho de que esa sea su labor me parece poco realista de ambas partes, aun así quiero tocar el tema porque esto ha justificado años y años de dominación simbólica, ya que el hombre se sigue sintiendo superior y que no puede equivocarse pes, por supuesto, es el hombre, el superhéroe de la relación, lo que nos lleva al círculo vicioso de nueva cuenta en la que el por seguir teniendo esta posición respaldada por su pareja, lo lleva a la permanente tensión de la que ya hablamos a líneas antes, lo que me deja un profundo sentimiento de que debemos hacer algo al respecto.

Todo el análisis de la obra de Bourdieu es porque el tema realmente me hizo darme cuenta de la forma de vida que hemos llevado por años, décadas y siglos, lo que hace que sea una situación difícil de cambiar, además del gusto del propio hombre por seguir con esa dominación, y el que las mujeres tengan incorporado (en el sentido más literal de la palabra, quiero decir directamente en la piel) esta dominación simbólica. El que esta forma de vida esté tan incorporada en la sociedad, hace que se trate de un tema complicadísimo en la agenda para revertir.

Ahora bien, desde un punto de vista completamente personal, siento que el cambio tendrá que ser totalmente gradual, sin pensar en el viejo ejemplo que te diría un entrenador la primera vez que vas a un gimnasio y preguntas: “¿en cuanto tiempo podré bajar de peso?, me gustaría perder 20 kilos”, a lo que el entrenador seguramente te responderá: “¿cuánto tiempo tardaste en subir ese exceso de peso?…”, dejándote la amargura de pensar que llevas equis cantidad de tiempo y que tardará exactamente lo mismo en desaparecer el exceso que te disgusta. Lo que me lleva a pensar que no necesariamente debe ser igual, debemos quitarnos esa idea, debe ser un parte aguas el darnos cuenta de la situación y que todo debe cambiar en este mismo segundo, es claro que desde ese momento debemos tomar acciones pero ser pacientes con el resultado ya que será un largo camino hasta eliminar todo la problemática que viene con esta dominación masculina a pesar de que se trate de una dominación simbólica.


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