Legalización del cannabis

Publicado el 1 de febrero de 2019

Ulises Daniel Rincón Pérez
Estudiante del Centro de Posgrado de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí
emaillic.ulisesrincon@gmail.com

En México actualmente está prohibido el uso recreativo y medicinal de la marihuana, sin embargo, en algunos países de Europa y América ya se tomaron las medidas necesarias para legislar y regular en base a estudios donde se comprueba que el uso de esta planta no hace adictas a las personas que las consumen, y que además puede tener usos medicinales como explicare más adelante.

Es importante revisar antecedentes históricos sobre el uso del cannabis en las diferentes épocas y culturas, y sobre eso tomar la decisión que mejor convenga para el país.

Culturalmente las drogas han estado presentes en muchos aspectos importantes de la vida y de la sociedad; ha sido utilizada con propósitos distintos: acercarse a las divinidades, observar el cosmos desde fuera, integrarse a un grupo, mostrar estatus en la sociedad, huir de tensiones y aliviar el dolor, entre otras intenciones.

El cannabis es ese polvo obtenido de la resina, hojas e inflorescencia femenina de una variedad de cáñamo que produce efectos hipnóticos, tenemos que señalar algunos términos relacionados con el mismo como: el cáñamo, familia de cannabáceas, planta de hojas palmeadas, cultivada por su tallo, que proporciona una excelente fibra textil, y por sus semillas; y principalmente el cáñamo índico o indio, variedad de cannabis sativa, de la que se obtiene el hachís y la marihuana.

La marihuana es una sustancia preparada con las hojas y las flores del cannabis sativa, variedad índica, que se fuma mezclada con tabaco y produce efectos parecidos a los del hachís. Posee una concentración menor en principios activos que esta última y ocupa el mismo lugar que ella en las diversas clasificaciones.

El cáñamo índico cuyo nombre científico es cannabis sativa, es una planta que alcanza varios metros de altura. El que esta variedad de cáñamo sea narcótica, parece que se debe a simples condiciones climatológicas, puesto que sólo en regiones de África y Asia, de clima parecido, se da libremente.

Hay dos variedades de cannabis sativa, una masculina y la otra femenina, y es ésta la más apreciada, puesto que segrega más resina, precisamente lo que se aprovecha para componer el hachís. Aun cuando también, resultan útiles las hojas y flores de la planta.

Hachís (en castellano hierba) viene del árabe hasis (cáñamo), hachich, haxis nombre tomado de los ismaelitas: tribus árabes de Jordania, descendientes de Ismael hijo de Abraham. El cáñamo indio, es más pequeño que el cáñamo común (cannabis sativa), crece en casi todas las latitudes, pero, en ciertas regiones, el elemento activo puede desaparecer al cabo de algunos ciclos de vegetación. Es una planta muy resistente; se ha visto florecer en Nueva York, cultivada en tiestos por beatniks (movimiento juvenil norteamericano de contracultura), en París y Berlín, sembrada clandestinamente por los usuarios del hachís.

El cáñamo índico (variedad de cannabis sativa) era ya conocido por los asirios —imperio mesopotámico, siglo XV a.C.—, quienes lo empleaban como incienso en las ceremonias religiosas. El libro santo de los persas (siglo VI a.C., hoy suroeste de Irán) el Avesta, describe, por su parte, los enervantes efectos del incienso obtenido con el cáñamo índico. Si el cultivo de adormidera parece originario de Europa y Asia Menor, el del cáñamo remite a China. Los primeros restos de esa fibra (fechables hacia el 4000 a.C.) se han encontrado allí, un milenio después en Turquestán (Afganistán). Un tratado chino de medicina —escrito en el siglo I, sobre materiales que dicen remontarse al legendario Shen Nung, redactado 30 siglos antes— afirma que “el cáñamo tomado en exceso hace ver monstruos, pero si se usa largo tiempo puede comunicar con los espíritus y aligerar el cuerpo”. Inmemorial es también el cáñamo en India. El Atharva Veda considera que la planta brotó cuando cayeron del cielo gotas de ambrosía. La tradición brahmánica cree que agiliza la mente, otorgando larga vida y deseos sexuales potenciados. También las principales ramas del budismo celebraron sus virtudes para la meditación. En usos médicos, la planta formaba parte de tratamientos para oftalmía, fiebre, insomnio, tos seca y disentería. La primera referencia mesopotámica al cáñamo no se produce hasta el siglo IX a.C., en tiempos de dominio asirio y hace mención a su empleo como incienso ceremonial. El bracero abierto era ya frecuente entre los escitas (pueblo de lengua irania, que desapareció en el siglo II a.C.), quienes arrojaban grandes trozos de hachís sobre piedras calentadas y sellaban el recinto para impedir la salida del humo. Una técnica parecida usaba los egipcios para su kyphy, otro incienso ceremonial cargado con resina de cáñamo. Según datos paleobotánicos, el cultivo del cáñamo es también muy antiguo en Europa Occidental. En el siglo VII a.C. los celtas –situados en la vieja Europa– exportaban desde su enclave de Massilia (hoy Marsella, Francia) cuerdas y estopas de cáñamo a todo el Mediterráneo. Muchas pipas y la propia casta de los druidas (sacerdotes celtas expertos en filtros y medicamentos) indican que esa cultura conoció su empleo como droga. Es indudable que esta planta, según parece, la que utilizó Helena para mitigar las penas de Telémaco (guerra de Troya), fue conocida por todos los pueblos de la antigüedad. Y sus propiedades tan alabadas que los hindúes, al igual como hicieron los incas con la coca, le dan un origen divino. Ellos explican que aconsejados por el dios Visnú, todos los dioses menores y demonios se reunieron un día para obtener el elixir de la inmortalidad. El resultado, que precisaría páginas para explicar puesto que, según la leyenda, no fue nada fácil conseguir, resultó ser el cáñamo índico del cual se extrajo el hachís. O sea, la resina que se extrae de las hojas y de las inflorescencias hembras del cáñamo índico, que se consume mascada o fumada.

Además de vinos y cervezas, los griegos usaron con fines ceremoniales y lúdicos el cáñamo y otras solanáceas, en ocasiones mediante sahumerios o inciensos. Conocían también un extracto de hachís con vino y mirra para estimular reuniones privadas. En Roma, por su parte, aunque las plantas principales fueron la adormidera (como el opio) y la vid, sabemos que en tiempos de los césares no era poco frecuente fumar flores de cáñamo hembra (marihuana) en reuniones para “incitar a la hilaridad y al disfrute”, costumbre que pudo venir tanto de la sociedad ateniense como de los celtas. Esta droga de los dioses, fue la que más tarde, utilizó el “Viejo de la Montaña” para formar el más fiel y valeroso de los ejércitos. Un auténtico comando suicida que, a cambio de la entrega de su vida, recibía la apetecida ración diaria de hachís. El que el cáñamo índico sea una planta limitada, en estado salvaje, a ciertas regiones asiáticas y africanas, no quiere decir que resulte difícil cultivarla en otras naciones. Esto es fácil, especialmente, en aquellas que gozan de clima cálido. Y éste es uno de los grandes problemas que el hachís presenta. Resulta casi imposible su control, dada la facilidad con que puede ser cultivada en extensas regiones. Otro problema que reduce las posibilidades de controlar las plantaciones clandestinas de cáñamo índico es que son numerosos los países, particularmente asiáticos, que lo utilizan para extraer de él medicamentos muy apreciados. Incluso, la farmacopea de los países occidentales acude al cáñamo índico y, actualmente, se están descubriendo en esta planta insospechadas posibilidades. Entre otras las de obtener un nuevo antibiótico, mucho más eficaz que cuantos se han puesto hasta ahora en el mercado, por ello, la posibilidad de controlar su producción se hace más difícil, pero esto es un problema que tiene la Comisión de Estupefacientes de la Organizaciones de las Naciones Unidas, ONU.

El hachís tiene múltiples aplicaciones. En algunos países asiáticos lo utilizan para sazonar pasteles y componer bebidas.

Pasando a Europa, los primeros estudios de la marihuana fueron hechos por los sabios que en 1798 acompañaban a Napoleón Bonaparte en Egipto (Silvestre de Sacy, Rouyer y Desgenettes). Ellos se entregaron sobre el terreno a fructuosas observaciones, y se llevaron muestras que Lamarck analizó en París a finales del siglo XVIII.

En 1800, Bonaparte prohibió usar hachís en todo Egipto, para evitar “delirios violentos y excesos de toda especie”. El principal objetivo de esta ordenanza era despertar la curiosidad de algunos médicos franceses. Para 1839, el Dr. O’ Shaughnessy, profesor británico que enseñaba en Calcuta, India, publicó el primer artículo sobre propiedades analgésicas, antiespasmódicas y relajantes musculares del cannabis. En los sesenta años siguientes se editaron más de cien estudios científicos sobre esta planta y sus propiedades. Hasta 1937, cuando fue prohibido, en Estados Unidos, era el componente obligatorio en más de treinta preparados farmacéuticos. Durante décadas, todos los trabajos sobre sus usos curativos fueron congelados.

Considerando que el cáñamo es un modo de conocer la mente, y puede ser objeto de investigación científica, el siquiatra J. Moreau de Tours acabó rodeado por un grupo de escritores y artistas —el club des hachischiens—, donde aparecen Gautier, Charles Baudelaire, Delacroix, Nerval, Verlaine, Rimbaud, Víctor Hugo e incluso Balzac. El resultado más duradero de sus sesiones serán varios artículos de Baudelaire, publicados bajo el nombre genérico de Los paraísos artificiales. En 1857 H. y T. Smith lograron concentrar el primer elemento activo de la marihuana con la ayuda de un álcali. Comprobaron que el residuo estaba desprovisto de nitrógeno, contrariamente a la mayoría de los alcaloides conocidos. Más tarde, Cahn obtuvo ese elemento activo al que, en estado puro, se le dio el nombre de canabinol. Todd y Addams continuaron sus trabajos y aislaron otro alcaloide, el canabidiol. El canabidiol no produce ninguno de los efectos sicológicos de la marihuana. Hay que añadirle cuatro átomos de hidrógeno para hallar de nuevo las propiedades activas. La dificultad de dominar un alcaloide puro, problema planteado a los químicos, arrojó a la marihuana de la psicofarmacología moderna, tras los ensayos intentados por el doctor Moreau de Tours en 1845 para tratar las alucinaciones por medio del hachís. Continuando con el siglo XIX, entre médicos, el prestigio del fármaco no llegó a establecerse en medida remotamente parecida a la de otras drogas. Era una sustancia tosca, cuyo principio activo estaba sin descubrirse, propia de medicinas primitivas, aunque algunos facultativos recomendaron láudanos (preparado farmacéutico a base de opio) pero de hachís como analgésico, hipnótico y antiespasmódico. El propio Federico Nietzsche empleó algunas veces la sustancia, y quedó convencido de que permitía acercarse a “la prodigiosa velocidad de los procesos mentales”.

Todos sabemos que el siglo XX, introdujo el aspecto del poder económico con gran fuerza, a diferencia del siglo XIX, en el que importaba más el factor social, bohemio, farmaceuta y médico, sin embargo, podría afirmarse que el valor de uso por cuestiones culturales o médicas, dio paso al valor de cambio por motivos económicos. Además, el anterior siglo tuvo otras grandes características como: las Guerras Mundiales, el avance de la ciencia, la técnica, la tecnología y los medios de comunicación, entre otras.

El químico Mechoulam, de la Universidad de Jerusalén, en 1964, aisló el principio activo del vegetal, el tetrahidrocannabiol, THC, logrando explicar sus mecanismos de acción. Para 1971, algunos documentos secretos dejaron de ser materia reservada y se reiniciaron investigaciones acerca del THC, al cual se le responsabiliza de la mayoría de los caracteres psicoactivos del cannabis.

Estamos en dirección de actualizarnos y avanzar, o quedarnos atrás frente a otros países que están modificando sus leyes existentes sobre un tema que es cada vez más importante y sobre el que se está haciendo muy poco o nada al respecto en nuestro país. Hace décadas que existe el problema del narcotráfico en México, donde la misma ilegalidad de algunas sustancias es la que ha provocado el éxito que tiene actualmente del crimen organizado.

Se ha hecho el intento fallido de las autoridades por combatirlo, y al contrario de los resultados esperados el problema siguió y sigue creciendo.

Ahora no sólo los carteles mexicanos ocupan toda la extensión de México, sino que sus brazos se han expandido a otros países del mundo.

Siendo este uno de los motivos de mi propuesta la despenalización del cannabis para uso recreativo y medicinal, debe considerarse por qué es contraproducente seguir intentando combatir al crimen organizado y a los carteles que operan en México de la manera como se ha venido haciendo con la prohibición y la penalización de esta droga, que para nada ha funcionado.

Les voy a hablar de los usos que se le da al cannabis para el tratamiento de enfermedades y como podría beneficiar al país la legalización de esta droga tomando datos de otros países del mundo donde ahora es legal y está regulada.

En el campo de la medicina…

En varios estudios científicos sobre las propiedades medicinales del cannabis y del aceite de cannabis, encontramos que tienen resultados satisfactorios, para los enfermos de:

— Alzheimer. Las propiedades del cannabis sirven como neuro protectores ya que ayudan a detener el crecimiento de distintas proteínas que se encuentran en el cerebro y que ocasionan esta enfermedad.

— Epilépticos. El tetrahidrocannabinol, el principal cannabinoide psicoactivo, ha demostrado tener efectos anticonvulsivos.

— Cáncer. El cannabis ayuda al enfermo a tener apetito, a conciliar el sueño y como analgésico natural.

— Glaucoma.

— Ansiedad.

Debido a su prohibición en la mayoría de los países no se ha podido llevar a cabo una investigación científica más profunda para conocer todas de sus propiedades.

Respecto al tema de seguridad y económico …

Con la legalización del cannabis se puede dar un golpe a las finanzas de los narcotraficantes y disminuir considerablemente sus recursos, recursos que ahora serían parte del Estado y que se podrían usar para todo tipo de programas sociales y proyectos nacionales.

Legalizando el cannabis se corta de tajo un ingreso muy importante para los carteles que operan en México.

A partir de los derivados del cannabis se puede producir mucho más papel que de cualquier otro árbol y así ayudaría también a la conservación de bosques, se podría crear toda una industria que en consecuencia generaría empleos y beneficiaría a la economía del país.

Todo esto puede ser posible teniendo un control legal y fiscal como en cualquier otro negocio donde se paguen impuestos, donde se tenga un control de calidad, y que este regulado por el gobierno.

Ya no se vería al consumidor de esta droga como un delincuente y no estarían en la cárcel por cometer el delito de posesión o narcotráfico, por lo tanto, disminuiría la población de las cárceles también.

Queda claro que reprendiendo a los usuarios de esta droga su consumo no disminuye.

En el ámbito internacional…

Tomando como ejemplos otros países de América tenemos el caso de Uruguay donde en diciembre de 2013 se despenalizó, para regular la producción, posesión, y usos recreativos y medicinales.

Recientemente, en 2018 Canadá también despenalizó el cannabis y desde el primer día se obtuvieron una cantidad considerable de recursos económicos.

Otro ejemplo más antiguo es el de Ámsterdam en Holanda donde el cannabis se vende de manera legal y con total normalidad desde hace bastantes años en muchos establecimientos, lo que ha tenido efectos positivos en ese país eliminando casos por el delito de narcotráfico y fomentando la normalización de investigaciones médicas con cannabis.

Hasta la fecha no se tiene registro de aumento en delincuencia o delitos relacionados al uso de esta droga en los países ya mencionados desde su legalización.

Como podemos ver son muchos los beneficios que traería la legalización del cannabis a nuestro país y a la sociedad en general, por que generaría empleos, reactivaría el campo en algunas de sus zonas que ya no son activas, ya que esta planta crece prácticamente en cualquier lado, además de los usos medicinales y recreativos.

Para terminar, sólo quiero decir que no debe estar estancado el país con leyes conservadoras y caducas, revisemos el contexto actual en el que se encuentra el mundo y sobre eso, crear leyes que regulen todas estas situaciones que han venido siendo un problema para el país desde hace décadas, ésta es una posible solución a uno de tantos problemas que padece actualmente el país.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez