Avances conceptuales y movilización contemporánea de los movimientos sociales en América Latina
Publicado el 13 de febrero de 2019
Juan Felipe González Ríos
Abogado, Especialista en Derecho Penal y Constitucional; Magister en Educación Ambiental
y Desarrollo Sostenible, Decano de la facultad de derecho de la universidad cooperativa de
Colombia Sede Cali, Docente Investigador y Conjez de la Sala Penal y la Sala Civil
Especializada de Restitución de Tierras de Honorable Tribunal de Distrito Judicial de Cali; Docente Universitario
juan.gonzales@ucc.edu.com
Ghina Marcela Renza Aramburo
Abogada, Master en Resolución de Conflictos y Mediación (actual); Especialización de
Resolución de Conflictos y Mediación Social (actual), Gerente firma Jurídica GYR Abogados,
Diplomado en Conciliación inscrita ante el Ministerio de Justicia, docente universitaria
I. Introducción
En la actualidad vivimos cambios sociales y jurídicos de relevancia, los paradigmas sociales están evolucionado hacia las políticas públicas de un verdadero Estado social de derecho, como lo declara el artículo 1º de la Constitución Política de Colombia de 1991, precisando que nuestro Estado es democrático, participativo y pluralista; entendiendo que la democracia no es el simple ejercicio electoral, ya que la principal característica de la democracia colombiana es el ejercicio del poder a través de los distintos instrumentos de control judicial constitucional, los mecanismos de participación y abundancia de acciones constitucionales que empoderan al ciudadano y le permiten controlar la arbitrariedad estatal; asimismo la participación tiene una dimensión mucho más amplia en el espectro jurídico a la del voto sin embargo, es en el pluralismo que encontramos un problema concreto: la aceptación del otro como diferente. El pluralismo como principio fundamental, reconoce la diversidad1 y podríamos decir que impide que nuestra sociedad se edifique en el poder hegemónico y excluyente de las mayorías, como lo supone la democracia, ya que la diversidad encuentra su protección en el Estado social de derecho, que está obligado a garantizar los derechos de las minorías, constituyéndose Colombia en un Estado con una democracia constitucional.
El auge de los derechos humanos a nivel mundial, el reconocimiento internacional por parte de los Estados y la necesidad de garantizar uniformemente mediante tribunales dicho reconocimiento, ha hecho que en diversas partes del mundo y de la sociedad, se genere un despertar hacia las movilizaciones populares, una reclamación de espacios que antes pertenecían a pequeñas elites las cuales garantizaban la detentación del poder desde la institucionalidad y la represión. La bandera de dichas conquistas ha sido la critica a los modelos económicos capitalistas, en especial los procesos incorporados por la globalización económica y el modelo neoliberal que cuenta con un sin número de contradictores.
Este artículo pretende mencionar de forma somera algunos avances conceptuales de los movimientos sociales en América Latina, abordando el caso de los regímenes progresistas, teorías estructurales y reacciones de protesta popular ante la represión estatal; además, de mencionar casos de movilizaciones populares contemporáneas como el movimiento femenino, movimientos sociales latinoamericanos, entre otros y con la finalidad de generar debate sobre los mismos.
II. Movimientos sociales en América Latina
En la actualidad, América Latina se encuentra gobernada por regímenes populistas e izquierdistas en gran parte de los países que la conforman, quienes con la bandera de desafío al modelo económico neoliberal y un alto poder económico en su momento con injerencia en las contiendas electorales vecinas, lograron conquistar la gobernanza global latinoamericana, entendida esta como las estrategias económico políticas que velan por la provisión de los bienes públicos globales, tales como la mitigación y adaptación al cambio climático, y por el cumplimiento de metas ambientales y sociales (Ocampo, 2015).
La globalización y los ajustes económicos en el panorama mundial, hizo que el modelo neoliberal implementara al interior de los países latinoamericanos cambios hacia las políticas paternalistas y de proteccionismo brindado por el estado bienestar2 (Blume, 1982). Como contraposición a estos cambios se hace presente la movilización social, la cual, de la mano de gobiernos progresistas como el venezolano en el gobierno de Hugo Chávez, y su fuerte influencia en el panorama continental con la financiación de las campañas electorales de países como Chile, Brasil, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, permitieron el fortalecimiento de un nuevo panorama de rechazo hacia el modelo económico imperante.
El nacimiento de la Comunidad Europea, la descolonización que se dio desde finales de los 70 con los movimientos independistas británicos, la independencia de América Latina, Asia y África; generaron un cambio global socio cultural y un reclamo fervoroso de inclusión de los países subordinados, quienes desde la amenaza de oposición radical y la inestabilidad política provocaron la necesidad que las elites financieras unificaran esfuerzos para mantener un sistema económico viable y estable, la Gobernanza Global y la Geo economía.3
La resistencia trasnacional al fenómeno de la globalización neoliberal, representan las primeras rebeliones de los países semiperiféricos y/o contra hegemónicos, las manifestaciones macro mundiales de movimientos sociales y los regímenes progresistas, permearon las contiendas electorales y el desarrollo de la política pública local y regional independista económica.
El Estado evidencia su importancia en materia de creación de derechos, desde la centralización del poder y las transformación de garantías y protecciones materiales para la población; los movimientos sociales de América Latina, desde los movimientos indigenistas de propiedad privada y reconocimiento Boliviano, los trabajadores rurales que se consideraban desprotegidos frente a la propiedad privada y el reclamo de tierras en Brasil mediante movimientos agrarios, protestas de trabajadores en México y Argentina, protestas sindicalistas de maestros en Ecuador, y muchos movimientos más por razones de desigualdad, de género, de religión, educación, conquistas laborales, propiedad privada, han generado la identidad colectiva en contra de las políticas de austeridad neoliberal.
III. La represión estatal como instrumento de prevención a la legitimidad
El propósito del control Estatal es el de prevenir las contraposiciones a la institucionalidad y al poder social, político y cultural (Earl, 2011). Desde las formas no violentas a las hostiles; estrategias como la censura, las amenazas, el hostigamiento, las detenciones, violencia policial o militar, desaparición forzosa y masacres; las cuales pueden variar según el régimen en el que se dan y sus contextos de poder.
El modelo político imperante, determina los contextos de reacción a la legitimación por parte del gobierno, los autoritarismos son más propensos a la fuerza y la coerción que los demócratas que abordan formas de represión menos severas (Cleary, 2017). El impulso de las prácticas democráticas y liberales, introdujo en los modelos de gobierno políticas de intervención a los sectores menos favorecidos en busca de la democratización económica, permitiendo la organización social en procura de consensos sociales y la garantía de la negociación colectiva y el derecho de asociación, libertades civiles y publicas que fueron posteriormente reconocidas en las diferentes cartas constitucionales y normatividad interna de los países en América Latina.
IV. La cultura en la protesta de los movimientos sociales
Psicología social y el interaccionismo simbólico
El comportamiento no es solo resultado de reflejos condicionados, sino que también es importante la conciencia que se tiene del objeto y la experiencia, cada gesto adquiere el significado del acto total al que forma parte, para que se produzca la comunicación se requiere de un valor simbólico que se produce en la respuesta que se provoca en los demás (MEAD, 1925). La interacción simbólica que tiene lugar entre lo individual y lo social es una evidencia de la interdependencia de la psicología social.
Se hace necesario relacionar el pragmatismo y el conductismo social y su idea política que no es otra sino la del liberalismo y la intensión de fundamentar la armonía del individuo con la sociedad y donde implica el individualismo, en el sentido que la libertad es ante todo libertad individual; el antideterminismo, necesario para que la libertad individual se posibilite. Por lo tanto, un acto social es una interacción de varios organismos donde diversos actos individuales se complementan y adquieren sentido unos a otros generando comunicación; el gesto es el comienzo o inicio del acto social y que genera reacción por ser estimulo en otro individuo, así, el gesto simbólico implica reacción y al producir reacción en un colectivo de individuos puede generar identidad por un fin específico como lo puede ser la protesta.
La relación positiva entre individuo y sociedad surge a partir del lenguaje como hecho social, (Durkheim 1964). Donde la lengua es un hecho social que debe reunir tres elementos factibilidad, externalidad y coactividad, por lo tanto, la sociedad resultas ser “un conjunto de individuos interactuando entre ellos” (Blumer, 1969;7) y la “experiencia de la sociedad humana con un todo, es la suma total de las experiencias sociales de todos los individuos miembros” (Mead, 1934).
V. Política y cultura
Mediante la acción social se genera una interrelación entre las ideaciones o análisis de la ideología, creencias, valores, representaciones sociales aceptadas culturalmente por una sociedad e incorporadas desde la normativa social para su legitimación y las formas previstas para llevarlas a cabo, donde se unen individuos y colectivos desde lo ideológico y los procesos de realización que permiten alcanzar las metas comunes en la organización ya sea de tipo cultural, social, político o cualquiera socialmente aceptado.
La cultura desde sus aspectos agentivos (entiéndase agentivo, desde la teoría de Ch. Fillmore, el caso característico del elemento percibido como provocante de la acción indicada por el verbo, habitualmente animado [Cardona, G. R., S. 9]) y colectivos, su producción y diversificación son necesariamente el punto de encuentro social para la protesta, los movimientos sociales se relacionan desde su base estructural en ella, toda vez que la política asumida colectivamente, los intereses impulsores de las ideologías, las relaciones estructurales definidas provienen de estándares culturales. Los movimientos sociales durante su trayectoria han incorporado instrumentos culturales para la promulgación de sus ideales, las artes plásticas, la literatura, la música, las máscaras y los símbolos son herramientas culturales usadas en las movilizaciones, grafitis, afiches, impulsan la satisfacción de incorporación de imaginarios en la sociedad que generar reconocimiento desde la simbología en la recordación de la comunidad.
Por todo lo anterior, podríamos concluir que donde la democratización política no alcanza la satisfacción de la comunidad, los puntos de vista culturales que significan la protesta social, son canales útiles de manifestación de los intereses políticos que constituyen transformación política.
VI. Impacto de los movimientos populares contemporáneos de América Latina
Movimientos de mujeres en Latinoamérica
Es trascendental dar una mirada a las teorías filosóficas de reconocimiento4 (Honneth, 2006), ya que las categorizaciones a nivel social, político y personal de los seres humanos, representan en la actualidad un reto, toda vez que la persona es un ser evolutivo por naturaleza y no estático en su desarrollo, interrelacionándose permanentemente, lo que genera una equivocación al querer y aceptar rotularlo socialmente. En la actualidad las diferentes reformas legislativas y normativas en el mundo, han permitido el reconocimiento hacia la igualdad de la mujer en los diversos roles sociales y espacios de participación. Retos que fueron apropiados por los movimientos feministas al abanderar la permanente búsqueda de la disminución de las brechas de desigualdad social y la ruptura de barreras actitudinales masculinas arraigadas en muchas ocasiones desde la cultura y legitimados desde el ordenamiento legal de los países.
Dentro del movimiento social, el movimiento feminista en América Latina se puede referenciar, como una de las expresiones más críticas frente al pensamiento político, social y económico hegemónico. Dentro de sus luchas en el periodo de los 70 y 80 alcanzaron cambios significativos en la política pública de los estados y en la concienciación de la mujer como sujetas de derechos y protagonistas de la construcción de nuevos paradigmas de análisis y transformación de la realidad.
Por la dinámica desigual de América Latina, desde el punto de vista económico y social, los niveles de pobreza y las violaciones masivas a los Derechos Humanos, podríamos asumirlas como de las mayores expresiones de la cultura represiva de los poderes dominantes; es en estos escenarios de política, donde el movimiento de mujeres se afianza, especialmente en contextos de procesos de negociación de paz o transiciones democráticas, donde existen profundos compromisos del poder público con el establecimiento de mínimos institucionales de reconocimiento y restauración.
VII. El espacio político de reconocimiento
Los Estados ante la imperiosa exigencia de reconocimiento e igualdad de género, abrió espacios de participación y protección necesarios para la convivencia en comunidad; tal es el caso de la inclusión de política pública de equidad de género en espacios laborales, cuotas de genero desde las representaciones políticas pluralistas; además, los movimientos feministas frente a fenómenos sociales de violencia y con el apoyo de la política criminal tipificó delitos exclusivos como el feminicidio y agravó las penas cuando la actuación se realiza sobre la mujer; la sociedad resalta la importancia de la mujer y su buen desempeño en la estructura de valores sociales que afirmo roles específicos como empoderarlas en la gestión de comedores comunitarios y hogares de paso en el restablecimiento de valores de los niñas, niños y adolescentes.
Existen otros factores de reconocimiento originados del movimiento feminista, pluralidad de enfoques como los derechos sexuales y reproductivos, especialmente la despenalización del aborto y que logro agremiar a las mujeres bajo esta iniciativa como el caso de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y donde se encuentran representantes de 13 nacionalidades desde 1984; violencia contra la mujer, violencia perpetrada en un contexto de discriminación e impunidad; el feminicidio como fenómeno social y donde la visibilidad de la mujer alcanza objetivos desde estrategias de resistencia y permeando las políticas públicas y criminal del Estado; participación Política desde la lucha por la participación igualitaria y la toma de decisiones.
A manera de conclusión, la victimización de la mujer por décadas sentida, la represión política y la normativa excluyente hizo que la mujer generara movilizaciones de género que fueron reconocidas por la institucionalidad estatal y garantizada desde el ordenamiento jurídico.
VIII. La convergencia de procesos de movilización. Foro social mundial
Como una notoria expresión de rechazo a los procesos de globalización y el modelo Neoliberal, los movimientos sociales se fueron amalgamando y escalando a escenarios mundiales de reconocimiento, tal es el caso del Foro Social Mundial, donde los grupos activistas sociales se organizan para determinar estrategias de injerencia en los Estados con la finalidad de incluir políticas que permitan transformar las acciones al interior de los modelos de gobierno.
Las organizaciones no gubernamentales encontraron en este escenario el lugar propicio para apalancar sus actividades y el relacionamiento internacional necesario para permear geopolíticamente desde las redes de intercambio con la finalidad de incidir en los modelos gubernamentales y ganar el reconocimiento que les permita continuar vigentes en la esfera mundial; logrando el reconocimiento con el apoyo de movimientos sociales de género, raza, minorías políticas y étnicas.
Puntos de Encuentro: No solo el rechazo al modelo neoliberal y la globalización, sino la lucha por la justicia ambiental, los recursos renovables y no renovables se volvió punto de encuentro, los sectores campesinos, indígenas y étnicos, organizaciones ambientales se ven identificados y favorecidos, diferentes países como Brasil, Ecuador, Uruguay, Venezuela, promovieron mecanismos de participación ciudadana con la finalidad de rescatar el recurso público del agua y el ambiente sano. El Foro Social Mundial se ha convertido en el escenario mundial de encuentro de activistas sociales progresistas y el rol desempeñado por América Latina en los últimos años fortalece el relacionamiento de los movimientos sociales; sin embargo no todas los grupos se sienten representados en igualdad de condiciones pues las minorías siguen manifestando espacios de exclusión al interior de estos escenarios lo que permite concluir que la conveniencia particular de intereses y grupos no permite una comunicación de confianza que potencie la unificación de acciones y transformaciones sociales.
IX. Doctrina y movimientos sociales. Teoría de la liberación
De la mano de los movimientos populares originados en América Latina en los años 70, se fueron formando movimientos de alfabetización de carácter político con el fin de tomar conciencia de la realidad y establecer una práctica liberadora desde las acciones políticas; es como en medio de todos estos movimientos nació una pedagogía social que fue acuñándose en una educación popular de corte contestatario político para el momento que se vivía. Para Vélez (2011) la educación popular se desarrolla como una práctica de pedagogía fundada en actividades sociales que lo que buscan es acuñarse en el individuo como liberadoras y transformadoras en Latinoamérica5. Bajo esta pedagogía se fueron transformando grupos e identificándose con causas como la resignificación religiosa, de clase, de raza, de sexo, de oposición política, ente otras. Sin embargo, los intereses de las personas al interior de las colectividades y las filosofías algunas veces excluyentes, generaron pugnas que subdividieron los movimientos sociales.
X. El clientelismo como estrategia estatal para fragmentar el movimiento social
Como una forma de inhibir la organización colectiva por parte del Estado y desalentar la participación política efectiva, se afianza el Clientelismo Político desarrollándose a través de redes clientelares (Zapata Osorno, 2016).6 En la búsqueda de disminuir las brechas de participación en la política y el sistema económico por parte de los movimientos sociales, el acercamiento del Estado principalmente apaciguando la protesta social, genera el intercambio de intereses colectivos, comunes y algunas veces individuales que fragmentaron la confianza de la movilización colectiva.
La consecuencia de una relación personal de intercambio, en el ámbito de la política, que se establece de forma voluntaria y legítima, dentro de la legalidad, entre los que pueden ocupar u ocupan cualquier cargo público y los que desean acceder a unos servicios o recursos públicos [...], por medio de este vínculo o relación (Corzo, 2002: 14). Se convierte entonces la relación de entendimiento del Estado y los movimientos sociales en una relación de poder, mutuamente dependiente, una relación entre actores colectivos que gozan de fortalezas y debilidades con ofrecimientos mutuos interrelacionados.
XI. Conclusiones
• Los Estados por la creación de políticas desiguales y la poca respuesta efectiva de reconocimiento, permite que los movimientos sociales, generaran identidad colectiva en contra de las políticas de austeridad neoliberal.
• El modelo político imperante, determina los contextos de reacción a la legitimación por parte del gobierno, los autoritarismos son más propensos a la fuerza y la coerción que los demócratas que abordan formas de represión menos severas.
• Donde la democratización política no alcanza la satisfacción de la comunidad, los puntos de vista culturales que significan la protesta social, son canales útiles de manifestación de los intereses políticos que constituyen transformación política.
XII. Bibliografía
Blumer, 1969, Symbolic Interactionism. Perspective and Method, Englewood Cliffs, N. J. Prentice Hall, 1969.
Breckenridge-Jackson, Ian et al., 2017. “Los movimientos sociales latinoamericanos y el proceso del Foro Social Mundial”, en Paul Almeida y Allen Cordero (eds.), Movimientos sociales en América Latina: perspectivas, tendencias y casos, Buenos Aires, CLACSO.
Chase-Dunn, Christopher, Alessandro Morosin and Alexis Alvarez, 2017, “Movimientos sociales y regímenes progresistas en América Latina: revoluciones mundiales y desarrollo semiperiférico”, en Paul Almeida y Allen Cordero (eds.), Movimientos sociales en América Latina: perspectivas, tendencias y casos, Buenos Aires, CLACSO.
Durkheim, E., 1913, Pragmatismo y sociología, Buenos Aires, Schapire.
Habermas, J., 2004, La inclusión del otro. Estudios de teoría política, Barcelona, Paidós.
Horton, Lynn. 2017. “Movimientos de mujeres en America Latina”, en Paul Almeida y Allen Cordero Ulate (eds.), Movimientos sociales en América Latina: perspectivas, tendencias y casos, Buenos Aires, CLACSO.
Kelsen, Hans, 1973, Teoría pura del derecho.
Mead, George Herbert, Interaccionismo simbólico y psicología social, Barcelona, 1938.
Mackin, Robert, 2017, “Teología de la liberación y movimientos sociales”, en Paul Almeida y Allen Cordero Ulate (eds.), Movimientos sociales en América Latina: perspectivas, tendencias y casos, Buenos Aires, CLACSO.
Ortiz, David G., 2017, “Represión estatal y movilización en América Latina”, en Paul Almeida y Allen Cordero Ulate (eds.), Movimientos sociales en América Latina: perspectivas, tendencias y casos, Buenos Aires, CLACSO.
Rossi, Federico M., 2017, “Más allá del clientelismo: el movimiento piquetero y el Estado en Argentina”, en Paul Almeida y Allen Cordero Ulate (eds.), Movimientos sociales en América Latina: perspectivas, tendencias y casos, Buenos Aires, CLACSO.
Tavera Fenollosa, Liga and Hank Johnston, 2017, “Artefactos de protesta en el campo del movimiento social mexicano: reflexiones en torno al ‘hijastro’ del análisis cultural”, en Paul Almeida y Allen Cordero Ulate (eds.), Movimientos sociales en América Latina: perspectivas, tendencias y casos, Buenos Aires, CLACSO.
NOTAS:Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez