Los sindicatos1

Publicado el 15 de febrero de 2019

José Dávalos Morales
Profesor de Derecho Laboral en la Facultad de Derecho de la UNAM,
email josedavalosmorales@yahoo.com.mx

En varias ocasiones el Papa Francisco se ha referido a importantes cuestiones sindicales. Permítanme los amables lectores recoger algunos de estos aspectos. Luchar por una pensión o por una jubilación para los ancianos que no quieren o no pueden trabajar, y trabajo para los jóvenes que quieren y deben trabajar, y rechazar las pensiones de oro, que son tan injustas como las pensiones pobres. Esta es una de las finalidades de los sindicatos en este momento que vivimos.

Si hablamos de trabajo sin hablar de persona, el trabajo se convierte en algo inhumano. Si olvidamos a la persona olvidamos al trabajo. Si hablamos de una persona sin trabajo, estamos ante algo incompleto. La persona se realiza en plenitud cuando se convierte en trabajador. El individuo se vuelve persona cuando se abre a la vida social, cuando florece en el trabajo.

Sin embargo, la persona no sólo es trabajo, no siempre trabajamos, no siempre debemos trabajar. Por ejemplo, los niños no deben trabajar. Nosotros no trabajamos cuando estamos enfermos, no trabajamos cuando somos ancianos. Hay personas que no trabajan porque no deben o no pueden trabajar. Hay tantos niños que trabajan y no estudian, cuando el único trabajo bueno para ellos es estudiar. A la gran mayoría de trabajadores no se les reconoce el derecho a una pensión o jubilación justa. Hay trabajadores que se enferman y son descartados del mundo del trabajo con pretexto de la eficiencia.

¿Qué es pensión o jubilación justa? Es la prestación que no es muy rica ni muy pobre. Las pensiones de oro son una ofensa para los trabajadores no menos graves que las pensiones pobres. Andamos mal cuando obligamos a los ancianos a trabajar y obligamos a una generación entera de jóvenes a no trabajar cuando deberían hacerlo, por ellos y por todos. Es necesario reducir las horas de trabajo de los que se encuentran en su última etapa laboral, y crear trabajos para los jóvenes que tienen el derecho y el deber de trabajar.

Es necesario comprender el valor de los sindicatos. A veces no se les comprende porque no están luchando por los derechos de los descartados del trabajo, los inmigrantes, los pobres. El movimiento sindical tiene que desempeñar un papel esencial en la construcción del bien común. El sindicato es la expresión del perfil profético de la sociedad; debe dar voz a quienes no la tienen.

Los sindicatos tienen que ver por quienes están dentro del sindicato. Pero también deben proteger a los que están afuera. Los sindicatos están llamados a proteger los derechos de los que todavía no trabajan, de los que han sido excluidos del trabajo, de los que también han sido excluidos de sus derechos.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en La Prensa, el 8 de febrero de 2019.

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