La Guardia Nacional: entre lo civil y lo militar

Publicado el 8 de abril de 2019

Marcela Joahna González Aguilar
Estudiante de la maestría en Política Criminal de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí
emailmarcela.gonzalez_21@hotmail.com

Desde el sexenio del presidente de la República Mexicana Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y su decisión de llevar a cabo la llamada “guerra contra el narco”, México se ha visto inmerso en una cruda crisis de seguridad pública; desde 2006 y hasta abril de 2018 el Instituto Nacional de Estadística (INEGI) y el Sistema Nacional de Seguridad Pública tenían registrados 250547 asesinatos en el país.

Esta grave situación que se sigue enfrentando ha servido de bandera política tanto para los comicios de 2012 como para los de 2018, pues ha regido las propuestas de campaña de los candidatos a la Presidencia de México, todas encaminadas a la seguridad pública, al restablecimiento del orden, la justicia y la paz; los resultados de las elecciones sin duda han reflejado la preocupación que persiste entre la población sobre este tema, basta con analizar cómo se dieron los resultados desde 2012:

Después de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernara por más de setenta años el país y perdiera su poder en el 2000 con el triunfo de Acción Nacional y Vicente Fox, permaneciendo otro sexenio al mando de Felipe Calderón Hinojosa, este último en 2012 tuvo que regresar el poder al Revolucionario Institucional después de su “guerra fallida” contra el narco, y es que tal parecía que el electorado decidió retornarle el poder al PRI con Enrique Peña Nieto, debido a la desesperación por recuperar la paz y tranquilidad de la nación; sin embargo, las cifras durante el sexenio de Peña Nieto no fueron tan alentadoras, pues a pesar de las detenciones de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” y de Servando Gómez Martínez alias “La Tuta” los enfrentamientos y muertes violentas se siguieron registrando en todo el país.

Por lo que después de que el PRI recuperara su poder, terminó por entregarlo al partido recientemente conformado de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), liderado por Andrés Manuel López Obrador y quien era la tercera ocasión que buscaba el cargo constitucional más importante del país. Dentro de sus planteamientos durante la campaña, a inicios de 2017, López Obrador anunció la creación de la Secretaría de Seguridad Pública y la conformación de la Guardia Nacional.

Ya como presidente electo, el 14 de noviembre de 2018 López Obrador dio a conocer el llamado Plan Nacional de Paz y Seguridad; mediante un comunicado de prensa en su página oficial de Internet detallaba la propuesta de la conformación de la Guardia Nacional:

“El nuevo gobierno federal garantizará la paz y la tranquilidad en el país atendiendo las causas que originan la inseguridad; apoyando el fortalecimiento amplio y plural de las familias; asegurando empleo y educación a todos los jóvenes mexicanos, así como protegiendo a los ciudadanos a través de una Guardia Nacional que respetará derechos humanos con las debidas reformas legales; decidimos apoyarnos en las Fuerzas Armadas, buscar la unidad. Conformar esta Guardia Nacional integrando a la Policía Militar, a la Policía Naval y a la Policía Federal en una sola corporación: en la Guardia Nacional”.

Lo anterior cambiaba por completo el concepto de la llamada “Guardia Nacional” (GN) que se manejó desde la época colonial hasta la Constitución de 1917 en nuestro país, pues en comparación con la que ahora se implementará es completamente distinta: ya que la GN era concebida como una corporación de ciudadanos, muy alejada a ser parte del Ejército, ni mucho menos teniendo un mando militar, además en esta nueva propuesta se maneja a la GN como un instrumento primordial del Ejecutivo Federal cuando por cientos de años atrás y en teoría, dependía de los gobernadores de cada entidad federativa, era local, regional y temporal; asimismo, su objetivo radicaba en la defensa de la independencia nacional y de sus instituciones, hoy se habla de actividades de carácter preventivo, de investigación y de seguridad pública.

Después de llevar esta propuesta a la Cámara de Diputados, en donde se efectuaron foros de análisis con expertos en la materia, sociedad civil, gobernadores y presidentes municipales, el decreto de la propuesta de reforma terminó por ser aprobada por diputados y senadores con cambios significativos, el más importante, que el mando quedara a cargo del secretario de Seguridad Pública, es decir, la responsabilidad recae en un mando civil, en lugar de ser el secretario de la Defensa Nacional el comandante de la GN; sin embargo, lo que no ha quedado cien por ciento claro es a cargo de quién quedará el adiestramiento de esta nueva corporación, ya que el artículo transitorio sexto de dicho decreto indica que para la conformación y funcionamiento de la GN, las secretarías de los ramos de la Defensa Nacional y de la Marina participarán, conforme a la ley, con la del ramo de seguridad, “para el establecimiento de su estructura jerárquica, sus regímenes de disciplina, de cumplimiento, de responsabilidades y de tareas, y de servicios, así como para la instrumentación de las normas de ingreso, educación, capacitación, profesionalización, ascensos y prestaciones”, que podrán estar homologados en lo conducente, las disposiciones aplicables en el ámbito de la fuerza armada permanente.

De aquí parte nuestra preocupación: ¿cómo será una Guardia Nacional, adiestrada en un primer momento por militares y al mando de un secretario de Seguridad Pública Civil? ¿A qué retos nos estamos enfrentando cuando hablamos de la combinación de elementos castrenses y civiles (policía federal)?

Si bien entendemos que la intensión del recién llegado gobierno federal es la conformación de una corporación que cuente como primer punto con el aval, el reconocimiento y la confianza de los ciudadanos, por ello hace uso de la milicia, quien aun y a pesar de todo lo acontecido desde su presencia en las calles, continua siendo la institución que goza de mayor prestigio ante los mexicanos, incluso la única, sin embargo se habla de la combinación con quienes integran la Policía Federal, que aunque no se niega su buena preparación, lamentablemente tiene altos índices de corrupción y su percepción ante la ciudadanía así es considerada.

En este tema de corrupción, el gobierno federal apuesta sus mejores cartas a que al cambiarles de nombre y uniforme a las corporaciones y juntando “lo malo” con “lo bueno”, lo podrido se mejore, suena un tanto ilógico, ¿no? ¿Qué pasará si el mal le gana al bien? ¿Si lejos de que las corporaciones castrenses mantengan sus valores, son corrompidas por las “conductas de las otras corporaciones”?

Es difícil no imaginarse este panorama porque quienes hoy integran la Policía Militar en su mayoría son jóvenes que ingresaron mediante reclutamiento a este servicio, es decir, tienen un adiestramiento de sólo dos meses, si bien sus mandos son egresados del Heroico Colegio Militar, militares de carrera; pero en la tropa, en el soldado de a pie, ¿qué nos garantiza que en sólo dos meses tengan bien formados los valores del instituto armado y esté preparado para no traicionar a la patria ejerciendo corrupción?, ¿qué nos garantiza que lejos de formar una nueva corporación incorruptible solamente se extienda el problema?

Por otra parte, como ya se mencionó, el adiestramiento que hoy reciben quienes recién ingresan a las filas de la milicia sólo es de ocho semanas; es cierto, se inculcan valores: honor, lealtad, espíritu de cuerpo… pero no se trabaja en ningún momento la proximidad social, se habla sí del uso racional de la fuerza y el respeto de los derechos humanos, pero eso no quiere decir que estén preparados para llevar a cabo actividades civiles, el militar no está hecho para las calles, tiene funciones distintas, está formado en su caso y después del adiestramiento constante para la guerra y aquí debe entenderse todo lo que eso implica, ese será el adiestramiento que recibirán quienes ingresen a las filas de la GN y esa es la preparación que tienen los elementos que ya dentro del Ejército sean convocados a este nuevo modelo de seguridad.

Se sigue cometiendo el error de pensar que el Ejército y la Marina vendrán a solucionar todos nuestros problemas en materia de seguridad, ¿pero alguien se ha preguntado cómo se encuentra en este momento nuestro Ejército después de estos años de desgaste inmersos en las calles y en enfrentamientos constantes?, aún están dentro de los batallones personas que después de llevar actividades propias del servicio sufren estrés postraumático, existen también aquellas que sienten la adrenalina de jalar el gatillo a la menor provocación porque no han recibido atención psicológica adecuada. Pareciera que les estamos cargando la mano a aquellos que por sus valores son los únicos dispuestos a todo y bajo cualquier condición, pero lejos de que nos hagan un bien los estamos exponiendo a ser corrompidos y perder su fuerza.

Es un error pretender que de la noche a la mañana los soldados de México adiestren a personal que hará labores civiles, más que darle todo el poder al Ejército como muchas opiniones así lo indican, es darles toda responsabilidad y convertirlos en una corporación civil más, distrayéndolos de sus funciones y vulnerando a la institución.

Ahora bien, además de todo lo anterior, se buscaba que la GN se rigiera mediante las leyes y reglamentos militares, de tal forma que se fomentara con ello el rigor de la disciplina de la corporación, sin embargo esto no fue aceptado por el Poder Legislativo, por lo que al ser una corporación civil será juzgada por el fuero civil.

Lo más desencantador de todo lo anterior es que México ya contaba con una corporación con las características y funciones que tendrá la GN:

• Salvaguardar la vida, la integridad, la seguridad y los derechos de las personas, así como preservar las libertades, el orden y la paz públicos.

Aplicar y operar la política de seguridad pública en materia de prevención y combate de delitos.

• Prevenir la comisión de los delitos, e

• Investigar la comisión de delitos bajo la conducción y mando del Ministerio Público de la Federación, en términos de las disposiciones aplicables.

En efecto, se habla de la Gendarmería de la Policía Federal, lo anterior citado en el artículo 2º de la Ley de dicha corporación, entonces en teoría ya realizaba las funciones que se manifiestan en el Plan Nacional de Paz y Seguridad, pareciera entonces que tanto efecto mediático sobre la GN pierde sentido al tener conocimiento de esto, por lo que en todo caso la propuesta debió partir desde la Gendarmería, fortalecerla y que fuera ésta la encargada del adiestramiento de la nueva corporación, finalmente ellos sí están preparados para la proximidad social.

Hoy estamos a la expectativa de lo que sucederá con la implementación de la GN que puede tener varios escenarios:

• Que funcione y mediante el adiestramiento militar se inyecte a la GN los valores de patriotismo y no corrupción.

• Que funcione y la nueva corporación dé confianza a la ciudanía, se logre bajar el índice delictivo y se vuelva a un Estado de paz.

• Que no funcione y con la mezcolanza de las corporaciones el Ejército se vea vulnerado y corruptible.

• Que gracias al adiestramiento militar que se dará a los nuevos integrantes de la Guardia Nacional y quienes harán funciones de seguridad pública aumenten las violaciones a derechos humanos.

• Que la estrategia definitivamente no funcione y los índices de inseguridad se mantengan o bien vayan a la alza.

Lo que es una realidad es que los ciudadanos desean de inmediato el restablecimiento de la paz y orden en el país, como sea a la ciudadanía no le importa si es con base en el Ejército o mediante una fuerza civil, sin embargo ninguna cuenta con “varita mágica” para solucionar un problema lleva más de una década.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez