El Presidente y la Corte1

Publicado el 29 de abril de 2019

Víctor Manuel Collí Ek
Profesor-Investigador del Centro de Investigaciones Jurídicas, Universidad Autónoma de Campeche,
email vimcolli@uacam.mx
bloggerwww.victorcolliek.com

Indiscutiblemente es mejor camino, ante la reacción presidencial de ampliar el número de ministros de la Corte mexicana, primero resolver las diferencias entre poderes por vía de los mecanismos institucionales existentes. Con ello ganan las instituciones, se respetan los derechos, se fortalece la democracia misma, el país se ve sólido en el escenario internacional y se mantiene limpio el camino para otros cambios prioritarios.

En política la forma es fondo, es una afirmación con la que comúnmente nos topamos cuando hablamos sobre las decisiones tomadas por los órganos de poder de un país, cada acción, no solo tiene una reverberación entre las partes directamente involucradas, genera confianza o desconfianza institucional y afecta a la sociedad.

En el desenvolvimiento de la vida política cotidiana, que el roce entre órganos de autoridad se genere es algo natural, es la razón principal de que hayamos aprendido a desarrollar mecanismos de seguridad para salvaguardar el orden social, numerosos elementos podemos señalar: la existencia de una Constitución, la división de poderes, los conductos de la expresión democrática y defensa de derechos humanos, etc.

Lo que resulta profundamente lesivo es el rompimiento de las formas y el desdén por las instituciones, esto nos lo ha enseñado la historia a lo largo de los 7,000 años de vida humana organizada. ¿Qué pasó cuando durante el desarrollo de la República romana, Tiberio Graco, Cayo Mario, César, Pompeyo y Craso decidieron dejar de lado el “Cursus honorum” desdeñando al Senado? La respuesta, coinciden todos los estudiosos, la desaparición de la República y la emergencia del Imperio.

Ya en el presente, ¿qué pasó cuando Erdogan en Turquía decidió reformar la Constitución para modificar el estatus de la Suprema Corte y destituir a los jueces que desempeñaban el cargo? La debilitación de una nación, ahora profundamente señalada de autoritaria y populista.

Hay otras vías para resolver las tensiones políticas y siempre es sensato autoevaluar la posición personal. Recordemos a Roosevelt, quien cansado de que la Corte Suprema de los EUA echara por la borda sus leyes para la implementación del “New Deal”, decidiera proponer al Congreso el “Court-Packing Plan” donde teniendo como fundamento la edad de los jueces de dicha Corte, él pudiera aumentar el número de jueces para lograr nombrar adeptos a su ideología. Afortunadamente sobrevino la cordura. Por un lado la Corte Suprema decidió replantear su posición frente a las modificaciones del Presidente, y por el otro, el Presidente finalmente retiró la propuesta, manteniendo la composición de la Corte. Ambas posiciones produjeron mayor prestigio a las instituciones y mantuvieron sano el régimen constitucional.

Ahora ¿hay otras maneras institucionales de resolver las tensiones entre los actores políticos? Por supuesto, una de las lecciones aprendidas históricamente es la implementación de normas fundamentales o constituciones, donde se determinan relaciones de poder y procedimientos para afrontar los conflictos. Por ejemplo, en el terreno democrático una decisión propuesta por un Congreso o un Ejecutivo que es frenada por un Judicial, la propia norma determina otras vías para hacerse una revisión democrática de su viabilidad, como por ejemplo, el estudio legislativo, la reforma constitucional de las normas en conflicto, la valoración de la actuación de un sujeto político en concreto, pero nunca el rediseño de una institución política para hacerla a modo, porque esto definitivamente llevaría al efecto contrario del deseo de mejoría, al detrimento del régimen.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en tribunacampeche.com, el 22 de abril de 2019.

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