Académicos contra la 4T1

Publicado el 13 de agosto de 2019


John Ackerman

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email ackerman@unam.mx
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@JohnMAckerman

Un grupo de académicos ha montado un ataque injusto y despiadado en contra del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Difunden noticias falsas y manipulan información con el fin de generar la impresión de que la 4T estaría en contra de la investigación científica y la educación superior./p>

En su columna más reciente, en Reforma https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?__rval=1&id=161520&opinion=1&urlredirect=https://www.reforma.com/el-saber-y-la-4t-2019-07-31/op161520?po=3&pc=102&flow_type=paywall, Sergio Aguayo denuncia sin fundamento alguno el supuesto “anti-intelectualismo” de López Obrador, acusa Morena de “menospreciar a la comunidad científica” y fantasea con el “desmantelamiento de la capacidad de investigación” del país. Por su parte, Luis de la Barreda y Antonio Lazcano han publicado información falsa sobre un supuesto recorte de “entre 30 y 50 por ciento” en “los fondos para todos los centros de investigación apoyados por el CONACYT” a partir del memorándum presidencial del 3 de mayo. Este recorte supuestamente habría generado una situación en que “a algunos centros de investigación no les alcanza para pagar el agua y la electricidad”. Los textos de Barreda y Lazcano, en Excelsior https://www.excelsior.com.mx/opinion/luis-de-la-barreda-solorzano/tambien-contra-la-ciencia/1327844 y Science https://science.sciencemag.org/content/365/6451/301 respectivamente, utilizan exactamente las mismas palabras, como si ambos hubieran sido dictados por una tercera persona.

En el mismo tono, un grupo de académicos ha organizado una petición en Change.org https://www.change.org/p/lic-andrés-manuel-lópez-obrador-por-una-sociedad-para-la-sociedad?utm_content=cl_sharecopy_16336780_es-ES%3Av7&recruiter=65003482&recruited_by_id=81823cec-f05f-41ef-a0ac-c981ec6252be&utm_source=share_petition&utm_medium=copylink&utm_campaign=psf_combo_share_abi&utm_term=share_petition dirigida a López Obrador denunciando una supuesta “falta de confianza de una parte de la clase política de nuestro país en la ciencia como factor de progreso para el desarrollo nacional”. También se han circulado rumores falsos entre la comunidad científica insinuando que el nuevo gobierno estaría planeando acabar con el Sistema Nacional de Investigadores y otros programas de estímulos para los investigadores del país. Y arrecia la guerra sucia en contra de la Directora General de CONACYT, Elena Álvarez-Buylla, tal y como ha sido un constante desde el primer día en que López Obrador anunció su eventual nombramiento durante el segundo debate presidencial.

Es totalmente falso que el gobierno federal desprecie a los académicos o a la investigación científica. Al contrario, las nuevas políticas demuestran su compromiso absoluto en la materia.

Por ejemplo, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto más de 35 mil millones de pesos etiquetados para la investigación científica, casi la mitad de todos los fondos de CONACYT, fueron transferidos al sector privado. También se inflaron drásticamente los gastos burocráticos y de administración del mismo CONACYT. Tal y como hemos documentado en estas mismas páginas, hubo un “Huachicoleo científico” https://www.proceso.com.mx/572887/huachicoleo-cientifico que desvió los recursos públicos para la investigación científica a intereses y organizaciones particulares.

Hoy estos recursos se recuperan para la investigación de frontera y a favor de la solución de los grandes problemas nacionales. Durante 2019, CONACYT tiene proyectado invertir 1,659 millones de pesos en proyectos de ciencia básica, incluyendo financiamiento a cientos de proyectos de investigación aprobados durante el sexenio pasado pero que jamás fueron fondeados por falta de recursos. A lo largo de todo el sexenio pasado el gobierno invirtió un total de solamente 2,936 millones de pesos en este rubro.

Hoy también se han aumentado la cantidad de becas de posgrado y se han creado una docena de nuevos “Programas Nacionales Estratégicos” con el fin de articular los trabajos de la comunidad científica a favor de la resolución de problemáticas claves como la violencia, la leucemia infantil, la soberanía alimentaria y el cambio climático, entre otros. Simultáneamente, los gastos de administración se han reducido a apenas 2 por ciento del presupuesto de CONACYT.

Ahora bien, es una vil mentira que los Centros Públicos de Investigación del CONACYT hayan sufrido recortes de 30 hasta 50 por ciento a partir del memorándum presidencial, o que las medidas de austeridad republicana hayan generado problemas con el pago de la luz o el agua. Los recortes recientes solamente afectan a partidas administrativas específicas claramente identificadas por su constante abuso.

Por ejemplo, para el Instituto Mora la reducción fue de solamente 7 millones de pesos de un presupuesto total de 175 millones para 2019, es decir de 4%. Para el CIDE la reducción fue de sólo 3 millones de un presupuesto total de 355 millones, el equivalente al 0.8%. Ambas instituciones también cuentan con abultados fideicomisos donde se han ido guardando los ahorros de ejercicios presupuestales anteriores así como recursos autogenerados, fondos que los directores correspondientes ejercen sin la adecuada rendición de cuentas.

El verdadero motivo por los injustos ataques a la política científica de la 4T no es entonces el interés público sino el privado. Por ejemplo, CONACYT ha anunciado su intención de dejar de cubrir los gastos burocráticos y de administración del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCT), una asociación civil que hace un trabajo valioso pero que de ninguna manera articula o representa las opiniones de la comunidad científica en su conjunto.El viejo CONACYT había hecho adjudicaciones directas, fuera de la normatividad, por un total de casi 500 millones de pesos al FCCT entre 2003 y 2018. El nuevo CONACYT solamente otorgará los apoyos permitidos por la ley, lo cual ha enfurecido a quienes hoy controlan esta asociación civil.

Otros científicos que han impulsado los ataques al nuevo CONACYT son quienes participan en el lucrativo negocio de la biotecnología. Les indigna la posición crítica de la Dra. Álvarez-Buylla en la materia, fundada en décadas de investigación que le han merecido el Premio Nacional de Ciencias entre otros galardones, en el cual otorga prioridad a la sustentabilidad, la salud pública y la ecología por encima del lucro empresarial y las ganancias privadas.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en Proceso, el 4 de agosto de 2019.


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