Urge experiencia y sensibilidad en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos1

Publicado el 18 de septiembre de 2019

Javier Quetzalcóatl Tapia Urbina
Profesor de la Facultad de Derecho, UNAM, y del Posgrado de Derecho en el
Centro de Investigaciones Jurídico Políticas, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala
email tapiaurbina@yahoo.com.mx
twitter@JavierQ_Tapia

El 15 de noviembre próximo terminará su periodo Luis Raúl González Pérez, como presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Esta circunstancia ha prendido los focos naranjas o preventivos de las organizaciones de la sociedad civil que demandan al Senado de la República un proceso abierto y transparente en la elección de la siguiente persona titular.

Así, el día de ayer, 10 de septiembre, se presentaron ante integrantes de la Comisión de Derechos Humanos del Senado algunas organizaciones como el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, interesadas por lo que nosotros diríamos la pulcritud del proceso.

Nada más anhelado por todas y todos los mexicanos, pero especialmente por las personas en calidad de víctimas que han padecido una suerte de abandono sistemático, total o parcial, por algunas instituciones del Estado, entre ellas la CNDH que parece haber sucumbido ante la llegada del actual gobierno y en general ante el nuevo mapa político nacional.

Pero al margen de las evidentes diferencias de percepción sobre el trabajo realizado por la CNDH, entre lo sostenido por su presidente y el presidente López Obrador, una cosa queda en claro: La diferencia fundamental radica entre lo que se quiere hacer ver y lo que se ve; entre el soberbio continuismo de escritorio y el cambio sustentado en la experiencia y las evidencias.

En la víspera de un proceso de cambio en el titular de la CNDH que, dígase de paso, no tiene nada que ver con una desaparición de la institución como algunos lo quieren hacer ver, se trata de un proceso en el que participarán senadoras y senadores víctimas de un sistema de corrupción que, en el pasado, designaba a diestra y siniestra, sin el menor tapujo, a titulares de organismos autónomos como la misma CNDH, por cuotas y cuates.

Ahora se presenta la oportunidad de romper con esas viejas prácticas políticas cuyos procesos de designación del titular de la CNDH no tenían como objetivo central la protección y defensa de los derechos humanos, sino la salvaguarda de intereses partidistas y de grupo, donde la sociedad civil organizada seria y honesta tenía una relativa y modesta participación, mientras que las maquinarias partidistas y sus propias organizaciones sociales conformaban -de facto- auténticas redes de simulación para convalidar dichos procesos.

El camino está trazado en la Constitución y en la ley para la designación de la persona que encabezará los trabajos de la CNDH, la nueva reconfiguración de la política, particularmente en la Cámara de Senadores, será quien resuelva sobre la mejor persona, conocedora de la materia pero, sobre todo, con la sensibilidad y empatía por la causa de las víctimas. Nuestra aspiración será como siempre ver por el bien de la sociedad y por el bien de los derechos humanos.

Confiar en una política sustentada en la voz del pueblo, que rompa con los paradigmas tan perfectamente comprobados en su fracaso como la designación por componendas político-partidistas, sería quizá una forma de resarcir el daño a las víctimas olvidadas, una forma de rescatar el derecho a la justicia, una forma de recuperar la confianza perdida en estos mecanismos políticos de designación.

La designación de la persona titular de la CNDH requerirá, por supuesto, de un proceso abierto y transparente, donde las organizaciones de la sociedad civil y las personas mismas individuales sean verdaderamente escuchadas y tomadas en cuenta, al fin y al cabo, de lo que se trata es también de reposicionar los trabajos legislativos mediante el llamado Parlamento Abierto y alentar una cultura participativa de la sociedad.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en Primera Voz, el 11 de septiembre de 2019.

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