Cambio Climático1

Publicado el 6 de noviembre de 2019

José Dávalos Morales
Profesor de Derecho Laboral en la Facultad de Derecho de la UNAM,
email josedavalosmorales@yahoo.com.mx

Junto a tantas iniciativas, no sólo por parte de los gobiernos sino de toda la sociedad civil, es necesario preguntarse si existe una verdadera voluntad política para destinar mayores recursos humanos, financieros y tecnológicos a fin de mitigar los efectos negativos del cambio climático y ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables, que son las que más lo sufren.

Esto lo dijo el Papa Francisco en un mensaje dirigido a los participantes de la cumbre de las Naciones Unidas efectuada recientemente en Nueva York. En ese encuentro casi 70 países se comprometieron a revisar sus planes de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero para poder cumplir con los objetivos del Acuerdo de París de 2015, que tiene como meta que el incremento de la temperatura se quede por debajo de los dos grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales y si es posible por debajo del 1.5. El jefe del catolicismo en el mundo dijo, entre otras cuestiones graves, las siguientes:

Qué bueno que con este evento se atrajo la atención de los Jefes de Estado y de Gobierno, de toda la comunidad internacional y de la opinión pública mundial sobre uno de los fenómenos más graves y preocupantes que está viviendo nuestra época: el cambio climático. Se trata de uno de los principales desafíos que debemos afrontar y para ello la humanidad está llamada a cultivar tres grandes cualidades morales: honestidad, responsabilidad y valentía.

Aunque la situación no es buena y el planeta sufre, la ventana para una oportunidad está todavía abierta: todavía, todavía estamos a tiempo. No dejemos que se cierre. Abrámosla con nuestro empeño en cultivar un desarrollo humano integral, para asegurar a las generaciones futuras una vida mejor.

Con honestidad, responsabilidad y valentía tenemos que poner nuestra inteligencia al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral. Que sea capaz de colocar la economía al servicio de la persona humana, construir la paz y proteger el ambiente.

La situación actual de degradación ambiental está conectada con la degradación humana, ética y social, como lo experimentamos cada día. Esto nos obliga a pensar sobre el sentido de nuestros modelos de consumo y de producción, y en los procesos de educación y de concientización, para hacer que sean coherentes con la dignidad humana.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización de el autor, publicado en La Prensa, el 2 de noviembre de 2019.


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