Derechos de las mujeres universitarias: no al acoso

Publicado el 29 de noviembre de 2019



Jorge Alberto González Galván

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email jagg@unam.mx

Es lamentable que las autoridades, profesores, alumnos y trabajadores acosen (no respeten) a las mujeres que trabajan o estudian en las universidades. Las conductas irresponsables hacia las mujeres se han reproducido porque ha habido impunidad. La existencia de códigos de ética académica-administrativa (laboral) es reciente.

Que sucedan actos en contra de las estudiantes de bachillerato es una responsabilidad civil porque siendo menores de edad, las autoridades, profesores y trabajadores somos jurídicamente sus tutores, es decir, responsables de su integridad física, emocional e intelectual, en las aulas y en las instalaciones. En las licenciaturas y posgrados, aunque las estudiantes sean mayores de edad, el respeto también debe ser absoluto por parte de autoridades, profesores, alumnos y trabajadores. El respeto debe ser aplicado no sólo dentro de las aulas e instalaciones universitarias, sino también extramuros.

Así como padres de familia cuidamos a nuestras hijas, así queremos que en los centros de estudios donde se encuentren no les pase nada malo. Los padres de familia de estudiantes universitarios deberían formar parte de la “comunidad universitaria” con su credencial correspondiente para que disfruten de préstamos de libros y descuentos y, sobre todo, apoyen a sus hijos en sus tareas y bienestar, recibiendo informes sobre su desempeño académico y asistiendo a periódicas juntas de padres de familia.

Las autoridades universitarias deben mantener un registro y contacto continuo con los padres de familia y alumnas del bachillerato y licenciatura, para colaborar y atender sus necesidades económicas (con becas), académicas (con tutorías), psicológicas (con terapias), deportivas (con torneos), artísticas (con concursos), recreativas (con áreas propias).

La política de respeto a las mujeres en las universidades debe ser de tolerancia cero a cualquier tipo de acoso: sexual, laboral, económico, intelectual, emocional, físico, porque una universidad que no respeta a sus mujeres (académicas, administrativas y alumnas) es porque no se respeta a sí misma.

Todos los hombres tenemos una madre, hermanas, esposa e hijas, y queremos que ahí donde estén sean respetadas, valoradas, estimadas. Por ello, debemos aplicar el principio empático de los derechos humanos contestando la siguiente pregunta: ¿hombre, si fueras mujer, cómo te gustaría ser tratado en las calles, en el transporte público, en tu trabajo, en las aulas?


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez