La transformación nacional del periodo 2000-2006 y los errores y obstáculos que México debe evitar en la transformación de 2018-2024

Publicado el 9 de diciembre de 2019


Francisco José de Andrea Sánchez

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
emailfranciscodeandrea@post.harvard.edu

El inicio del siglo XXI en México trajo consigo lo que podría calificarse como la primera gran alternancia política vivida en México después de 70 años de hegemonía priísta en la Presidencia de la República. Esta primera gran transformación política electoral —que a la postre resultó ser una alternancia abortada— adquiere relevancia a finales de 2019 porque estamos ante la segunda gran alternancia político-electoral mexicana ahora con otros protagonistas y bajo otras condiciones respecto a los principales parámetros económicos, financieros, sociales y demográficos del país tal como se puede apreciar en las cifras tanto oficiales como de la iniciativa privada y que miden el estado que guarda la nación según distintas entidades tanto oficiales como BANXICO, PEMEX, INEGI, etcétera, así como casas de encuestas y la propia Transparencia Internacional y que reflejan con contundencia indiscutible y más allá de las valoraciones analíticas que nunca escapan por completo de subjetividades el dramatismo del “tiempo perdido” en México por sucesivas clases políticas y partes importantes de la sociedad civil que de cierta manera “dilapidaron”, en los últimos 18 años, las condiciones altamente favorables existentes en el país, en especial al inicio de la primera gran alternancia fallida bajo la administración de Vicente Fox en el periodo 2000-2006.

Bajo este contexto, resulta relevante y útil reexaminar con una mirada retrospectiva la referida primera alternancia abortada que implicó la Presidencia de Vicente Fox precisamente para no repetir algunos de los errores cometidos en materia de políticas públicas y acciones tanto del gobierno como de la sociedad civil con un énfasis especial en el concepto de la división de poderes y su dinámica durante la primera alternancia referida y como se perfilan dicha separación de poderes y la dinámica política en la segunda gran alternancia que comenzó en 2018.

La parsimonia de Vicente Fox, y posteriormente la temeridad de Felipe Calderón, sin duda implicaron un desperdicio relativo de 12 años de tiempo esencial en la reconstrucción de México que en el año 2000 evidenciaba cifras y datos nacionales estables y manejables en un entorno de crecimiento económico razonable que en esa docena de años se deterioraron paulatinamente y, posteriormente, aceleradamente en el lapso de 2012 a 2018.

La crisis política, de seguridad nacional, energética, educativa e incluso moral que vive México a finales de 2019 y que contribuyó de suyo al “tsunami” electoral del nuevo partido dominante Morena en 2018 y a la virtual desaparición y desmantelamiento del sistema de partidos políticos robusto existente en lustros previos quizá pudo haberse evitado si la primera gran alternancia fallida iniciada en el año 2000 con el ascenso a la Presidencia de Fox hubiera sido conducida correctamente, enfrentando, entre otros, las siguientes dicotomías y los dilemas —enlistados únicamente de forma enunciativa y no exhaustiva— de manera decidida e inteligente y utilizando el poder que el periodo de la llamada “luna de miel” y el “bono democrático” siempre le otorgan a los nuevos titulares del poder:

1. La justicia real ante los delitos y excesos de la clase política anterior o la política de “perdón y punto final”.

2. El desmantelamiento de las instituciones disfuncionales o nocivas del antiguo régimen y anulación de la influencia de nomenclaturas políticas o temor ante el enfrentamiento, resistencia y consecuencias de dicho desmantelamiento.

3. El ataque real y frontal a la corrupción o la política del avestruz.

4. El cuidado de la salud macro y micro económica del país y la redistribución de la riqueza mediante el apoyo a sectores marginados o el sostenimiento del statu quo existente en las últimas cuatro décadas.

5. La creación de una “burocracia dorada” creciente o el desmantelamiento, por ejemplo, de los privilegios a la alta burocracia con una ley de remuneraciones que limite los salarios de la burocracia cuando éstos son desproporcionados.

6. El uso de las Fuerzas Armadas en labores propiamente policiacas para mantener la paz y controlar la delincuencia organizada o la presentación de un esquema de retiro paulatino de las Fuerzas Armadas de dichas actividades propiamente civiles.

7. La inversión en el mantenimiento del sector energético o el descuido del mismo con esquemas de privatización y desnacionalización.

8. Los pactos pluripartidistas nacionales que desvirtúan el funcionamiento del sistema de partidos políticos y alteran y vulneran la división y separación de poderes o el estancamiento legislativo.

9. La creación y fortalecimiento genuino de los órganos autónomos constitucionales en los más diversos ámbitos de la vida nacional como son el electoral, el informático, el de la competencia económica, o la cooptación de dichos órganos y el debilitamiento de su autonomía e independencia en base a procesos de selección aplicados en las últimas décadas a través de cuotas y “cuates” sin considerar méritos auténticos.

A manera de conclusión, podemos considerar que el éxito o el fracaso en el enfrentamiento de los anteriores grandes dilemas nacionales mexicanos depende de la prudencia, inteligencia, honestidad, visión y humildad de los mandos que ejercen el poder constitucionalmente constituido porque lo que está en juego es el bienestar y las esperanzas de millones de mexicanos.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez