La corrupción en el ADN del mexicano

Publicado el 13 de enero de 2020

Antonio Tristán Rodríguez
Maestro en Derecho por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí,
emailantoniotristan@hotmail.com

Partiendo de la idea general de que la corrupción es aquella acción realizada por una persona, con la finalidad de obtener un beneficio personal sobre otra u otros por el simple hecho de encontrarse en la facultad de obtenerla de forma rápida o sencilla, muchas veces sin merecer dicho beneficio; haciendo la aclaración de que no es de forma exclusiva para personas que se desempeñan como servidores públicos, la corrupción abarca a todas las personas que forman parte de la sociedad; una vez definido el concepto toral del presente, podemos tener una visualización más clara y precisa sobre el desarrollo del mismo.

Actualmente, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mencionado en repetidas ocasiones que la finalidad de su gobierno es acabar con la corrupción en el país, es la meta más importante que tiene la cuarta transformación encabezada por AMLO; desde sus múltiples campañas electorales (candidato a la Presidencia en 2006 y 2012) la palabra corrupción ha sido el estandarte que ha utilizado Obrador para empatizar con el pueblo mexicano, siendo la extinción de este fenómeno social a nivel nacional lo que ha prometido en repetidas ocasiones tanto en sus anteriores campañas electorales y actualmente dentro de su gobierno como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; pero en todas estas ocasiones en que ha hecho mención sobre este mal social, siempre lo ha hecho tomando en consideración que la corrupción es el mal mayor de la política mexicana y no lo visualiza con la magnitud y seriedad debida, ya que la corrupción a la que el presidente hace frente, es a la corrupción a nivel gobierno, corrupción dentro de funcionarios y partidos políticos, y por ende en los gobernantes en cualquiera de los tres niveles de gobierno; siendo esta la razón de que el país no logre tener un buen gobierno que lo ayude a obtener el cauce correcto dentro del desarrollo y la obtención de los resultados que la sociedad mexicana merece y ansiosamente espera; y no es que no sea verdad o que esté errada la postura política del actual presidente; es evidente que la corrupción es un mal que acaba con las decisiones dentro del gobierno mexicano, ninguna persona podría atreverse a negar la idea de que hay corrupción en el país, basta con ver los ejemplos de la famosa casa banca de Chapultepec, el caso de “Panamá papers”, César Duarte, Tomas Yarrington, Arturo Montiel, Humberto Moreira o Rosario Robles, por mencionar algunos de los más claros y escandalosos ejemplos de corrupción en el país, todos estos en sexenios recientes en el gobierno de México, comprobando que lógicamente el hecho de que haya corrupción en el gobierno es algo que afectará enormemente la trayectoria del Estado mexicano y repercutirá claramente dentro de nuestra sociedad, pero el problema no es solamente las personas que encabezan el gobierno del país, tampoco es suficiente pensar que las personas que los rodean son solamente las personas que cometen hechos de corrupción, el problema va mas allá de un partido político y de un gobierno; el tema de corrupción es algo que está arraigado en la sociedad y en la mentalidad del mexicano, algo que forma parte de nosotros, es esa conducta social vista con tal frecuencia que creemos es parte de la esencia de la sociedad mexicana, lo vemos de forma tan común, cotidiano y normal que hemos llegado a un punto de normalizarlo, quedado cegados ante la realidad e impidiendo ver que esta forma de actuar no es la correcta.

A nivel social, el mexicano piensa que con una “mordida” nos libramos de un tránsito, con un “moche” podemos logra acreditar alguna materia reprobada, pensamos que teniendo “palancas” podemos conseguir el trabajo de nuestros sueños, aunque seamos los más grandes incompetentes y no seamos dignos de ocupar el puesto que pedimos, creemos que teniendo un buen “padrino” seremos intocables y que estamos sobre cualquier persona y cualquier autoridad; es ese el gran problema de la corrupción en México; cualquier gobernante, a cualquiera de los tres niveles, es una persona que sale de la sociedad mexicana, por lo que antes de defender ciertos colores e ideologías políticas o incluso antes de aprender las mañas del cargo que ocupará, esta persona llevará a cabo su trabajo con la cultura, ideología y valores personales que lo han acompañado a lo largo de su vida, esto por el simple hecho de haber emergido de la sociedad mexicana, esto incluye la incorrecta pero permanente idea de corromper lo necesario para un desarrollo personal más exitoso; ahí está el origen de la corrupción en los mexicanos, ésta no se aprende al llegar a los partidos políticos ni a ningún cargo dentro del gobierno, es aprendida desde el primer día de desarrollo en la misma sociedad de la que formamos parte y pensar que una “cuarta transformación” va a terminar con ello es una utopía y por ende una pérdida de tiempo, lo que se debería hacer para acabar con el problema de raíz es comenzar a ser conscientes de las acciones que tomamos desde un plano social y no político, comenzar a pensar que un gobierno no va a remediar todos los males del país y mucho menos podemos creer que un cambio se va a lograr en un sexenio mágicamente, si el problema lo hemos arrastrado por muchos años; mucho menos que acabar con un gran problema como la corrupción es tarea de una sola persona, culpando al presidente (sea el que se encuentre en turno) que no logra acabar en su gobierno con este mal.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ilayali G. Labrada Gutiérrez