Los católicos jaliscienses frente a villistas y carrancistas: enero-febrero de 1915

Publicado el 31 de enero de 2020

Alfonso Guillén Vicente
Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur
emailaguillenvic@gmail.com

A diferencia de la manifestación que realizaron los católicos de la Ciudad de México el domingo 11 de enero de 1914 para consagrar el país al Sagrado Corazón de Jesús —calificada de “cívica” para no infringir la ley—, los jaliscienses que profesaban la fe católica la organizaron con un tinte claramente religioso. Esto a pesar de que el gobernador del estado, José López Portillo y Rojas, puso como condición que “se hiciera muda, sin llevar estandartes… que denunciaran el carácter católico del acto”. 1 Mujeres y hombres portaron rosarios e imágenes religiosas y el propio arzobispo de Guadalajara participó en la marcha, acompañado de los obispos de Coahuila y Sinaloa.

Estas movilizaciones, que tenían el propósito de orar para que volviera a México la tranquilidad de otros tiempos, fueron tomadas por los carrancistas como una afrenta política, como señala Jean Meyer en su clásico texto de La cristiada. Esto indudablemente alimentó el conflicto entre católicos y revolucionarios que había originado el apoyo del Partido Católico Nacional al usurpador Victoriano Huerta. 2

Así, la entrada de los carrancistas a Guadalajara el 8 de julio de 1914, al mando del general tapatío Manuel Macario Diéguez, jefe político designado por don Venustiano Carranza, trajo consigo la ocupación de todos los templos de esa ciudad por el ejército constitucionalista. Testimonios de la época señalan que “la catedral fue hecha cuartel donde comían y pernoctaban las soldaderas. Los ornamentos sagrados se convirtieron en mantillas para los caballos y los pergaminos de los libros corales en tambores de tropa”. 3 Poco tiempo después los revolucionarios encarcelaron a todos los clérigos residentes en la perla tapatía en la Penitenciaría de Escobedo.

Más adelante, en septiembre de ese año, Manuel M. Diéguez determinó la clausura de todos los lugares de culto, ante la negativa del clero de solventar una contribución de cien mil pesos para su causa.

La meta de los carrancistas de conseguir “la aniquilación del clero” —como apunta el cronista arquidiocesano Tomás de Híjar— se interrumpiría por dos factores: “la escisión de las dos principales fuerzas del constitucionalismo, el carrancismo y el villismo y la virulenta reacción del pueblo a los excesos del anticlericalismo”. 4

La crisis se produciría con el episodio conocido como “el albazo de Medina”, el general villista que llegó a finales de 1914 a intentar ocupar la capital jalisciense. El 30 de enero de 1915 —el día de los más violentos enfrentamientos entre los partidarios de Villa y los carrancistas— fue fusilado por estos últimos, sin juicio previo, el joven presbítero David Galván Bermúdez, cuando se dirigía al jardín botánico, el lugar donde se encontraban los agonizantes, “para auxiliar espiritualmente a los moribundos”, como apunta el laico profesor Anacleto González Flores. El muy conocido Padre Galván —elevado a los altares por su martirio— fue aprehendido por el capitán constitucionalista Enrique Vera cuando pasaba frente al cuartel ubicado en la calle Juan Álvarez, aledaño al popular barrio tapatío de El Retiro. Fue pasado por las armas en el muro oriental del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara, el “Fray Antonio Alcalde”, junto a lo que hoy es la torre de especialidades médicas, en un sitio cercano a las áreas de oftalmología y cancerología del legendario nosocomio fundado a finales del siglo XVIII.

Acontecimientos como éste indujeron al grueso de los jaliscienses a simpatizar con el villismo, situación que capitalizó el propio general Francisco Villa cuando tomó Guadalajara el 13 de febrero de 1915 y otorgó garantías a los católicos para que practicaran su fe sin restricciones.


NOTAS:
1 Preciado Zamora, Julia, “El arzobispo Francisco Orozco y Jiménez en la encrucijada de 1914”, Jornada académica Iglesia-Revolución Mexicana, Guadalajara, Departamento de Estudios Históricos de la Arquidiócesis de Guadalajara-Dirección de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara, 2010, p. 35.
2Guillén Vicente, Alfonso, “Un conflicto más dentro de la Revolución Mexicana. La relación entre los revolucionarios y los católicos”, Hechos y Derechos, México, núm. 21, junio de 2014.
3Híjar Ornelas, Tomás de, “Manuel M. Diéguez y Manuel Alvarado: gobierno civil y gobierno eclesiástico en tiempos de crisis. 1914-1917”, Jornada académica Iglesia-Revolución Mexicana, cit., p. 198.
4Ibidem, p. 210.


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