La mujer y la justicia

Publicado el 12 de febrero de 2020

Adrián Rodríguez Bribiesca
Especializante en Derecho, UNAM
email adrian15_bribiesca@hotmail.com

De la mujer se ha escrito mucho desde inmemorables tiempos, entendiendo conforme a la etimología de dicha palabra “lo blando”. Y también se han elevado inmuebles en relación con ella, tergiversando o tratando de ocultar su presencia; en México, por ejemplo, tenemos “el ángel de la independencia”, pero aún aterra a muchas personas darse cuenta que no es ni lo uno ni lo otro, por una sencilla razón, es una mujer con alas que representa uno de los más grandes movimientos del despertar nacional, baste identificar que la figura tiene caracteres perfectamente definidos de una mujer y, al parecer, aún resulta cuestionable no llamarla como la mujer de la independencia, o la victoria alada, musa precisada de la historia con laureles y cadenas rotas en las manos, elevada en una de las más grandes avenidas trazadas en el mundo, mirando en dirección al amanecer, de frente al sol, siendo la mujer y la justicia.

Ella que ha representado a lo largo de muchos procesos de la historia y la política el grito desesperado de los valores sociales, de luchas por hacer notar su presencia en el mundo.

La mujer en México, con gran fuerza, ha gritado que está presente desde que el mundo existe. La mujer en alto sobre la avenida Reforma, la mujer mirando al amanecer, ella representada con alas rompiendo las cadenas de la opresión, con la corona de laurel en otra mano, la victoria de la lucha de independencia, en cuya base están los restos mortuorios de varias personas, y que es símbolo de esta nación. La mujer que bañada en oro, encontrada en los cielos de un país que queremos cada vez más libre, ¿no es acaso la memoria de sus arduas batallas por conseguir igualdad ante las leyes, la mujer de la que la emperatriz Carlota hablaba y transitaba en una ciudad, cuya evocación simboliza a la luna? La mujer está representada en una avenida enorme y bella, adornada de colores, desde un castillo hasta un palacio, con musas recostadas y múltiples evocaciones a ella, a la vista del mundo que no se oculta, rodeada de empresas, torres y bellas flores.

La mujer dorada representando a la justicia, ella como símbolo de la nación, de quien se escribe, pinta y edifica, la mujer y la justicia, que opacan llamando “el ángel de la independencia”.

Conciencia, virtud, libertad, igualdad, prosperidad, victoria, la mujer en busca de justicia, representada por una mujer, en lo alto de una nación que en su historia también se llamó Nueva España. La mujer como guía y también fuerza universal; de la mujer en la Constitución se hace referencia en más de una decena de veces, ¿acaso no es avenida Reforma, por ejemplo, un claro ejemplo de la magnanimidad de las mujeres y de poder gritar junto a ella y ellas que están presentes y no piden más que sean respetadas?

Las calles donde las mujeres son emperatrices, reinas y musas, donde el centro de la luna brilla, ahí donde la mujer misma es la justicia alada, la victoria nacional, la lucha matinal y nocturna, con la luz de todos los astros que al mundo rodean; el solo nombre de la avenida Reforma y su alta figura dorada alada debería entenderse ya como su lugar o templo, porque ahí está —insisto— la mujer y la justicia, y debemos reobservar y reaprender que la mujer y la justicia son la dualidad en una misma, templos, palacios y calzadas para ellas, y que no nos asuste porque es, repito, la mujer y la justicia. Gracias a las mujeres que también nos enseñan de justicia con ejemplo claro; abuela, madre, hermana, sobrina, amiga, esposa, maestra, novia o compañera; mujer y justicia.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Karla Beatriz Templos Nuñez