Frente al caos: ¿el mundo pos-Covid-19, un reinventarse
los sistemas solidarios, económicos y sociales?

Publicado el 12 de mayo de 2020

Jairo Sandoval Carranza
Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y Sociales,
Universidad La Gran Colombia
email jairo.sandoval@ugc.edu.co

En su obra Ciencia con consciencia pregunta el fundador del pensamiento complejo, el francés Edgar Morín (1984), qué denominación puede darse a un mundo en el que “el primer principio nunca es totalmente uno”, donde no existe un ser que no esté dislocado, “que no sea cavernoso, fragmentario”, un mundo “incapaz de constituir por sí mismo la realidad, en el que existe un vínculo originario entre regulación y proliferación, destrucción y creación”.

Al respecto responde con otra pregunta: “¿Cómo denominarlo con otro nombre que no sea el de caos?”. Y añade que es imposible no concebirlo a la vez como inacabado y descompuesto, “víctima de una inmensa catástrofe… y al mismo tiempo hallar en ésta sus gérmenes, su impulso, su esperanza y su primavera…”.

Justamente, el pensamiento de Morín nos sirve para definir y comprender qué está pasando ahora en este mundo virulento que padece una de las más agresivas pandemias y brotes infecciosos de los últimos años (más que otros presentados: la gripe española [1918-1920, que al parecer afectó entre 50 millones a 100 millones de personas], el VIH, Ébola, Marburg, Dengue, Zika, Lassa, y el rebrote de la malaria y la tuberculosis), con altísimas tasas de morbilidad y mortalidad.

Entonces, la teoría de la complejidad que explicaría el caos que los Estados soportan en estos momentos atiende a una diversidad de situaciones y de realidades de difícil comprensión. Por ejemplo, otra crisis no menos grave: la pandemia económica. Los sectores de la economía que se han impactado a niveles insospechados, como el petróleo (aunque directamente a los países exportadores, porque los no exportadores curiosamente no los lesiona mucho), el endeudamiento externo, los servicios, el transporte, el café (en el caso colombiano se mantiene una cotización favorable), el turismo, los restaurantes y la hotelería; lo mismo que los sectores industriales y manufactureros.

Mientras tanto, el Covid-19 tendrá una amplia repercusión en el empleo mundial. La OIT ha revelado que en el periodo abril-junio se perderán alrededor de 195 millones de puestos de trabajo, de los cuales en Latinoamérica y el Caribe afectará a unos 14 millones de empleados. Se trata, señala el organismo internacional de Naciones Unidas, de la crisis más destructora desde 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial. Las grandes economías, como Estados Unidos, Brasil, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Japón y China, entre otras, que hasta hace poco exhibían importantes incrementos en sus finanzas, han resultado duramente golpeadas en sus sistemas económicos y sanitarios a causa del Covid-19. Economías totalmente inermes con impacto social, en el ámbito colectivo, y no solamente individual.

Organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la agencia calificadora de riesgos Fitch coinciden en advertir que las bajas señaladas en los sectores productivos y las caídas en la inversión, el empleo y el comercio desencadenarán una “profunda recesión mundial”, lo cual, a su vez, ocasionaría un indiscutible impacto socioeconómico en las naciones en vías de desarrollo.

Un informe del FMI estimó que, particularmente, las medidas económicas de urgencia adoptadas por los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe para contener la pandemia, como el obligado cierre de las zonas fronterizas, los establecimientos educativos, los centros comerciales y las disposiciones de aislamiento social, afectarán de manera sensible el desempeño económico que hasta el momento venían mostrando.

¿Qué le espera al mundo pos-Covid-19? Primero que todo, según algunos analistas, se espera que esta crisis cambie el rumbo de la historia, como aconteció con las enfermedades de origen infeccioso en la conquista de los españoles a América, y más puntual el caso de las empresas francesas que pretendían construir el Canal de Panamá, víctimas de la malaria, y la invasión de Napoleón Bonaparte a Rusia, con un formidable ejército de 700 mil hombres, tras diseminarse el tifus entre sus tropas.

Otros expertos opinan sobre la necesidad de repensar el orden económico mundial, el cual evidenció una debilidad preocupante con esta pandemia, cuyas dimensiones planetarias llevaron a empujar a los sistemas financieros al borde del desastre y el desconcierto. Todo lo cual aportaría prueba contundente del agotamiento de la teoría del fundador del neoliberalismo, el economista austriaco Friedrich von Hayek, que —dicen— sirvió de “inspiración” a los gobiernos de Pinochet, Reagan y Thatcher. El neoliberalismo es un enmascaramiento de lo que se llama capitalismo salvaje, diría a su turno el filósofo y crítico social estadounidense Noam Chomsky.

El francés Gustave Massiah (2020), según la Red Internacional CDTM, cuestiona el neoliberalismo y dice que la fragilidad de los sistemas de salud ha puesto de manifiesto las consecuencias de la mercantilización, privatización y financiación de los servicios públicos y todas las actividades. Propone que la política debe reinventarse a partir del cuestionamiento de la corrupción, que refleja la fusión entre las clases política y financiera.

En suma: todo apunta a la necesidad de plantear un viraje en los regímenes políticos, en los sistemas económicos, buscando que sean más solidarios, recíprocos y correspondientes, en razón de que la globalización nada que cumple con la finalidad de obtener un desarrollo equilibrado, unos derroteros comunes.

Contrario sensu, la globalización sí ha introducido en el mundo evidentes desigualdades sociales y descontentos; ha agudizado los fenómenos de calentamiento global, pobreza absoluta, corrupción, narcoterrorismo y, por lo tanto, ha propiciado incluso crisis de gobernabilidad del sistema administrativo de los Estados-nación, que reclama ajustes estructurales y reconceptualizaciones a nivel planetario.

Dentro de esta perspectiva, no se escapa el hecho, el derecho —en el pos-coronavirus— tiene tareas urgentes, retos y desafíos para responder integralmente a la complejidad de los problemas que implica incorporar nuevos conocimientos científicos-técnicos, biomédicos y sociales, a los contextos de las normas jurídicas del derecho público (internacional, constitucional y administrativo).


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero