El COVID-19 y la reelección de un presidente: lecciones desde Washington

Publicado el 15 de mayo de 2020

María Isabel Cadrazco Saavedra
Profesora de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas y Sociales,
Universidad La Gran Colombia
email maria.cadrazco@ugc.edu.co

En el momento en el que el Senado de los Estados Unidos absolvió a Donald Trump del proceso de impeachment iniciado por la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, muchos expertos en política internacional vaticinaron la reelección del presidente republicano en las elecciones del próximo mes de noviembre, sin importar quién fuese el candidato del partido Demócrata.

Con lo que los expertos y el mismo presidente Trump no contaban era con la ferocidad con la que la pandemia del COVID-19 ha atacado al hegemón occidental del sistema internacional, dejando al descubierto las falencias del sistema de salud de los Estados Unidos y la falta de liderazgo que el presidente de la nación más poderosa del mundo ha demostrado en la ocasión de la historia del siglo XXI donde más se necesita un líder coherente, mesurado y listo para guiar no sólo a su país sino al resto del globo, que pide a gritos una guía en estos tiempos de desesperación.

Desde su posesión en enero de 2016, Donald J. Trump se ha caracterizado por un estilo de mando en el que se mezclan la polémica y la efervescencia, en tanto que el empresario —ahora convertido en presidente de los Estados Unidos— no se rige por las mismas normas de comportamiento de sus antecesores, haciendo de su gobierno uno de tinte populista donde no importan las relaciones con los demás Estados del sistema internacional sino los intereses personales del presidente en su intento de hacer a “América grande de nuevo”.

Con la llegada de los primeros casos de COVID-19 al país, se inició una batalla interna entre el gobierno federal y los gobiernos estatales encabezados principalmente por el estado de Nueva York, uno de los más afectados por la crisis, sobre las medidas que debían ser implementadas dentro del país para contener el avance de la pandemia. Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York, de mayoría demócrata y hoy prácticamente perdido en los intentos reeleccionistas de Trump, se ha convertido entonces en el principal contrapeso del presidente del país.

Las políticas de Cuomo, como cerrar las fronteras del estado, decretar cuarentena preventiva y cerrar la economía estatal, han demostrado estar en la línea de las mismas prácticas implementadas a lo largo y ancho del mundo, pero aun así tienen al estado como el principal afectado por la pandemia, con 242,786 casos confirmados y 13,869 fallecidos, acumulando el 31% de las víctimas fatales que el COVID-19 ha dejado en el país.

Desde 1945 Estados Unidos se autoimpuso como el líder del mundo en todos los aspectos económicos, políticos y sociales del mismo, y hoy, en medio de una de las peores crisis que la humanidad ha visto desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, las decisiones erráticas de Donald Trump, replicadas por presidentes como Jair Bolsonaro en Brasil y Andrés Manuel López Obrador en México, han dejado claro que el mundo necesita un nuevo liderazgo que le permita desde el multilateralismo salir avante de este tipo de fenómenos que muy seguramente seguirán aquejando a la humanidad.

Negar la existencia de la crisis en un primer momento, su reticencia a decretar cuarentenas nacionales y más recientemente congelar los recursos que el país entrega anualmente a la Organización Mundial de la Salud han puesto al presidente Trump en la mira del mundo entero, y le han dado, aun en medio de una crisis sin precedentes y que parece estar lejos de terminar, una oportunidad de oro al ya más que seguro candidato demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos, Joe Biden, para que le arrebate el asiento en el despacho oval al empresario convertido en presidente.

¿Qué sucederá en las convenciones partidistas del verano norteamericano? ¿Qué sucederá el primer martes de noviembre cuando los más de 227 millones de norteamericanos habilitados para votar acudan a las urnas? Eso es algo que nadie puede predecir, pero lo que sí podemos afirmar es que en la Nueva York de Andrew Cuomo, que aporta 29 delegados al Colegio Electoral, Donald Trump tiene casi que vetada la reelección por cuatro años más.

La crisis del COVID-19, que ha puesto en jaque a la economía mundial, elevado a la categoría de héroes globales a médicos y enfermeras alrededor del mundo y sacado a flote lo mejor de una humanidad, que era cada vez más egoísta e individualista, puede darle al mundo otra gran lección, y es que un virus originado en la lejana ciudad de Wuhan puede dejar sin reelección al presidente de la nación más poderosa del mundo.


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