Presentismo laboral y nueva normalidad

Publicado el 17 de junio de 2020

Odette Hernández Barroso
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa
email odette81995@gmail.com

Cristopher Alexis Sánchez Islas
Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM
email christo_alexis@hotmail.com

Adrián Rodríguez Bribiesca
Posgrado de la Facultad de Derecho, UNAM
email adrian15_bribiesca@hotmail.com

El presentismo (o asistencialismo) laboral, entendido como la permanencia física obligatoria de operarios en los centros de trabajo, es un gran problema que se enfrenta en pleno siglo XXI; exigir la presencia en las instalaciones de trabajo es antediluviano cuando las actividades pueden desarrollarse desde otros espacios. Los estudios de sociología laboral han mostrado que desde 1900 esta forma de trabajo ha ido cambiando, porque en ese año el presentismo laboral oscilaba aproximadamente en 83%, hacia 1970 se redujo a 51% y para el 2020 es apenas del 25%, es decir, a través del tiempo hay una inversión del presentismo laboral, mismo que se refleja paralelamente por el desarrollo de la tecnología, principalmente.

Si bien en los ejes normativos laborales actuales se contempla que la jornada laboral consiste en la disposición del tiempo de operarios a las exigencias de los patrones, esta situación da lugar a la improductividad ocasionada por el hartazgo de los trabajadores de no tener la libertad de utilizar el tiempo para satisfacer otro tipo de intereses, sean de carácter personal, social, familiar o de mero ocio.

Trabajar con otras herramientas y metodologías supone la necesidad de continuamente aprender y adaptarse a nuevas circunstancias. Las actividades que se estimaban hasta hace unos meses como indispensables han demostrado la falta de creatividad en la formulación de preceptos normativos; se pide aun con leyes que el sector laboral económicamente activo asista a desempeñar sus actividades en los centros de trabajo, con el empleo de rudimentarias técnicas de obligada necesidad modificar a las exigencias de nuevas realidades a nivel global.

Reinventar, innovar y crear son conceptos olvidados por los cuerpos políticos de legisladores al redactar leyes, políticas públicas ejecutadas inviablemente y órganos jurisdiccionales que dictan sentencias y resoluciones con la idea de precedentes que a nada fructuoso conducen en materia de trabajo, en detrimento de condiciones laborales y que las estructuras de organización no son acordes a una realidad vigente. En México, por ejemplo, la regulación laboral general data de 1970, y no obstante las reformas contenidas tampoco se ha avanzado hacia la regulación del teletrabajo, si se compara con el Acuerdo Marco Europeo sobre Teletrabajo de principios de siglo XXI que ha permitido la digitalización operativa integral, autonomía personal e integridad profesional, inspirada en la creatividad voluntaria y crecimiento dinámico empresarial, sostenibilidad laboral, ergonomía y liberalidad de espacios.

Mantener la ideología del rechazo a la aplicación del uso de tecnología en el sector laboral se ha vuelto obsoleta no sólo por la incapacidad de competir con otros agentes económicos sino por el riesgo que representa la transición de la fuerza de trabajo humana hacia la experiencia laboral automatizada. El modelo laboral del siglo XX que impera debe ser reinventado y adaptarse a nuevas formas y modalidades; revolucionar, en el sentido de las palabras de Carl Smith, no conflictos, sino del cambio sustancial y material frente al aparente, la apuesta por la inversión en el sector laboral a través del uso de tecnología, desde la legislación como instrumento social de educación.

Qué decir de la educación, presentismo en aulas, metodologías deficientes y carentes recursos tecnológicos con motivo de la apuesta laboral, porque en su gran mayoría no se supera la concepción errónea de la justicia distributiva de antaño que, a pesar de dar acceso a la igualdad de oportunidades, no considera acciones afirmativas viables para equilibrar la desigualdad cultural, histórica y social en la que se ven inmersos los educandos de todos los niveles, situación que se agrava cuando no tiene acceso a Internet, impresoras, computadoras o servicios de energía eléctrica para su funcionamiento, inclusive.

Reducir la presencia laboral y transitar a la telepresencia, tangibilizar el cambio, invertir en habilidades laborales claves, incrementar la metodología digital es la apuesta de confiar en el trabajo virtual, porque permite la apertura de espacios y flexibiliza la autonomía personal, brinda confort en la persona de empleados, disminuye absurda vigilancia, o bien la hace proporcional, según sea el caso, reduce los índices de contaminación en virtud del uso de medios de transporte y propiciaría acceder a transporte público limpio, seguro, rápido y eficaz, beneficios reflejados en la salud, así como decremento del índice de hechos delictivos en horas pico.

Invertir en metodologías de trabajos eficientes y habilidades claves propicia la desintoxicación, moderada gentrificación de espacios, aumento de la satisfacción del bienestar y la felicidad, independencia, autosuficiencia, seguridad personal, ergonomía sustentable, cambios de mentalidad, responsabilidad social, cultural y ambiental, transformación del Estado, las empresas, escuelas y espacios públicos; serían sólo algunos de los beneficios de esta apuesta.

El problema de la modificación es que se insiste en mantener esquemas laborales denigrantes, rudimentarios, insalubres, deplorables, avasalladores, inquisitorios, tormentosos que se tornan contra la dignidad y los derechos humanos, así como instrumentos para su protección, porque se insiste en hablar de una nueva normalidad en lugar de alternatividad. La nueva normalidad se dirige a volver a lo que el tiempo nos muestra que ya está superado, a repetir, copiar y mantener. El siglo XXI del presentismo laboral con el retorno a la nueva normalidad no es más que el resultado de interpretaciones obsoletas y anticuadas en resoluciones, sentencias, de políticas públicas carentes de creatividad que no son prósperas para el sector laboral, porque desea permear el presentismo y la nada nueva normalidad.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero