Juan Pablo Pampillo Baliño: la investigación jurídica
(orientaciones para un estudiante)*

Publicado el 5 de agosto de 2020


Jorge Alberto González Galván

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email jagg@unam.mx


1)¿Por qué estudiaste derecho?

Por tres razones. La primera, porque pensé que me permitiría acceder a una profesión que me daría la oportunidad de “ganarme la vida” decorosamente. La segunda, porque pensé que, satisfechas mis necesidades económicas, podría conseguir además una “formación humanística y social” amplia que colmase mis inquietudes intelectuales. En tercer lugar, por “tradición familiar”, que me ayudó a entender, desde muy joven, que a través del derecho era posible, a la vez, asegurar el sustento, aportar a la sociedad y llenar las aspiraciones de un conocimiento integral sobre el hombre, la sociedad, la cultura, la economía y la política. El derecho se me presentó, así, como una “opción viable” para hacerme de un modo de vida honesto que pudiera alternar con el deseo de aprender que se me inculcó y sentí desde muy pequeño, con especial inclinación hacia las humanidades y ciencias sociales.

2) ¿Cuáles materias te gustaron más y por qué?

Principalmente, en razón de mi preferencia por las humanidades y las ciencias sociales, me llamaron más la atención las asignaturas que se encontraban alineadas a los ejes filosófico, histórico y político. Entre las primeras destaco introducción al estudio del derecho, deontología jurídica y filosofía del derecho; entre las segundas, derecho romano, historia general del derecho e historia del derecho patrio. Al tercer grupo pertenecen sociología, economía, teoría del Estado, derecho constitucional, derecho internacional y amparo.

Posteriormente, en mis estudios de posgrado, me interesé especialmente por el derecho comparado y por el derecho de la integración regional.

3) ¿Cuáles maestros te gustaron cómo enseñaban y por qué?

Fui privilegiado de haber estudiado con espléndidos profesores en todos los niveles. En los cursos de licenciatura tuve la fortuna de ser alumno de Miguel Ángel Hernández Romo, de quien destaco su claridad expositiva; de Jorge Pineda Villarreal, cuyo acompañamiento personal a cada estudiante —durante su curso y a lo largo de toda la vida— fue un ejemplo único de entrega docente; de José Antonio López Padilla, de quien recuerdo especialmente su cuyo expansivo, contagioso y vital sentido del humor; de Pascual Orozco Garibay la invitación a profundizar críticamente los contextos del pensamiento político; de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, el dominio de las materias que me impartió; de Jaime del Arenal Fenochio la exposición brillante e iluminadora; de José Manuel Villalpando César la anécdota sazonada y —frecuentemente— picante.

En los cursos de posgrado recuerdo especialmente a Emilio Suñé Llinás, por su notable equilibrio entre la técnica jurídica, la informática y las humanidades; a Ricardo Alonso García, quien me enseñó la importancia del derecho de la integración y su vinculación histórica con el ius commune europeo; a Raúl Canosa Usera, quien me introdujo las nuevas perspectivas del constitucionalismo; a Ángel Sánchez de la Torre, de erudición e inteligencia deslumbrantes, y a Jorge A. González Galván, quien me ayudó a entender que la “arquitectura” y la “ingeniería jurídica” requieren más de “albañiles”, es decir, de “operarios” pacientes que construyan de adobe en adobe, que de grandes diseños y ambiciosos planos.

4) ¿Por qué es importante hacer una tesis para titularse?

Por varias razones. Porque es la primera oportunidad —en ocasiones la única— para realizar una investigación científica seria. Permite al tesista el estudio más exhaustivo de un tema de su preferencia, aproximándolo al trabajo científico y obligándolo a reflexionar sobre sus fundamentos teóricos y sus consecuencias prácticas. Constituye además una de las actividades clásicas que desde siempre han ejercido los juristas, el respondere y el scribere, es decir, el ofrecer opiniones o dictámenes sustentados y el traducir hipótesis y conclusiones reflexivas por escrito.

5) ¿Qué te motivó especializarte en la disciplina que investigas?

Principalmente dos consideraciones. Una personal, que me llevó a identificar, de entre los muchos ámbitos que abarca el derecho, aquel —mejor dicho, aquellos— que más me interesaba y apasionaba. Y una segunda de orden práctico, que me llevó a reflexionar sobre los aspectos o temas menos estudiados o menos conocidos y sobre los cuales pudiera realizar una investigación original.

6) ¿Por qué es importante investigar el derecho?

Porque en los tres principales niveles del conocimiento jurídico (técnico, científico y sapiencial) es necesario, continuamente, inquirir sobre los principios y las consecuencias de las reglas, las instituciones y los conceptos jurídicos. Así sucede en todos los ámbitos del conocimiento; es indispensable abordarlos continuamente, de manera reflexiva y crítica para continuar con su desarrollo y perfeccionamiento, indagando sobre sus razones y posibilidades. Pero en el campo del derecho, dicha necesidad es doble. En efecto, por un lado —y como sucede con todas las demás ramas del saber—, el conocimiento del derecho es “explicativo” y la investigación busca ofrecer siempre mejores y más adecuadas explicaciones sobre el mismo. Sin embargo, adicionalmente, el conocimiento jurídico puede ser también “dogmático”, es decir, operar como “fuente formal” del ordenamiento jurídico y, en ese sentido, requiere de una permanente búsqueda de soluciones cada vez mejor a-jus-tadas a las realidades sociales, que a su vez las re-a-jus-ten conforme a los valores culturales vigentes, del modo más adecuado y eficaz.

7) ¿Cómo eliges un tema de investigación?

Al igual que como elegí —en su momento— los ámbitos y líneas de investigación que trabajo: tratando de realizar un equilibrio entre aquello que más me interesa y apasiona en lo personal y aquello que a su vez pueda ser más útil o relevante, académica o socialmente. Sólo agregaría que en ocasiones no es uno quien elige al tema de investigación, sino que más bien es el tema el que lo escoge a uno; es decir, se topa uno con lecturas o establece un diálogo con algún colega, o surge una inquietud en el aula o, en fin, alguien lo invita a uno a un congreso u otro evento académico relacionado sólo tangencialmente con su línea de investigación y… de repente, sin que uno sepa cómo, ya está investigando sobre el tema.

8) ¿Cómo desarrollas un tema de investigación?

Primero trato de identificar y definir lo más posible el tema que voy a investigar.

Luego procuro acopiar toda la información relevante, para lo cual, cada vez más, recurro a fuentes digitales, aunque todavía no llegan a sustituir la necesidad de consultas en bibliotecas o archivos especializados ni, desde luego, el trabajo de campo. Posteriormente ordeno la información obtenida a través de fichas de contenido, que gracias a las ventajas del almacenamiento informático es posible organizar de manera mucho más eficiente. A partir de la definición del tema y de la información obtenida, elaboro un mapa conceptual (especie abreviada de protocolo de investigación) que me sirve de guía para redactar, si ya cuento con toda la información necesaria y en su defecto me ayuda a identificar aquella que me falta y debo todavía conseguir. Hecho lo anterior, procuro reflexionar unos días para después empezar a poner por escrito los resultados de mi investigación.

9) ¿Qué aportes/utilidad/beneficios te proporciona investigar tus temas?

En lo inmediato, la satisfacción intelectual de haberme podido acercar a un tema que me resultó de interés y que estimé desde un principio de utilidad.

Seguidamente, en la medida en que cada nueva investigación pasa a formar parte de un acervo de temas estudiados, me proporciona generalmente nuevas perspectivas, luces y matices sobre otros temas previamente investigados o pendientes de indagación. Y de vez en cuando, cuando alguna investigación alcanza algún impacto en la práctica o en el estudio científico del tema, la recompensa de pensar que se ha contribuido, siquiera modestamente, con un “granito de arena”.

10) ¿Qué me recomiendas para hacer una tesis y qué tendría que hacer para dedicarme a la investigación?

Para hacer una buena tesis lo más importante es plantearse un tema de interés que, de ser posible, te resulte apasionante, así como elegir a un buen director, es decir, a alguien que lo conozca y que tenga la disposición y el tiempo para acompañarnos en la investigación. Para quien quiera dedicarse a la investigación resulta primordial entender que debe sentir una vocación intensa, apasionada y perseverante, pues lamentablemente, en nuestro medio, impone sacrificios y desvelos que no se encuentran adecuadamente remunerados ni cuentan siempre con los apoyos económicos necesarios para su éxito. La dedicación docente, académica e investigadora es, sin duda, una de las más placenteras y estimulantes por su objeto (la enseñanza, el saber, la difusión del conocimiento), pero también es —entre nosotros— insuficientemente reconocida, en lo social y en lo económico, por lo que requiere para su realización, o bien de una vocación tan determinante que esté dispuesta a enfrentar todos los obstáculos y renuncias, o bien de equilibrarse con otras actividades que puedan complementar el déficit de medios que la misma supone.

Ciudad de México, 18 de julio de 2020


NOTAS:
* Presidente de la Red Internacional de Juristas para la Integración Americana, www.rijia.org (juanpablopampillo@yahoo.com.mx).


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero