Sociología y derecho: ¿sociología del derecho o sociología jurídica?

Publicado el 21 de septiembre de 2020

Eduardo Daniel Vázquez Pérez
Sociólogo, egresado de la FES Acatlán, UNAM
Investigador invitado por la Universidad Complutense de Madrid, España
email vazquezdaniel252@gmail.com

Para comprender las trasformaciones sociales que se suscitan en nuestro entorno, es imprescindible acudir a la sociología, con el objetivo de hacer conciencia respecto a las conductas y roles que desarrollan los individuos dentro de la estructura social.

El nacimiento de la sociología tiene como punto de partida la Revolución francesa. Auguste Comte, filósofo francés a quien se le denomina el padre de la sociología positivista, estableció que la sociedad no debía sustentarse bajo los ordenamientos del ejercicio del poder en turno (los reyes) y tampoco someterse a la ideología que imperaba, ambos en el contexto del siglo XIX. Por otra parte, las bases de la sociología se conformaron de aspectos subjetivos que se desencadenaron de la espiritualidad de la misma ciencia, a la par que la sociedad experimentó de sus propios cambios sociales en aquel siglo.

La sociología como ciencia social, cultural y natural hace referencia al sociólogo Max Weber, la cual, al ser interpretada, apenas es posible explicar los elementos del actuar social (causalidad) y analizar los posibles efectos que se suscitan. Es importante mencionar que las interpretaciones no son absolutas con respecto al concepto de referencia, sino, por el contrario, son polisémicas; es decir, poseen diversos significados que son producto de la manera en la que los sujetos sociales perciben la realidad, a efectos de relacionar al objeto con múltiples conceptos y analizar empíricamente sus características.

La causalidad, o también conocida como la causalidad sociológica, se ha convertido en el elemento fundamental de la sociología general, en tanto que es característico del sociólogo establecer una relación estrecha con la historia para lograr una aproximación con su objeto de estudio.

La sociología y la historia son dos ciencias fundamentales para entender las dinámicas que se presentan en la realidad social. Mientras que la sociología estudia los elementos de la estructura social y su funcionamiento, así como las formas de vida a través de un espacio y tiempo determinados, la historia se interesa en acontecimientos concretos con características específicas, como son las revoluciones en los países o las guerras internacionales a lo largo del tiempo. Por ello, llevar a cabo estudios desde la perspectiva sociohistórica permite analizar los hechos que son producto de las relaciones sociales, pues las contribuciones de la sociología histórica han coadyuvado a cuestionar los paradigmas de la teoría social y las ciencias sociales, como es el derecho, para poner en primer plano a la historia y, de esta manera, se pueda revalorizar su importancia.

En ese orden de ideas, el derecho es un producto cultural de las relaciones entre sujetos sociales, que difícilmente puede ser comprendido a través de sus particularidades jurídicas. Por ello, resulta de vital importancia las intervenciones sociales para tratar de comprender la organización social, la ideología, el marco legal, la economía y la política de las sociedades en jurisdicción.

Entonces, la sociedad será todo aquel conglomerado de individuos que interactúan entre sí para establecer relaciones sociales, las cuales se rigen bajo ordenamientos normativos externos de forma coactiva. Por lo tanto, puede decirse que el derecho nace en la sociedad y, de esta forma, derecho y sociedad están estrechamente relacionados entre sí. El derecho es de carácter social y, por ende, debe encargarse del estudio de los ordenamientos jurídicos internos en la estructura social, que tienen como antecedente, de acuerdo con Eugen Ehrlich, la Escuela Histórica del Derecho, que fue la encargada de fomentar el derecho nacionalista y oponerse al derecho artificial creado por el ejercicio del poder.

De esta manera, la sociología jurídica es posible, “en la medida que la norma jurídica es efectiva para alcanzar la realidad deseada de unos cuantos miembros en el sistema social”.

La sociología jurídica, como método transdisciplinario, sirve para analizar, a partir de la experiencia jurídica humana, los comportamientos de los sujetos sociales inmersos en la política, la economía, la psicología, la criminología, el derecho y la sociología. Lo ya mencionado indica que la sociología ha experimentado una explosión; se ha diversificado en las diferentes ramas del saber científico, como las ciencias sociales y las humanidades. Al mismo tiempo, ha sufrido una implosión al especializarse; en otras palabras, hay sociólogos enfocados en el estudio de lo jurídico, lo jurídico-penal, la política criminal, e incluso existen sociólogos enfocados en el estudio de la comunicación organizacional, la administración pública, la educación, las culturas y las ideologías.

educación, las culturas y las ideologías. Los objetos de estudio de la sociología jurídica, de acuerdo con Augusto Sánchez Sandoval, son los siguientes: a) “los comportamientos de las personas que sean derivados o tengan consecuencias en la imperatividad de las normas jurídicas”; b) “las conductas humanas que tengan como consecuencia la derogación o el nacimiento de normas jurídicas”, y c) “los comportamientos de grupos de personas desvinculadas del derecho, que entren en relación funcional con otros grupos humanos que son el resultado de normas jurídicas”.

Por lo anterior, se puede decir que aquellos comportamientos humanos que han experimentado una estrecha relación con la norma jurídica son objeto de estudio de la sociología jurídica y no de la sociología general. Esto significa que el objeto de estudio tiene que distinguirse, porque no sólo se trata de la sociología jurídica en sí, sino también de ver a través de ella y describir las diversas particularidades que se despliegan del ejercicio del poder.

En consecuencia, puede decirse que el derecho es un instrumento de control social creado por aquellos que detentan el poder. Por tanto, el derecho no es autónomo, sino que es un sistema cerrado que está permeado por infinidad de agentes externos a él, como la delincuencia organizada, el terrorismo, las políticas públicas, las leyes institucionalizadas, el sistema económico, la religión, la política, entre otros. En tal virtud, el derecho como sistema cerrado se rige bajo su propia normatividad.

Finalmente, el papel de la sociología jurídica, a diferencia de la sociología general, radica en estudiar el poder y sus estrategias para llevarlo a cabo, tomando en cuenta que el poder no se da en acto, sino en potencia, a partir de las múltiples relaciones sociales, a efectos de perpetuar instrumentos hegemónicos de control social.


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