El origen de los partidos políticos a nivel comparativo y la actual legislación electoral mexicana
sobrerreguladora de diversos temas y fenómenos

Publicado el 22 de septiembre de 2020


Francisco José de Andrea Sánchez

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
emailfranciscodeandrea@post.harvard.edu

1. La legislación mexicana actual ha sobrerregulado una gran cantidad de temas, abarcando actividades y fenómenos sociales y políticos de manera excesiva, que en la actualidad ya no benefician al funcionamiento terso del sistema electoral mexicano.

2. En México, el origen de la actual legislación electoral “obesa” tiene su razón de ser fundamental en la necesidad que hubo durante varias décadas de acotar el funcionamiento pernicioso de un sistema de partido hegemónico. La liga del antiguo partido dominante durante décadas con organizaciones sindicales justificó en una etapa de consolidación del sistema electoral la regulación “excesiva” y estricta para establecer una “cancha pareja” con partidos que no contaban con la infraestructura o los financiamientos del partido oficial.

3. Sin embargo, en la actualidad, ese razonamiento ya no es válido y ocasiona más problemas en los procesos electorales que los que supuestamente resuelve. Este anacronismo se observa con mayor dramatismo cuando los integrantes de órganos electorales cúpula no tienen conocimientos históricos, jurídicos y políticos suficientemente profundos que les permitieran abstenerse de justificar sus decisiones fundamentadas en una legislación sobrerreguladora —ya obsoleta desde mi punto de vista— con argumentaciones que ignoran las siguientes consideraciones.

4. A nivel comparativo mundial, un análisis elemental del desarrollo y la evolución de los partidos demuestra irrefutablemente que los partidos políticos en el mundo, a través de la historia, han tenido un origen muy diverso. A veces, la génesis o la semilla de un partido se encuentra en una organización de masas o en un sindicato y en ocasiones tienen un origen parlamentario. Pero, sin duda alguna, la organización social que conforma la semilla inicial de muchos de los grandes partidos políticos en el Reino Unido y en Italia, por ejemplo, es el de la génesis de un partido que inicialmente obtiene su impulso vital “precisamente” de una organización sindical.

5. Ignorar lo anterior es olvidar la historia político-electoral a nivel comparativo. Cualquier entidad administrativa-organizativa de las elecciones en un país de primer mundo debería “idealmente” estar integrada por funcionarios con un bagaje cultural de conocimientos históricos, jurídicos y políticos “mínimos” para poder fundamentar sus decisiones y no cometer errores al tomar decisiones cruciales para un país con fundamento en razones de conveniencia política personal coyuntural.

6. Urge, a futuro, una reformulación del actual marco regulatorio electoral sobrerregulador referente a los vínculos entre sindicatos o gremios de trabajadores y partidos políticos de nuevo cuño u organizaciones que busquen convertirse en partidos.

7. Enfatizar excesivamente la ilegalidad de una organización con base en sus nexos gremiales o sindicales es un error que proviene del desconocimiento del origen de los partidos. En la actualidad, es indiscutible que, en una gran cantidad de países, los partidos políticos —con un origen en organizaciones de masas y de trabajadores y con vínculos sindicales— son la “única” forma que tienen los obreros y los campesinos de hacer política frente a los grandes empresarios o conglomerados económicos existentes actualmente en el mundo.

8. La política en toda sociedad humana —en su fondo existencial— implica indiscutiblemente una lucha de clases. En este sentido, satanizar los vínculos de una organización política que busca convertirse en partido por tener vínculos sindicales —bajo ciertos contextos— constituye un error grave que ignora el origen de los partidos políticos en el mundo.

Ciudad de México, a 4 de septiembre de 2020


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