La lectura literaria en la enseñanza del derecho

Publicado el 17 de noviembre de 2020

Roberto Carlos Fonseca Luján
Profesor en la Facultad de Derecho de la UNAM
emailrfonsecal@derecho.unam.mx

La literatura puede ser de utilidad para que los estudiantes se acerquen a otras concepciones sobre el derecho y los fenómenos jurídicos que se tienen en la sociedad. Un vicio en la formación del abogado suele ser la idea preconcebida de que el derecho es “monopolio” de la profesión jurídica. A través del arte literario los alumnos pueden recordar que los problemas jurídicos son, antes que nada, problemas sociales, y que el derecho es sólo una herramienta de la que se dota el orden social para tratar de afrontar esos conflictos. En esa medida, si bien el derecho tiene como finalidad conservar el orden social, debe asumirse también que requiere renovarse permanentemente; cuando falle como respuesta a los problemas sociales que está destinado a resolver.

Además de los textos clásicos, existe un largo listado de títulos de literatura contemporánea que pueden enriquecer la formación de los estudiantes en las distintas áreas del derecho. A manera de ejemplos mínimos se mencionan los siguientes libros:

a) Derecho penal, criminología y criminalística: Von Schirach, Ferdinand, Crímenes; Capote, Truman, A sangre fría; Fonseca, Rubem, Cuentos completos; Laveaga, Gerardo, Justicia; Leñero, Vicente, Los albañiles; Mendoza, Elmer, Balas de plata; Piglia, Ricardo, Plata quemada, además de novelas policiales y legal thrillers.

b) Derechos humanos: Harper Lee, N., Matar un ruiseñor; Revueltas, José, El apando; Vargas Llosa, Mario, La fiesta del chivo; Von Kleist, Heinrich, Michael Kohlhaas; Schlink, Bernhard, El lector.

c) Derecho indígena y pluralismo: Castellanos, Rosario, Balún Canán. Oficio de tinieblas; Benítez, Fernando, El agua envenenada.

d) Derecho y globalización: Coetzee, J. M., Desgracia; Houellebecq, Michel, Plataforma.

Una estrategia muy sencilla para incorporar la lectura literaria a un curso de educación superior es la siguiente. Al inicio del semestre se ha de asignar a los alumnos la lectura de uno de los libros propuestos para que en fecha definida entreguen un ensayo sobre el mismo. El trabajo que se solicita no será un reporte de lectura, sino un ensayo con reflexiones sobre las relaciones y puntos de contacto que los alumnos encuentren entre la obra leída y los contenidos que les toca estudiar en el curso. Conforme se avanza hacia la fecha de entrega de los ensayos, se han de efectuar controles en clase, para escuchar a los alumnos sobre las impresiones previas que va dejando en ellos la lectura y ayudarlos a confluir hacia algún punto común. Finalmente, el día de la entrega de los ensayos, éstos se acompañarán con una breve explicación oral ante el grupo del texto leído, y las conclusiones respecto a la cercanía entre el derecho y la obra que cada uno haya encontrado.

La aplicación de esta técnica de enseñanza se basa en la tesis de que la literatura puede reflejar creencias y expectativas de la sociedad sobre el derecho y lo jurídico. En esa medida, su lectura y compresión puede ayudar a los futuros profesionales del derecho a “asomarse” a una ventana diversa, que les muestra cómo se entienden los fenómenos jurídicos desde otras esferas, como la del arte literario. La literatura es una ventana a la cual los estudiantes pueden acercarse a conocer la realidad del drama humano.

De esta manera, la literatura puede servir para nutrir la formación integral de los futuros juristas. La educación universitaria debe promover no sólo la transmisión de los conocimientos técnicos, sino también el desarrollo de la empatía y la dimensión ética de la profesión. La literatura puede ayudar a crear el sentimiento de disconformidad ante la injusticia, que es también fundamental para la renovación de la profesión jurídica.

En esto se ha de coincidir con los maestros Jiménez y Caballero, quienes han identificado diversas “ventajas” de la literatura en la educación jurídica, como son el desarrollo de la creatividad, la perspectiva crítica y la inteligencia empática e imaginativa. Incluso, como ámbito de crítica del derecho, la literatura puede integrar “las demandas políticas y éticas para reconstruir un mundo más igualitario y justo”. 1


NOTAS:
1 Jiménez Moreno, Manuel y Caballero Hernández, Rafael, 2015, “El movimiento Derecho y Literatura: aproximaciones históricas y desarrollo contextual”, Revista de la Facultad de Derecho de México, t. LXV, núm. 263, pp. 47-75.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero