Países de África subsahariana: reformas constitucionales de 2020

Publicado el 19 de enero de 2021

Bahdon Abdillahi
Doctorando en Sociología de la Educación de la Universidad de Murcia
emailbahdonabdillahi@gmail.com

En muchos países de África subsahariana hay una nueva tradición de los dirigentes autoritarios: las revisiones constitucionales por un interés personal. Más que reformas, desde finales de 1990 hay revisiones de las Constituciones adoptadas después de una conferencia nacional o por referéndum. Éstas tienen lugar a unos meses o semanas de elecciones importantes, como en Costa de Marfil o en Guinea Conakry: no responden a cuestiones importantes como la consolidación del Estado de derecho o un hipotético acercamiento de las instituciones a los ciudadanos. Sin lugar a duda, siguen un objetivo electoral para el presidente, sobre todo cuando éste se presenta por la 3a. vez. Estas revisiones, a unos meses de las elecciones presidenciales, son fuente de tensión o amplificación de tensiones latentes en los países.

La Constitución no es un texto imposible de tocar, no cae del cielo; es una creación humana. Incluso los textos religiosos están sujetos a modificaciones y múltiples interpretaciones contradictorias. Por tanto, una enmienda, reforma o revisión constitucional total o parcial no siempre puede ser percibida como una estrategia política de un hombre, de un partido o de una coalición, que ostenta el poder central en un momento dado de la historia de un país, pero sólo si se respetan los procedimientos constitucionales y los tiempos políticos y sociales.

Recordemos que la Constitución es un texto fundamental que organiza los poderes institucionales, la elección de los titulares de estos poderes y sus competencias; contiene derechos y libertades fundamentales que protegen a los ciudadanos, y sin ella no podemos vivir en un régimen democrático. Además, el hecho de que sea un texto fundamental implica salvaguardas y condiciona cualquier iniciativa de modificación o revisión parcial o total al marco constitucional. Pero a veces lo que parece ser una simple revisión, en realidad resulta ser la adopción de una nueva Constitución cuando hay un cambio en el sistema político.

Cambios constitucionales personales

En el África negra las Constituciones, impuestas al Estado poscolonial hasta finales de los noventa, y las redactadas por los llamados “peregrinos constitucionales” (expertos franceses) en los países africanos de habla francesa, han sido objeto de modificaciones recurrentes desde finales de la década. Como se podría leer a voluntad, estas Constituciones están vinculadas a un movimiento de cambio político: el fin del régimen comunista en el mundo. Escritores liberales como Francisco Fukuyama han alentado la victoria de la democracia y la economía liberal, mientras que otros científicos sociales han mostrado su escepticismo sobre la confusión entre el fin de un régimen y el establecimiento lento, largo y complejo de uno nuevo, todavía indescriptible. La confusión también fue la adopción de las llamadas Constituciones liberales, marcadas por un contexto idealista de cambio político, pero ahora una práctica política de otro régimen.

Al final del segundo mandato hubo una carrera de muchos jefes de Estado para cambiar el texto constitucional. Entre el liberalismo constitucional por un lado y el ejercicio del poder personal por el otro, optan por luchar contra una disposición-obstáculo para sus ambiciones y las de su clan: la limitación a dos mandatos presidenciales. Los comités para las revisiones constitucionales han eludiendo los procedimientos previstos por la constitución. Se han adoptado nuevas Constituciones que mantienen el liberalismo ideal. No se trata de cambios sustanciales en la organización del sistema político. Tanto dentro como fuera del continente existe una tendencia a generalizar las actitudes y ambiciones personales de los líderes, que privilegian la práctica política más que el espíritu de un texto fundamental.

A cambios, eliminaciones y tensiones

No se puede dudar de la existencia de Constituciones formales o de "decoración institucional" durante el periodo de partido único de 1960 hasta 1990. Hubo Constituciones transitorias antes de la adopción de las liberales por los nuevos parlamentos o por referéndum. Teóricamente, las nuevas Constituciones han jugado un papel decisivo en los nuevos regímenes políticos, no sólo para los miembros de la clase política —dando relevancia a la competencia electoral entre los candidatos a puestos políticos estatales y la limitación de los mandatos presidenciales a dos—, pero también para los ciudadanos en lo que respecta al reconocimiento de nuevos derechos y libertades; derechos y libertades congelados en el antiguo régimen.

En comparación con las dos primeras décadas de la independencia de los Estados poscoloniales, ya no es un texto indiferente a la ciudadanía. Los movimientos ciudadanos se han apropiado de ella y la han defendido en Guinea Conakry, donde la oposición y gran parte de la población se manifestarán contra las intenciones del presidente Alpha Condé de modificar la Constitución para postularse en las elecciones presidenciales para un tercer mandato “ilegal”. Protestas populares ocurrieron también en otros países. En 2018, en la República Democrática del Congo, el episcopado, la oposición, y sobre todo muchos movimientos de la sociedad civil, exigieron a su ex presidente Joseph Kabila el respeto a la Constitución para organizar elecciones presidenciales al final de su segundo mandato y de no postularse para un tercero.

En 2020 las elecciones presidenciales se llevaron a cabo en Burundi (20 de mayo y 19 de junio), Costa de Marfil (octubre), Níger (27 de diciembre) y Togo (22 de febrero). Aparte del presidente de Níger, Mahamadou Issoufou, que no fue candidato a un tercer mandato, y del presidente togolés, Faure Gnassingbé, que continúa la dinastía en el poder en su país (heredó de su padre en 2005), hubo un cambio de actitud del presidente marfileño Alassane Ouattara y de Guinea Conakry. Costa de Marfil y Guinea Conakry experimentaron graves crisis prelectorales y postelectorales (rechazo de la candidatura de muchos candidatos y arresto de dirigentes políticos). Algunos presidentes han sufrido de presiones internacionales, como el ex presidente burundés, Pierre Kiruzinza, él y su país están sujetos a sanciones internacionales impuesta por la Unión Africana y la Unión Europea, mientras que Alassane Ouattara —que recurrió a una rebelión armada para llegar al poder en 2010, sin olvidar la complicidad de Francia— no sufrió de ninguna sanción de esas dos organizaciones regionales.

Alassane Ouattara enmendó dos veces la constitución de 2000, en 2016 y en enero de 2020. La última se produce nueve meses antes de las elecciones presidenciales, normalmente programadas para octubre de 2020. Con estas enmiendas se revive una mala política de la época de Félix Houpheit-Boigny: modificar ciertas disposiciones de la Constitución para favorecer a un político en particular para sucederle (no importan las elecciones). Pero con dos contextos diferentes, recurre a una forma un poco “democrática”, la convocación de un referéndum popular; implicar la ciudadanía. Según las cifras dadas por el Ministerio del Interior, el 93.42% de los ciudadanos ha aprobado el proyecto constitucional del presidente. La participación fue baja: 42.42%. El referéndum tuvo lugar en un contexto de polarización de la vida política y social del país desde la crisis postelectoral. Partidos de la oposición, como el del ex presidente Laurent Gbagbo, se opusieron a esta revisión de la Constitución. La revisión estableció un régimen presidencial complejo, que imita modelos estadounidenses a través del cupo presidente/vicepresidente y del modelo francés con la existencia de un primer ministro.

Según el presidente, la revisión de 2016 perseguía dos argumentos: i) la consolidación del Estado de derecho y al acercamiento de las instituciones a la ciudadanía, y ii) lo que ha llamado "pequeñas cosas que merecen ser abordadas”.

La consolidación del Estado de derecho se hace y se construye con una lealtad constitucional, con el respeto a las leyes, especialmente de los textos fundamentales, y con prácticas tanto legales (la protección de los derechos y libertades primordiales) como políticas (la moderación).

Por otra parte, el acercamiento entre instituciones y ciudadanos se logra a través de la educación, del respeto a los textos fundamentales, de la transparencia en la organización de las elecciones, del ejemplo que se da del ejercicio del poder y la respuesta a las demandas del pueblo.

Las pequeñas cosas son un gran misterio. ¿Qué son estas cosas? Las y los observadores de las noticias socioeconómicas y políticas de este país de África Occidental consideran un juego de palabras. En un contexto sociopolítico tenso, que ya no le es favorable, el objetivo deseado es la eliminación de los pesos pesados de la política marfileña; si su enemigo jurado es condenado y es muy probable que no regrese a casa antes. Elecciones presidenciales, hay otras en el país. Por otro lado, evoca la edad, "cierta edad" para usar su expresión. Concretamente, la edad de sus competidores, quienes le antecedieron a la presidencia del país y supera los 70 años. O "los pequeños" puede ser la introducción del patrocinio de candidatos unos meses antes de las elecciones presidenciales, como en Senegal, donde Macky Sall ha dejado de lado a los contendientes serios en la carrera presidencial. Está bien poner límites de edad, porque alguien tan inteligente y competente como ellos pierde su pensamiento y, por lo tanto, su capacidad para dirigir un país cada vez más complejo. Y con edad avanzada o "cierta edad" se raya en el autoritarismo y, por ende, en el bloqueo del normal funcionamiento institucional del país. África, tanto en el norte como en el sur, dio ejemplos de las fallas de un presidente anciano: Abdoul Azziz Bouteflika, de Argelia; Ali Bongo, de Gabón; Robert Mugabe, de Zimbabue; Hassan Gouled, de Yibuti.

Los primeros presidentes, los que han sido llamados padres de la nación, ¿pero de qué nación? Habían transformado el texto fundamental del Estado en una hoja de parra, como lo llamaba un africanista francés. Esta práctica no ha desaparecido; la encontramos 50 años después con la misma generación de políticos de los años 1970-1990, sus hijos (Ali Bongo, en Gabón; Faure Gnassingbé, en Togo…) o ex funcionarios de las instituciones financieras internacionales (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional), impuestos a los países, como en Benín en 1990: Nicéphore Soglo o Alassane Ouattara en Costa de Marfil, o generaciones de los movimientos sociopolíticos de los noventa.

Retrocesión al pasado

Hay retroceso al pasado en la historia política de algunos países africanos. Las modificaciones o reformas ad hoc de unos meses antes de las importantes elecciones para el país plantean muchas interrogantes no sólo para el abogado y el analista político, sino también para el ciudadano de a pie.

¿Por qué Nicéphore Soglo, que dirigió su país bajo la presidencia del general Mathieu Kérékou durante la transición y luego como presidente, no sucumbió a la tentación de modificar o de manipular el texto fundamental?

Alassane Ouattara ha adaptado bien a esta práctica desde su nombramiento como primer ministro de 1990 hasta 1993. Impuesto al presidente Félix Houpheit Boigny por Francia. La principal diferencia está en el espíritu de transición de régimen en estos dos países. Mientras que en Benín —que abrió un método, tan dudoso como la conferencia nacional que reunió a todos los actores activos de la nación— los miembros de la clase política se incorporaron con bastante rapidez, al menos hasta Yayi Boni. El actual presidente Patrice Talon ha introducido una cultura y acción política diferente a las del régimen anterior.

En Costa de Marfil, como en Chad, el Congo y la República Democrática del Congo, la transición ha sido recuperada por los gobernantes del sistema de partido único. En estos países no se consiguió la alternancia al poder con las primeras elecciones pluralistas. Los candidatos de un solo partido ganaron y se sintieron empoderados por elecciones manipuladas. Por tanto, dicha transición no desembocó en una nueva cultura política de la clase política, la oposición y los poderes fácticos. La visión sobre la Constitución sigue siendo la misma: una hoja a la disposición del presidente de la República.



Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero