El capitalismo en la neocolonización y su efecto en la globalización

Publicado el 23 de febrero de 2021

Liliana Rodríguez Bribiesca
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM
Ateneo Nacional de la Juventud, A. C.
emailliliarodriguez@politicas.unam.mx

Entendemos por capitalismo, con base en los estudios de teoría económica, al sistema que sustituyó al feudalismo y que, no obstante que siempre ha existido, fue hasta el siglo XV que alcanzó la madurez con la obra La riqueza de las naciones de Adam Smith; asimismo, con motivo del desarrollo de la ciencia y la tecnología surgido tras la Primera Guerra Mundial en el siglo XX, incrementó el sentido con el que actualmente lo conocemos. Una de las características más relevantes de dicho sistema es que para obtener e incrementar la riqueza (renta) se sirve de la explotación de otras entidades subjetivas o estatales, sin embargo, la gran paradoja de dicho sistema económico es que no sólo funciona para beneficiar a las personas explotadoras, sino también para dañarlas. Por otra parte, el neocolonialismo o neocolonización atiende a la descripción de cómo las potencias del siglo XIX iniciaron un proceso para colonizar territorios, principalmente africanos y asiáticos. Y esta es la clave para entender la relación entre ambos sistemas acontecida en el ámbito geopolítico de las naciones y que permite entender la posterior génesis de los conflictos internacionales de los Estados para contrarrestar los efectos causados en sus territorios a los que nuestra sociedad actual asiste y que fueron provocados por las dos grandes hegemonías de la época (Estados Unidos de América y la entonces Comunidad Europea), ya que utilizaron mecanismos de poder para influir en diversos territorios del mundo para demostrar su fuerza; este es uno de los ejemplos de la aplicación del capitalismo y el neocolonialismo actuando conjuntamente.

Con motivo de los procesos de intervención política, económica y territorial de los bloques hegemónicos, el esclavismo y la pobreza han sido características patentes derivadas de la intervención, sin embargo, cabe precisar que al bloque hegemónico americano no le fue suficiente la miseria que dejó con su intervención en diversos países, sino que incluso fue más allá empleando estrategias de explotación propias del neocolonialismo, mediante la forma de control e invasión económica, y que resulta criticable en virtud que no ha respetado los lineamientos sobre la “Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales” (Resolución 1514), firmada y aprobada por la Organización de las Naciones Unidas en 1959, por la cual se comprometía a salir y evitar cualquier tipo de intervención posterior de los territorios afectados.

No obstante lo anterior, es interesante que ese neocolonialismo ha creado una dependencia de los países subdesarrollados con los desarrollados, propicia el endeudamiento de las naciones pobres, crece la corrupción y la aceleración de la globalización, que da paso al consumismo global, donde la producción masiva y el derroche son los nuevos agentes del comercio internacional, y genera una cadena infinita de relaciones comerciales e innovaciones tecnológicas que, a su vez, también producen la inminente destrucción del medio ambiente. Por ello, el capitalismo aunado al neocolonialismo permite comprender la extrema dominación hegemónica entre las naciones, pues si bien no existe intervención directa, lo cierto es que indirectamente los países hegemónicos producen cierta dominación con uso y desarrollo de la ciencia y la tecnología en aquellos territorios, que conocemos como globalización, cuyo efecto es similar a un intervencionismo. Además, podemos identificar diversas maneras de explotación de los países desarrollados hacia los que están en vías de desarrollo, que van desde lo ambiental y lo económico hasta lo político y social.

Las economías que cuentan con exceso de recursos naturales no siempre son propensas al crecimiento económico y, en la mayoría de los casos, sufren el efecto contrario a causa de la intervención irrestricta como la que señalamos. A esta situación se le denomina paradoja de la abundancia. Sin embargo, por medio de la intervención con efectos indirectos que causa la globalización es más fácil manipular a un país en esa situación a través de organizaciones y bancos internacionales que prestan servicios a esos otros. Los efectos de los países de algunos países de Latinoamérica son un gran ejemplo de esto.

Como señalamos, uno de los dilemas que derivan del neocolonialismo es la dependencia, porque por medio de tal efecto es posible el libre mercado y fomenta avances y desigualdades que permean en la vida de la población de los países dependientes.

Dicha dependencia se observa en la economía de mercado, de la cual se desprende la producción masiva, en donde se necesita que la materia prima haya sido sometida a procesos industriales que son patrocinados por empresas trasnacionales; estos a su vez causan conflictos económicos al entrar a un mercado extranjero, ya que causan el derrocamiento de los mercados locales y nacionales de la que proviene. Esto genera una pérdida económica mayor para el país donde tiene origen el producto porque lo hace vulnerable y dependiente al otro, además, las ganancias no circulan en el país donde se encuentra la franquicia de destino, sino en el país de origen de dicha empresa. Provocando que en un país exista mayor número de obreros que cobran un sueldo mínimo por su fuerza de trabajo, mientras que en otro país aumenta el producto interno bruto (PIB) y, con ello, la calidad de vida de las personas.

Aunado a los anteriores efectos, el consumismo provoca la producción en serie y ha logrado traer resultados negativos al ambiente, a la salud y a la cultura, por mencionar algunos. Si bien el consumismo es el método que utiliza el sistema capitalista para funcionar, también es la clave para mantener estable a su economía, evitando los daños colaterales como la inflación de los precios y las crisis económicas derivadas del efecto dumping (venta de productos a menor precio del que se fabricaron, incluso mucho menor al costo total de producción).

Esto nos lleva a hablar de la importancia del trabajo y su papel fundamental para que la población pueda acceder a una buena calidad de vida, sin embargo, la realidad es distinta en los países que llevan a cabo la irrupción sobre otros a los que llegan las grandes fábricas para producir las mercancías, y por ello tenemos, por un lado, el trabajo transhistórico, que es aquel se realiza por placer, frente al trabajo meramente capitalista, que es donde se trabaja por necesidad, y este es el caso de los países ricos y pobres, respectivamente. La mano de obra barata, la poca higiene y la falta de seguros médicos propician un contexto conformista e inhumano, en que los trabajadores cada vez ganan menos dinero por más horas de trabajo, vinculado a la constante incertidumbre sobre su futuro.

Además, cabe resaltar que el trabajo que realizan las mujeres en casa es importante pero el capitalismo no reconoce dicha labor. Ello porque las políticas públicas y gubernamentales no disponen de un salario para quienes los realizan, partiendo de que los gobiernos han hecho una gran distinción sexo-genérica tan arraigada que es difícil desvirtuar. Así, paradójicamente, vemos que el trabajo doméstico genera las nuevas formas de fuerza de trabajo, ya que el capitalismo explota a las mujeres, pero no las remunera económicamente y no les brinda los mismos servicios que a los hombres, en virtud que se explota tanto la fuerza de trabajo de los hombres como de las mujeres sin distinción alguna, pero con la diferencia de que a los hombres se les paga más y son titulares de los servicios que prestan los Estados en que se desarrolla.

De igual manera, otra causa de la que podemos advertir la neocolonización es la existencia de recursos naturales. Para satisfacer las necesidades nacionales, los bloques hegemónicos se apropian de los recursos naturales de los países menos desarrollados para posteriormente saquearlos y comercializarlos, de manera que generaran ganancias sin tener que sacrificar sus propios recursos naturales.

Esta práctica ha logrado que la tala de árboles sea más frecuente, ya que propició la extinción de muchas especies naturales porque sus hábitats naturales han sido destruidos y en mayor número han aumentado los incendios forestales a causa del cambio climático. También, por el constante consumismo es que los recursos se han ido terminando y cada vez el ser humano ha intentado crear industrias donde se encuentran zonas naturales y, agotadas éstas, se ven obligados a migrar a lugares más céntricos, causando diversos problemas.

Es así como para sostener y ampliar su extrema dominación sobre las desigualdades y el mundo en subdesarrollo, el capitalismo crea fuentes de acumulación de bienes y de producción de tecnología.

Por tanto, con motivo del capitalismo y de la neocolonización ha surgido la globalización y, en consecuencia, nuevos polos de poder a nivel mundial, y ya no sólo el bloque hegemónico americano es quien ejerce el poder sobre los países menos desarrollados, sino que otras naciones comparten el mismo interés, por ejemplo, China y Japón, más allá de Europa, convirtiéndose así en las otras principales economías a nivel mundial.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero