El precio de la pandemia1

Publicado el 1 de marzo de 2021

José Dávalos Morales
Exdirector de la Facultad de Derecho de la UNAM, profesor de Derecho del Trabajo
email josedavalosmorales@yahoo.com.mx

No es justo que encima de los hombros de los trabajadores, hombres y mujeres, se cargue el precio de la pandemia, con salarios disminuidos, con una descomunal desocupación, sin respeto a la jornada máxima, despojándolos de los días de descanso a la semana, quitándoles el pago del tiempo extraordinario, etcétera.

El trabajo a distancia ha servido de pretexto para hacer trabajar a los empleados jornadas extenuantes; los patrones los hacen trabajar sábados y domingos cuando en la empresa son días de descanso; a cualquier hora el patrón les llama a los trabajadores para hacerlos recabar tal o cual información, con obligación de pasarle el resultado de la investigación a la mayor brevedad.

El patrón habla a los trabajadores a la hora de la comida o de la cena para pedirles que manden a una determinada empresa el resultado de su información obtenida tal día; lo mismo ocurre durante las horas del sueño. Sin importar la hora del día o de la noche el patrón ordena a un trabajador que cite a reunión virtual al día siguiente a los trabajadores de la empresa para tratar un tema que no han tenido tiempo de preparar.

Esto, que parece un invento, es tan cierto que muchos trabajadores estarán aceptando estas afirmaciones porque es la experiencia tan frecuente en su empresa que poca falta hace mayor explicación. Es decir ¿y en dónde quedó el derecho a la jornada máxima? ¿el derecho al descanso diario? ¿el descanso de uno o dos días a la semana? ¿El pago del tiempo extraordinario? ¿El pago doble del trabajo desarrollado en los días de descanso?

Las preguntas a este servidor sobre los puntos mencionados son muy frecuentes, en la cátedra o de cualquier otra manera, por teléfono o por correo electrónico. Y es que los derechos de los trabajadores están en la Constitución y en la Ley Federal del Trabajo. Los trabajadores saben que son derechos irrenunciables. No se explican por qué tantas violaciones a sus derechos todos los días.

La contingencia de la pandemia no justifica a los patrones para cometer tantas irregularidades. Los trabajadores, que se saben dueños de esos derechos, no reclaman su cumplimiento porque no quieren hacerse acreedores a las presiones que acabarán poniéndolos en la calle, por eso prefieren guardar silencio. Con contingencia o no, los derechos de los trabajadores son válidos porque están en la Constitución y en la Ley.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización de el autor, publicado en La Prensa, el 20 de febrero de 2021.


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