El jurista y el arte: José Manuel Lastra Lastra*

Publicado el 11 de marzo de 2021


Jorge Alberto González Galván

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email jagg@unam.mx


1 Si no fueras abogado, ¿a qué actividad artística te hubiera gustado dedicarte y por qué?

Siempre me han gustado la música y el canto. De mi madre heredé esa afición. Ella tenía un hermoso timbre de voz y mis primeros recuerdos musicales son la mezcla de sus arrullos con el caudal del Usumacinta. Conforme fui creciendo, entonábamos juntos diversas melodías, y ese fue uno de nuestros hábitos compartidos más gratos hasta el final de sus días. Ahora forma parte de mi memoria, y sé que cuando canto, ella lo hace conmigo desde la eternidad.

2. ¿Cuál fue el primer poema, cuento o novela que leíste y de qué trata?

El poema fue “La voz del inválido”, en el que un anciano mutilado —según Antonio Plaza— trasmite a través de consejos un tanto pesimistas, la sabiduría que le han dejado sus experiencias de vida a su joven sobrino Andrés. En varios versos, expone diferentes puntos ubicados en el amplio espectro de la vida humana; desde la fe, pasando por los hábitos personales y la importancia del trabajo, el amor, el matrimonio y una frase sobre la amistad que quedó grabada en mí: “un libro, un perro y un peso, forman un completo amigo”.

3. ¿Qué obras de pintores o escultores admiras y por qué?

Admiro en específico el arte renacentista, no sólo por su belleza, sino porque representa el descubrimiento del nuevo propósito de la humanidad, y constituye una de las transformaciones más radicales que la historia ha experimentado. Por supuesto, tenía que nacer en Florencia, con Cimabue, ilustre maestro de Giotto, humilde pastor proveniente de una familia de labradores y encargado de darle color a la naturaleza; Donatello y su habilidad en el “bajorrelieve”; los “frescos” de Botticelli; Da Vinci, sobre quien, el también pintor Vasari, diría que podía advertirse en él “la mano de Dios al concederle sus mejores dones en gracia, genio y hermosura”; Miguel Ángel, que demostró con su arte el grado de perfección al que sólo quien crea puede llegar; Tiziano y Rafael Sanzio, este último quien, además de gran artista, fue un excelente maestro, recordado y admirado por sus alumnos, al grado que en su tumba, en el Panteón de Agripa —nada más y nada menos que el lugar de eterno descanso de los Césares—, se lee: “Aquí yace Rafael, quien mientras vivió hizo temer a la naturaleza ser superada por él y que, cuando murió, esta temió morir con él”.

4. ¿Tocas algún instrumento musical? ¿Te gustaría haber aprendido alguno? ¿Por qué?

No tuve la buena fortuna, ni la disciplina y tiempo suficiente para tensar y hacer tremolar las cuerdas de mi guitarra, con la que continúo en deuda.
A partir de 1944, con la aparición en Nueva York del trío “Los Panchos”, inició por su influencia en nuestro país, una tendencia que dio origen a la formación de diversos tríos musicales. Me habría encantado tocar como Juan Neri o imitar el estilo “jazzeado” de Paco Hurtado.

5. ¿Cantas? ¿Cuáles son tus cantantes preferidos?

Si, ocasionalmente en reuniones familiares, y en las tardes-noches de bohemia con amigos.
Mis cantantes preferidos son Giussepe Di Stephano, Luciano Pavarotti, Domenico Modugno, Charles Aznavour, Edith Piaf, Marco Antonio Muñiz, Enrique Cáceres, y haré una mención especial para Eydie Gormé en los tres discos con “Los Panchos”, grabaciones que considero auténticas obras de arte.

6. ¿Dibujas? ¿Pintas? ¿Esculpes?

No. Pero si pudiera elegir entre estas actividades plásticas, escogería esculpir, porque a decir de Miguel Ángel, es la actividad que realizas para quitar el sobrante de un bloque de piedra y descubrir la obra de arte en su interior.

7. ¿Te gusta la fotografía y el cine?

La fotografía me interesó bastante durante mi adolescencia y juventud, y el cine también, aunque en menor medida.

8. ¿Cómo influye el arte en el derecho?

El derecho es arte en palabra escrita, especialmente para quienes nos dedicamos a la investigación jurídica y hacemos de la literatura nuestra insuperable compañera. La literatura jurídica entonces se convierte, por sí misma, en todo un género, y encontramos prosa apoteótica en los escritos de Umberto Romagnoli, y la elevada poesía con sentido social de los textos de Mario de la Cueva.
Francesco Carnelutti escribió, entre su prolífica y sublime obra, el texto El arte del derecho, en que diserta en seis ensayos o meditaciones sobre el “legislador-pintor” y el código como galería de arte; en este orden de ideas, el legislador merece la consideración de artista —no estoy muy seguro si eso incluye a los legisladores de nuestro país, pero es tema de otra disertación—, porque materializa la voluntad divina al ordenar la conducta humana.

9. ¿Cuál es la influencia del derecho en el arte?

La belleza natural del derecho es la justicia. Lamentablemente, concuerdo con Manguel cuando afirma que los abogados ocupamos un lugar privilegiado en el mundo de los personajes aborrecibles. En Enrique VI de Shakespeare, Dick “el Carnicero” clama por matar a los abogados; en La casa desolada, de Dickens, son dos abogados quienes dilatan un proceso de herencia para arruinar a sus clientes; Quevedo, en El sueño de la muerte, nos atribuye parte de los males de la sociedad. En El proceso, de Kafka, Josef es nuestra víctima; y en El mercader de Venecia, Portia, sin ser abogada, hace del derecho el arma para hacer miserable a Shylock; al grado en que, para el quinto centenario del ghetto veneciano, se puso en escena la obra, y se invitó a la inolvidable jueza Ruth Bader Ginsburg a presidir un nuevo juicio al usurero.
Por supuesto, también hay obras positivas sobre nuestra profesión: recientemente me sorprendió gratamente la película On the basis of sex, biografía sobre “notorious RBG”, y disfruté Fracture con sir Anthony Hopkins.

10. Por último, ¿si tuvieras 18 años volverías a estudiar derecho o escogerías una profesión artística?

Volvería a estudiar derecho. ¡Sin duda alguna!

Ciudad de México, a 3 de marzo de 2021.


NOTAS:
* Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM: jmlastra@unam.mx.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero