La jurista y el arte: Elia Avendaño Villafuerte

Publicado el 21 de mayo de 2021


Jorge Alberto González Galván

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email jagg@unam.mx


1. Si no fueras abogada, ¿a qué actividad artística te hubiera gustado dedicarte y por qué?

Si no fuera abogada me hubiera dedicado al ballet clásico, a la danza, me gusta mucho bailar. Creo que el movimiento a partir del ritmo nos permite una conexión que va más allá de lo orgánico entre la mente y el cuerpo, que despierta emociones y las canaliza a partir de los acordes musicales, lo que nos puede llevar a un estado de euforia. Victoria Santa Cruz, compositora afroperuana, ha profundizado en estos aspectos, y yo creo que es una manera muy divertida de canalizar la energía y dejar que las ideas fluyan libremente.

2. ¿Cuál fue el primer poema, cuento o novela que leíste y de qué trata?

Me acuerdo de un poema que me gustó porque me detuvo su contenido, se llama Los danzantes espacios estatuarios, que ahora sé que lo hizo Raúl Garduño; en ese momento me alucinó todo lo que se podía imaginar a partir de una frase. Más tarde me enamoré de los poemas simples, por sencillos, de Jaime Sabines, porque me parecían cercanos, chiapanecos, cotidianos y los he disfrutado durante mucho tiempo; uno de los que más me llamó la atención es El Peatón, en donde él se reconoce poeta, pero los demás en la calle no lo notan y por ello acepta que en realidad es un peatón.

Los cuentos, me los contaba mi abuelita Esperanza, eran relatos populares, de la Llorona, el Sombrerón, o sobre las ánimas del purgatorio que no habían encontrado consuelo; crecí en un entorno en donde todas las personas a mi alrededor éramos pobres pero no iguales, la estratificación social estaba tan marcada que en las relaciones sociales se nos hacía de lo más normal mantener las distancias, situaciones que más tarde leí en los libros de Rosario Castellanos, que reflejan las costumbres de la sociedad coleta y chiapaneca en la que crecí. En mi infancia oí relatos sobre los nahuales, sufrí de mal de ojo, me llevaron a las curadas de espanto o las bajadas de empacho, rituales en los que lo sobrenatural o religioso no hacían diferencia, eran cotidianos, tal vez por eso más tarde me sentí cómoda leyendo los textos de realismo mágico de Gabriel García Márquez, donde los personajes aceptan lo que pasa porque pasa.

3. ¿Qué obras de pintores o escultores admiras y por qué?

Amadeo Modigliani, la época oscura de Goya, un cuadro blanco de Jackson Pollock, el cuadro Nuestra imagen actual de David Alfaro Siqueiros, disfruto mucho el arte abstracto, que me permite sentir y alucinar lo que no veo.

4. ¿Tocas algún instrumento musical? ¿Te gustaría haber aprendido alguno? ¿Por qué?

Si, toco un poco la mandolina, porque aprendí en mi infancia y en ese entonces mis mayores consideraron que una guitarra era muy grande para mis manos. Hace mucho que no practico, pero me pasé muchas tardes desafinando y desafiando los pocos espacios de silencio que mi padre atesoraba para descansar.

5. ¿Cantas? ¿Cuáles son tus cantantes preferidos?

No, no canto, pero disfruto mucho la música. Me llama la atención lo que están haciendo las generaciones jóvenes de innovación musical como el grupo Sak tzevul, Lumaltok, también escucho a Kumantukxuxpë, una fusión de sonidos desde la sierra mixe, y por supuesto la música afrocaribeña, un ejemplo es Herencia de Timbiqui, un gusto compartido con Juliana Acevedo. Además, Vivir Quintana me proyecta su sentido de compromiso.

6. ¿Dibujas? ¿Pintas? ¿Esculpes?

Ahora ya no, cuando era chica mi madre nos acercó al trabajo de las alfareras de Amatenango de Valle, en Chiapas, que nos enseñaron sus técnicas y con ellas hice esculturas de barro. Esa fue mi única incursión en la escultura.

7. ¿Te gusta la fotografía y el cine?

Si, he visto trabajos de varias personas, las que me han impresionado son los trabajos de Juan Rulfo, Joseph Koudelka y, recientemente, Leticia Bonifaz, que además anota mensajes inteligentes y evocadores en sus imágenes.

Hablar de cine para mí es difícil, porque me encanta, y por lo menos dos veces por semana veo películas y documentales. El último que recuerdo fue Birth wars de Janet Jarman, que aborda el trabajo de las parteras tradicionales indígenas en México y las difíciles condiciones que enfrentan para realizar su trabajo.

8. ¿Cómo influye el arte en el derecho?

Creo que le da un viso de distinción, no podemos negar que las y los abogados formamos parte de una elite que ha podido estudiar, y eso ya en sí es un privilegio en un país en donde la población en situación de pobreza se acerca al 50%. La pluriculturalidad de nuestro país nos permite acceder a un sinnúmero de manifestaciones artísticas que poco a poco vamos apreciando, más cuando vemos los casos de apropiación cultural de diseños mayas, mixes y otomís por grandes diseñadoras(es) de modas.

El arte nos impregna de una sensibilidad especial para despertar nuestros sentidos y emociones. Aspectos que a veces no se exploran dentro de nuestra formación legal.

9. ¿Cuál es la influencia del derecho en el arte?

En este aspecto creo que el derecho influye en todas partes; el arte no podría estar ajeno a sus reglas y estructuras, por ejemplo en los contratos con los artistas, pero también es un vehículo para generar un acercamiento para todas las personas a las manifestaciones artísticas, por ejemplo el artículo 4º constitucional señala como un derecho humano el acceso a la cultura para todas y todos.

10. Por último, ¿si tuvieras 18 años volverías a estudiar derecho o escogerías una profesión artística?

Esa pregunta es difícil, porque mi profesión me ha dado muchas satisfacciones, tal vez con otras condiciones económicas y sociales hubiera incursionado en la danza, pero definitivamente volvería a estudiar derecho desde una visión de la filosofía jurídica: desde una perspectiva más humanista y menos mercantilizada, con más énfasis en construir mecanismos enfocados a lograr relaciones igualitarias y armónicas entre los distintos grupos que componen nuestra sociedad.


Ciudad de México, a 13 de mayo de 2021


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero