Al carajo1

Publicado el 21 de mayo de 2021


Luis de la Barreda Solórzano

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email lbarreda@unam.mx

Con el semblante contorsionado y la indisimulada ira en la entonación de sus palabras, ante el asombro de todo el país, creo que incluso de sus feligreses incondicionales, el Presidente mandó al carajo la posibilidad de visitar a los hospitalizados por el derrumbe del Metro. La foto con los heridos —intentó justificar su incomprensible omisión— es una hipocresía demagógica que “¡tiene que ver con el conservadurismo!”. Pero nadie le había preguntado por qué no se fotografiaba con los lesionados, sino por qué no los había visitado.

Acostumbrado a que en sus matutinas ruedas de prensa los asistentes le hagan preguntas preparadas para su “lucimiento”, al Presidente le irritó sobremanera que esa mañana se le preguntara por qué no se le había visto haciendo lo que todos los presidentes del mundo hacen cuando ocurre una tragedia en la que mueren o resultan severamente lastimadas varias personas. La majadera respuesta —indigna de un gobernante— revela a un Presidente anímicamente descompuesto, quizá porque, en el fondo, sabe que su gobierno ha sido un fracaso en todos los rubros y que su discurso de que todo va bien suena cada vez más delirante.

El Presidente no quiere que le tomen una foto con los sobrevivientes del metrazo porque eso corresponde —según dijo— a un “estilo demagógico”, pero no le pareció inadecuado fotografiarse a punto de comer una tlayuda. Paco Calderón lo caricaturizó magistralmente: “¿Ayuda? Yo entendí tlayuda” (Reforma, 11 de mayo). Esa actitud asusta e indigna. Indigna por una razón obvia: del primer mandatario se espera cercanía con sus gobernados en desgracia por un accidente en el que la responsabilidad de las autoridades es clara sin necesidad de esperar los detalles que devele el peritaje. Asusta porque las pulsiones autoritarias de que ha dado abundantes muestras el Presidente se pueden ver exacerbadas por la frustración ante la falta de resultados de su gobierno.

Y asusta por la insensibilidad que denota. Federico Reyes Heroles advierte: “A más de dos años de gobierno, la patología es evidente: no siente, no quiere sentir” (Excélsior, 11 de mayo). Si la incapacidad de condolerse por las desgracias de los demás es inquietante en cualquiera, en un Presidente es espeluznante.

Sólo la insensibilidad y/o el resentimiento explican que se deje sin medicamentos imprescindibles para su tratamiento a los niños con cáncer; que se haya recortado en 4,709 millones de pesos el presupuesto del Metro de la Ciudad de México, en el que se trasladan diariamente millones de personas, mientras se inyectan recursos y más recursos a los caprichos faraónicos; que se hayan eliminado las estancias infantiles que permitían a muchas mujeres salir a trabajar o estudiar sin que sus hijos pequeños quedaran descuidados; que se haya desaparecido el seguro popular, dejando a millones en el desamparo ante las enfermedades graves e incosteables individualmente.

Sólo la insensibilidad y/o el resentimiento explican que se haya puesto en situación crítica a los institutos médicos especializados y a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio); que se hayan extinguido los fideicomisos que sostenían actividades de la más alta relevancia; que se haya destruido, a un costo de más de cien mil millones de pesos, la obra del aeropuerto, que sería un gran centro internacional de conexiones de aviación y generaría decenas de miles de empleos; que, como lamenta Pascal Beltrán del Río, al no hacerse frente a los grupos criminales, se esté dejando a su suerte a miles de habitantes que no tienen otra opción que abandonar sus hogares (Excélsior, 7 de mayo).

No lo había hecho explícito como esta vez, pero desde el principio de su gobierno el Presidente mandó al carajo a connacionales en desgracia, así como programas, apoyos, obras e instituciones notablemente benéficos para sus gobernados.


NOTAS:
1 Se reproduce con autorización del autor, publicado en Excelsior, el 13 de mayo de 2021: https://www.excelsior.com.mx/opinion/luis-de-la-barreda-solorzano/al-carajo/1448579

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